lunes, 29 de marzo de 2010

LA IZQUIERDA DE BRASIL, NO DEBE DISPERSAR SUS VOTOS CON DOS CANDIDATAS, LA UNIDAD ES MUY IMPORTANTE PARA DETENER LA DERECHA.

Brasil, Dilma y el capitalismo bandeirante

Rebelión...29/03/2010


Dilma Roussef ya es la candidata del Partido de los Trabajadores (PT) brasileño. Parte con desventaja con respecto a José Serra, actual gobernador de Sao Paulo, que representa a la derecha nefasta de siempre. Le toca pues remontar la cuesta.

Lula termina su mandato con un 75 % de aprobación, pero este respaldo no se puede endosar, ni mucho menos.
La izquierda que no camina con Lula y que crítica su gestión presentará a Marina Silva, con apoyo del Partido por el Socialismo y la Libertad (PSOL) y los verdes (PV). Promete reunir el 10 % de los votos, lo cual es bastante y disminuye la opción de Dilma. La clave del asunto está en que estas elecciones decidirán el futuro inmediato del rumbo brasileño.
En tiempos recientes, el liderazgo de Brasil se presenta de manera contradictoria. Es promotor de la creación de Unasur, de Mercosur, de una OEA sin EE.UU. ni Canadá, y apoya el cambio social revolucionario en el área. Al mismo tiempo enarbola un capitalismo bandeirante, que ejecuta una estrategia de supremacía en Sudamérica.

Ese comportamiento se puede denominar bandeirante, tomando aquel antecedente de los grupos armados que a partir del siglo XVI partían del incipiente Sao Paulo en búsqueda de la conquista de nuevos territorios. Se les llamaba bandeirantes porque se agrupaban alrededor de bandeiras (banderas, en portugués). Los grupos bandeirantes dominaban territorios, esclavizaban a los indígenas y los explotaban en actividades mineras y agrícolas. El término tiene diversas acepciones. Acá lo usamos en su versión despectiva, la que se usó en el pasado para denominarlos “piratas de tierra”.

En fin, el capitalismo brasileño se afana por asegurarse su área de influencia entre sus vecinos del Sur. De esa manera garantiza el dominio o control sobre su mercado exterior más inmediato y abre las puertas para su desarrollo industrial. Asimismo, facilita la expansión del capital de las grandes corporaciones brasileñas: Petrobras, Vale Do Río, Brahma, Banco Do Brasil, Parmalat, Odebrecht, Marcopolo, especializada en la fabricación de carrocerías de autobuses de carretera, urbanos y microbuses; Multibras, productora de electrodomésticos y la mayor industria de línea blanca de América Latina; International Paper, una de las mayores empresas de papel y productos forestales del mundo.

En relación con Venezuela, hay dos empresas que merecen comentarios aparte. La primera es Odebrecht, una corporación especializada en ingeniería y construcción, que concentra un conjunto de obras públicas que sobresalen por sus dimensiones y por la inversión económica que requieren. Odebrecht adelanta las siguientes obras: 1. Sistema vial II puente sobre el río Orinoco, 2. Sistema vial III puente sobre el río Orinoco, 3. Sistema de riego Diluvio-Palmar, 4. Sistema metro cable San Agustín del Sur, 5. Línea 5 Metro de Caracas, 6. Metro Los Teques, 7. Metro Línea 4, 8. Metro Línea 3, 9. Línea Caracas-Guarenas-Guatire, 10. Proyecto de reutilización de aguas servidas, 11. Planta de tratamiento El Chorrito, ubicada en los Altos Mirandinos, en el margen derecho del Río San Pedro, en Los Teques, 12. Terminal de embarque de crudos, en Jose, Puerto La Cruz, 13. Central hidroeléctrica Manuel Piar en Tocoma. Además, trabaja en el proyecto para el segundo puente sobre el lago de Maracaibo. Obsérvese como capitaliza una relación privilegiada con el Estado venezolano para adelantar sus actividades.

La segunda empresa es Vale, empresa minera asociada con el Estado en Venezuela, a través de Corpozulia, para explotar el carbón ubicado en la cuenca del río Socuy. Actúa por intermedio de Itabira Rio Doce Co. Ltd. Ha sido denunciada por el daño ecológico que originan sus actividades, particularmente en Zulia, porque desarrolla minas en los ríos Socuy, Maché y Cachirí, y en las cercanías de la represa Manuelote, que surte de agua a Maracaibo.

Estas son las contradicciones que atenazan a una América Latina que intenta abrirse paso, a partir del surgimiento de gobiernos de orientación popular o que intentan desarrollar políticas de integración y de inclusión social.

Para que haya una integración verdadera tendrán que seguirse profundizando los procesos de transformación, de justicia y de redención social. Apenas se está comenzando y está por verse lo que viene en lo inmediato. Están en agenda nuevos procesos electorales y un conjunto de temas conflictivos que ponen a prueba a los gobiernos y a sus líderes.

Dilma Rousseff es una alternativa de izquierda, novedosa, que promete mejorar y corregir la actuación de Lula; por tanto, deberá hacer frente a los grupos oligárquicos de siempre y al capitalismo bandeirante que vamos conociendo. Pero primero tiene la tarea inmensa de ganar las elecciones
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Orlando Villalobos, es periodista venezolano y profesor de Comunicación en la Universidad de Zulia, Maracaibo

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