sábado, 21 de mayo de 2011

Lo que no pudo decir Obama


Asia Times Online...21/05/2011

Los hechos en el terreno decidirán si EE.UU. realmente “valora la dignidad del vendedor ambulante en Túnez más que el poder bruto del dictador”.

Por lo tanto comencemos con un hecho. Para el presidente Barack Obama de EE.UU., Arabia Saudí no está en Medio Oriente. Tal vez la Casa de Saud haya mudado sus desiertos y el petróleo a Oceanía sin decírselo a nadie. En su importante discurso del jueves, de donde viene la cita mencionada y donde, según el evangelio de Reuters, “se describiría una nueva estrategia de EE.UU. hacia un mundo árabe escéptico”, los escépticos árabes, y en realidad todo el mundo, nunca escucharon esas dos fatídicas palabras: “Saudí” y “Arabia”. Incluso India, Indonesia y Brasil se mencionaron.

Eso contribuye en gran medida a explicar cómo EE.UU., una vez más según el evangelio de Reuters: planifica “dar forma al resultado de sublevaciones populares”, sin siquiera mencionar a la gran potencia de Medio Oriente detrás de la actual contrarrevolución contra la gran revuelta árabe de 2011.

Obama trató de dar forma a lo que los "clintonitas" definen como “realismo ambicioso”. Más bien parece ficción ambiciosa. Al insistir en el conjunto de “principios” y al tratar de un modo no demasiado sutil de monopolizar una vez más la autoridad moral –emitiendo dispensas sobre el cambio de régimen de Muamar Gadafi (ya ido) a Bashar al-Assad de Siria (reforma o vete)-, Obama trató de reescribir la historia colocando a Washington en el centro del ímpetu de todos los árabes por la democracia. Podrá engañar a los estadounidenses. Pero no engañó a la calle árabe.

Pasaron tres largos meses antes que Obama finalmente se ocupara de la dinastía al-Khalifa en Bahréin – sin mencionar una sola vez a sus amos, Arabia Saudí-. Salvó de una situación difícil a los gobernantes bahreiníes con un guante de terciopelo entregado por el Departamento de Estado, desviando al mismo tiempo hacia un guión aprobado por Riad y Tel Aviv que culpa al mal de todos los males: Irán; “Reconocemos que Irán ha tratado de aprovechar toda la agitación del país y que el gobierno bahreiní tiene un interés legítimo en el mantenimiento del orden. Sin embargo, hemos insistido en público y en privado en que los arrestos masivos y la fuerza bruta están en conflicto con los derechos universales de los ciudadanos bahreiníes, y que no lograrán que desaparezcan los llamados legítimos a la reforma.”

Es mucho más orwelliano que simple “fuerza bruta”; es la Universidad de Bahréin, por ejemplo, que obliga a los estudiantes a firmar una promesa de fidelidad al gobierno, a prometer que no desafiarán a la monarquía, si no firman los expulsarán.

Por lo tanto, para decirlo en pocas palabras, estamos ante una concisa política de Obama para el Nuevo Medio Oriente: Apoyamos a “nuestros” hijueputas (dictadores) que son suficientemente sofisticados como para golpear, arrestar y matar a algunos cientos de su propio pueblo (Bahréin). Nos molestan un poco “nuestros” colaboradores en la guerra contra el terror que también golpean brutalmente, arrestan y matan a algunos cientos de su propio pueblo (Yemen). También estamos fuertemente inclinados a abandonar nuestro apoyo a dictadores poco confiables, alineados con Irán, que golpean, arrestan y matan a muchos cientos de su propio pueblo (Siria).

Desencadenamos la guerra –a través de la OTAN como brazo armado de las Naciones Unidas– contra dictadores poco confiables ricos en petróleo que golpean, arrestan y matan a supuestos miles (Libia). Y nos mantenemos totalmente mudos ante “nuestros” hijueputas monárquicos que impiden la posibilidad de protestas democráticas (Jordania, Marruecos, Arabia Saudí) o invaden a sus vecinos para aplastar actuales protestas pacíficas (Arabia Saudí).

“Solución final” o ruina

En el tema absolutamente central para el mundo árabe, Obama pareció demostrar juicio razonable al apoyar una solución de dos Estados para Israel/Palestina, basado en las fronteras de 1967 “con permanentes fronteras palestinas con Israel, Jordania y Egipto, y permanentes fronteras israelíes con Palestina”. Y ahora el obstáculo inicial para terminar con todos los obstáculos: ningún gobierno israelí aceptará jamás esto, solo si es él, como insinuó Obama, quien decide qué porcentaje quiere conservar de esas tierras robadas.

Israel nunca definió sus fronteras. Desde 1948, e incluso antes, los sionistas sueñan con un Eretz Israel del río Nilo al Éufrates. Ya que el Éufrates nunca estuvo en el mercado, y ahora menos que nunca, los sionistas aceptaron toda Palestina del antiguo mandato. Es el significado (invisible) de la insistencia del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu en que los palestinos deben reconocer a Israel como “el Estado judío”.

Si lo hicieran, al 1,5 millones de palestinos –que ya son infraciudadanos en Israel– los "desnacionalizarían" inmediatamente y los expulsarían en masa al bantustán palestino configurado como “solución final” al “problema demográfico” sionista.

El conjunto de las condiciones de Obama para los palestinos sonó como un comunicado de prensa de Tel Aviv: contra la unión entre Hamás y Fatah, contra la solicitud planificada de Palestina de la aceptación como Estado por la Asamblea General de la ONU en septiembre. Nada sobre los amplios asentamientos ya existentes en Cisjordania, solo un llamado a Israel a que cese “la actividad de asentamientos” (¿qué es eso? ¿Un primo de “actividad militar cinética”?) No es de extrañar que los medios israelíes lo estén presentando como una victoria de Netanyahu.

Y cuando Obama subrayó que “una demora interminable” no “hará que el problema desaparezca” no entendió en nada lo esencial: el uso de tácticas de “demora interminable” por parte de todos los gobiernos israelíes es lo que ha mantenido a toda marcha la construcción de asentamientos y ha encerrado totalmente Jerusalén Este, mientras aplicaban incesantemente una estrategia de “dividir para reinar” (enfrentando a Fatah contra Hamás) con el fin de aplastar la moral palestina.

Ninguna retórica florida puede ocultar de qué se trata todo esto –¿qué iba a ser?– “proteger” a Israel (mencionado 28 veces en el discurso). Habrá más confirmación real este fin de semana, cuando Obama se dirija a la juerga anual del Comité de Asuntos Públicos EE.UU.-Israel (AIPAC), y el próximo lunes, cuando Netanyahu hable en esa reunión de trabajo de Tel Aviv conocida como Congreso de EE.UU.

Por el momento, la calle árabe dice que es una metedura de pata total. E Israel furioso dijo no, no, no, a toda concesión.

Culpad a la media luna chií

¿Quién puede imaginar que la sospechosa retórica de Obama podría llegar a poner en peligro el pacto con el diablo estadounidense/saudí de petróleo por seguridad? (Es debatible qué parte es el diablo). Especialmente cuando la Casa de Saud –y los fabricantes de armas de EE.UU.– se relamen satisfechos ante un monstruoso negocio de 60.000 millones de dólares que involucra docenas de cazabombarderos jet F-15, que se impondrán a la “amenaza existencial”, Irán (perdón, ¿no era una excusa israelí? Bueno, en todo caso es lo mismo).

¿Cómo iba a admitir directamente el líder Obama, ante todo el mundo, que existe una contrarrevolución estadounidense-saudí-israelí desde finales de febrero para aplastar la gran revuelta árabe de 2011, como ha estado informando Asia Times Online?

¿Cómo iba a admitir Obama que el arma preferida de la contrarrevolución es la carta anti-chií – contra los chiíes persas en Irán, así como contra los chiíes árabes en Bahréin, Arabia Saudí, Iraq, el Líbano, Omán y Siria; y que eso la convierte esencialmente, en un sentido trágico pero predecible, en una estrategia de al-Qaida?

¿Cómo iba a admitir Obama que Abdullah II, el rey Playstation de Jordania, ya inventó la idea de la “media luna chií” en 2004 y que ahora se ha desempolvado esperando que tenga más éxito?

¿Cómo iba a admitir Obama que la demencial obsesión de Washington con respecto a Irán –mientras Tel Aviv echa continuamente leña al fuego– se denuncia gráficamente como un prejuicio estadounidense/saudí/israelí contra el chiismo? (Toda una hazaña que los chiíes sean discriminados simultáneamente por una “coalición de los dispuestos” cristiana/judía/wahabí musulmana).

¿Cómo se iba a permitir Obama admitir, como ha señalado el profesor de política árabe en Columbia, Joseph Massad, que “la represión apoyada por EE.UU. en Bahréin, Arabia Saudí, Omán, Yemen, Jordania, Marruecos, Argelia, y en los Emiratos Árabes Unidos va a la par con la intervención euro-estadounidense-qatarí en Libia a fin de salvaguardar los pozos petrolíferos para compañías occidentales una vez que haya un nuevo gobierno?

¿Y cómo iba a admitir Obama que la lucha que define estos tiempos es la gran revuelta árabe de 2011 contra la contrarrevolución estadounidense/saudí/israelí?

Los charlatanes de Washington bautizaron el discurso de Obama de “Cairo II”, una reposición de su discurso original de 2009 en El Cairo, en el que “vendió” democracia al mundo árabe.

El Cairo en sí tiene mucho más que decir al respecto que lo que podamos creer del cambio retórico de Obama. Prestad atención si El Cairo y el resto de Egipto eligen un gobierno verdaderamente soberano, verdaderamente independiente. Solo entonces será el comienzo de la verdadera revolución árabe. Ahora todos somos egipcios.

Pepe Escobar es autor de “Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War” (Nimble Books, 2007) y “Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge”. Su último libro es “Obama does Globalistan” (Nimble Books, 2009). Puede contactarse con él en:pepeasia@yahoo.com.

(Copyright 2011 Asia Times Online (Holdings) Ltd. All rights reserved.)

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Fuente: http://www.atimes.com/atimes/Middle_East/ME21Ak01.html

viernes, 20 de mayo de 2011

La Corte Penal Internacional y Gadafi


World Socialist Web Site...20/05/2011

La orden de búsqueda y captura emitida por el fiscal jefe Luis Moreno-Ocampo contra el coronel Gadafi, su hijo Saif al-Islam y el jefe del servicio de inteligencia libio Abdullah al-Senusi por crímenes de guerra, sirve para confirmar el papel de la Corte Penal Internacional (CPI) como instrumento al servicio de las potencias imperialistas.

Las órdenes de arresto se están emitiendo, en efecto, en nombre de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, los arquitectos-jefe del actual bombardeo sobre Libia. Moreno-Ocampo ha estado reuniendo pruebas contra los tres acusados con el objetivo de impedir cualquier posibilidad de llegar a un final negociado de la guerra, de aislar aún más a Gadafi y allanar el camino para el cambio de régimen.

Por parte de Washington, Londres y París, apenas se hace ya esfuerzo alguno para ocultar tales objetivos al referirse a la Resolución 1973 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que afirma cínicamente que la intervención se basa en la responsabilidad que existe de proteger la vida de los civiles. A pesar de esta especie de hoja de parra legal que supone la tal Resolución, la guerra libia ha alcanzado velozmente nuevas cotas de ilegalidad y criminalidad.

El Tribunal de Nuremberg estableció que la planificación y lanzamiento de una guerra de agresión es el más grave y capital crimen de guerra, del que brotan inexorablemente otros crímenes contra la humanidad. Bajo ese estándar, el presidente Barack Obama, el primer ministro David Cameron y el presidente Nicolas Sarkozy son culpables de delitos mucho más grandes que cualquiera de los que haya podido cometer Gadafi.

Además, la realización de este ejercicio neocolonial ha confirmado la tesis de Nuremberg, con EEUU y la OTAN poniendo descaradamente en marcha una política de asesinatos contra Gadafi, los miembros de su familia y sus más altos colaboradores. Todo esto se combina con una escalada de ataques contra objetivos civiles en Trípoli. La acusación del fiscal de la CPI de que Gadafi “ha ordenado personalmente ataques contra civiles libios desarmados” podría también presentarse seguramente contra Obama, Cameron y Sarkozy.

La investigación que Moreno-Ocampo anunció el 3 de marzo, citando la Resolución 1970 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, fue aprobada el 15 de febrero, quedando la situación en Libia bajo la jurisdicción de la CPI.

El 5 de mayo, Moreno-Ocampo anunció primero que estaba preparando tres órdenes de arresto por crímenes contra la humanidad en Libia, sin nombrar a ninguno de los candidatos. Esa acción pretendía invalidar los esfuerzos de la Unión Africana para negociar un alto el fuego, fomentando al mismo tiempo las deserciones dentro del régimen libio a fin de facilitar la instalación del Consejo Nacional Transitorio (CNT) compuesto por la oposición como gobierno-títere, en el que se incluirían ex altos cargos de Gadafi.

Programado para que coincidiera con una reunión en Roma del Grupo de Contacto sobre Libia, en la cual se acordó canalizar inmensas sumas de dinero hacia el CNT, con sede en Bengasi, el anuncio de la CPI del 15 de mayo se produjo a continuación de un ataque aéreo contra la residencia de la familia de Gadafi, que trataba de eliminar a Gadafi pero que mató a uno de sus hijos y a tres de sus nietos.

El reciente anuncio de Moreno-Ocampo se hizo en similares circunstancias. El día anterior, el primer ministro libio al-Baghdadi Ali al-Mahmudi le comunicó al enviado especial de las Naciones Unidas, Abdul Ilah al-Jatib, que Trípoli querían “un cese el fuego inmediato que coincidiera con el fin de los bombardeos de la OTAN”.

El día del anuncio, el ministro de exteriores italiano Franco Fratini dijo que Italia estaba negociando la formación de un posible “gobierno de reconciliación nacional” y la salida de Gadafi de Libia.

De nuevo, una vez más, esas iniciativas quedaron anuladas de hecho y sin efecto. En vez de permitir que pudiera darse una situación por la que Gadafi pidiera llegar a la paz, la OTAN se dedica a intensificar los ataques aéreos contra Trípoli. Todo esto acompañado además de estridentes exigencias por parte de Gran Bretaña para que se despliegue una campaña de bombardeos aún más mortífera, incluyendo también llamamientos abiertos a liquidar a Gadafi.

El general británico Sir David Richards, jefe del estado mayor de la defensa, dijo que quería “acciones militares más intensas”. Exigió cambios en las normas de enfrentamiento a fin de aumentar “el ámbito de los blancos que podemos atacar”, de forma que se incluyan también infraestructuras estáticas para “demostrar por tanto a Gadafi que el juego ha terminado y que tiene que irse”.

“No vamos directamente a por Gadafi, pero si ocurriera que está en un centro de mando y control alcanzado por la OTAN y muere, entonces, eso está dentro de las normas”, dijo. Añadió que el primer ministro David Cameron estaba “en la misma onda”.

El secretario del Foreign Office británico William Hague se negó el domingo a descartar la utilización de los aviones estadounidenses operados por control remoto para asesinar a Gadafi. “Quién es y qué es un objetivo legítimo depende de su conducta”, dijo.

El objetivo político de emitir órdenes de arresto contra Gadafi, así como el ultimátum de Richards, fue tan evidente que el Guardian británico se sintió obligado a escribir en un editorial:

    “Una cosa es insistir en que Gadafi debe irse en un nuevo orden democrático. Pero insistir en que debe irse como condición previa de cualquier negociación hace imposible un alto el fuego. Insistir en que salga del país y se siente ante la CPI es asegurarse que caiga combatiendo. Eso sólo permite la opción militar y con ella la perspectiva de muchas, muchas más víctimas civiles.”

El Guardian afirma que esto prueba que la estrategia de la OTAN es “confusa”. Pues no es nada de eso. Se utilizó el mismo modus operandi de presentar acusaciones de crímenes de guerra para legitimar una guerra imperialista durante la guerra aérea de la OTAN contra Yugoslavia en 1999, cuando otro tribunal patrocinado por las Naciones Unidas, el Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia (ICTY, por sus siglas en inglés) acusó al presidente serbio Slobodan Milosevic de crímenes contra la humanidad.

El juicio contra Milosevic empezó en 2001, un año después de que le hubieran depuesto. A lo largo de los cinco años que duró, la autodefensa de Milosevic resultó sumamente embarazosa para las potencias occidentales. El proceso quedó interrumpido a causa de su muerte por un ataque al corazón.

Las afirmaciones de Richards y compañía y las acciones emprendidas ya por la OTAN indican que ahora no se está precisamente planeando un juicio-espectáculo parecido. La orden de detención pergeñada tiene el carácter de una sentencia de muerte que va a cumplirse en el escenario de guerra.

El papel de la CPI en la guerra libia es coherente con sus anteriores antecedentes de servicios al imperialismo. Cuando se creó en julio de 2002, pareció representar la reforma más importante de derecho internacional desde la II Guerra Mundial, al crear un órgano internacional para procesar a individuos acusados de genocidio, crímenes contra la humanidad, crímenes de guerra y crímenes de agresión. Pero desde entonces ha demostrado ampliamente que sus actuaciones están subordinadas a los intereses de las potencias imperialistas que dominan las Naciones Unidas.

EEUU se ha negado a reconocer la autoridad de la CPI, al igual –bien formalmente o en la práctica- que Rusia, China, Israel y docenas de otros países. Washington rechaza cualquier responsabilidad ante organismos internacionales en todo lo que se refiere a la agresiva y violenta búsqueda de sus intereses globales. Sin embargo, al igual que con la investigación de Gadafi, Washington se atreve, gracias a su posición en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, a remitir supuestos crímenes a un tribunal que no reconoce.

Todas las seis situaciones en las que actualmente se han puesto en marcha investigaciones se encuentran en África. En el caso del conflicto Sudán-Darfur y Libia, fue el CSNU el que instigó procesos que encajaban con los imperativos de política exterior de EEUU y las potencias europeas. En conjunto, las investigaciones emprendidas por la Corte han coincidido con un renovado impulso de EEUU y las potencias europeos por el control de los mercados y las materias primas africanas, así como por conseguir ventajas geoestratégicas y militares.

No es posible detallar todos los crímenes monstruosos perpetrados por los poderes imperialistas desde que se estableció la CPI. Sin embargo, el peor de esos crímenes fue la invasión de Iraq en 2003. En 2006, Moreno-Ocampo publicó una carta reconociendo haber recibido 240 comunicaciones relativas a la invasión de Iraq.

El hombre que está instando ahora el procesamiento de Gadafi respondió a ese respecto que dictaminar acerca de la ilegalidad de la invasión y de cualquier posible crimen de agresión no caía bajo la autoridad de la Corte hasta que los estados que habían endosado la CPI hubieran adoptado una disposición definiendo el crimen y estableciendo si la Corte tenía jurisdicción. En cuanto a los crímenes contra los civiles iraquíes, Moreno-Ocampo afirmó que la información de que disponía “no indicaba intencionalidad de atacar a la población civil” ni “ataque excesivo”.

Estas declaraciones se realizaron en un momento en que fuentes muy fiables estimaban ya en 650.000 los muertos iraquíes como consecuencia de la guerra y la ocupación encabezadas por EEUU, y bastante después de crímenes tan patentes y tan execrables como Abu Ghraib y la destrucción de Faluya.

El Dr. Chrisopher Marsden es profesor adjunto en la Facultad de Derecho de la Universidad de Essex desde 2007 y Director del Centro EXCCEL para Licenciados en Derecho (1989) y Master en Derecho (1994), en Essex, e investigador asociado residente en el Proyecto de Infraestructura de la Información de Cambridge. Asimismo es editor asociado de la revista de gestión de comunicaciones interdisciplinarias ‘info’ desde 2007.

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

Fuente:

http://www.wsws.org/articles/2011/may2011/pers-m18.shtml

jueves, 19 de mayo de 2011

Brasil está en venta, y hay quien lo compre


Alainet...19/05/2011

Quienes suelen ir a la feria, al mercado o al supermercado a comprar alimentos saben muy bien que han subido los precios. La inflación comienza a quedar fuera de control. El gobierno de Dilma está consciente de que éste es un talón de Aquiles.

Los intereses tienden a subir y la Unión anunció un recorte de US$ 30 mil millones en el presupuesto federal. (Espero que los programas sociales, la salud y la educación se vean libres de la tijera). Todo ello para impedir que despierte el dragón y se trague lo poco que el brasileño ganó en los ocho años del gobierno de Lula.

Por todo el mundo hay una crisis financiera, una hemorragia especulativa difícil de parar. Grecia, Irlanda y Portugal andan con la charola en las manos. En Europa sólo Alemania tiene un crecimiento significativo. Y en los Estados Unidos el índice de crecimiento es casi insignificante, tres veces inferior al del Brasil.

¿Por qué ha subido el precio de los alimentos? Debido a la crisis financiera, ahora los especuladores invierten su dinero en algo más seguro que unos papeles volátiles. Por eso invierten en compras de tierras.

Otro factor del alza de los precios de los alimentos es la expansión del agrocombustible. Cuantas más tierras se dediquen a plantar vegetales de los que se fabrica el etanol, menos áreas quedan para cultivar lo que necesitamos en el plato.

Se producen alimentos para quien pueda comprarlos y no para quien tiene hambre (es la lógica perversa del capitalismo). Ahora se siembra también lo que sirve para abastecer a los autos. El petróleo ya no es tan abundante como antes.

En las grandes extensiones agrícolas se adopta el monocultivo. Se siembra soya, trigo, mijo… para exportar. El Brasil tiene hoy el mayor rebaño del mundo y sin embargo la carne se ha convertido en un artículo de lujo. Se le suma a ello el aumento de los precios de los fertilizantes y de los combustibles, y la demanda de alimentos en la superpoblada Asia. Y más demanda significa oferta más cara. China desbancó a los Estados Unidos como principal socio comercial del Brasil.

A esa coyuntura se le suma la desnacionalización del territorio brasileño. Ya no se puede comprar un país, como durante el período colonial. O mejor dicho, se puede, haciéndolo de abajo hacia arriba, pedazo a pedazo de sus tierras.

Hace décadas que el Congreso está listo para establecer límites a la compra de tierras por extranjeros. Pero mientras nuestros diputados guardan los proyectos, el Brasil va siendo literalmente comido por el suelo.

En el 2010, la NAI Commercial Properties, transnacional del ramo inmobiliario, que está presente en 55 países, adquirió en el Brasil, para extranjeros, 30 haciendas en los estados de GO, MT, SP, PR, A y TO. En total ¡96 hectáreas! Muchas de ellas compradas con fondos de inversiones firmados fuera de nuestro país, como dos haciendas de Pedro Afonso, en Tocantins, por una extensión de 40 mil hectáreas, adquiridas por US$ 150 millones. O sea a un precio de US$ 3.50 por hectárea. Hoy una hectárea en el estado de São Paulo vale entre US$ 16 mil y 18 mil. Resulta mejor negocio invertir en tierras que en acciones de Bolsa.

Según la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), el año pasado casi US$ 140 mil millones fueron destinados en el mundo a comprar tierras para la agricultura. Las tierras brasileñas fueron una ganga. Se estima que la NAI tiene en el Brasil más de un 20% de productos para la exportación.

La oficina de la NAI en el Brasil cuenta con cerca de 200 fondos de inversiones catastradas, todos aguardando en fila para comprar tierras brasileñas y destinarlas a la producción agrícola.

El alimento es hoy la más sofisticada arma de guerra. La mayoría de países gasta entre un 60 y un 70% de su presupuesto en la compra de alimentos. No es por casualidad que grandes empresas alimentarias invierten muchísimo dinero en la formación de oligopolios, culminando con las semillas transgénicas que convierten los sembradíos dependientes de dos o tres enormes empresas transnacionales.

El gobierno de Lula hizo mucho respecto a la soberanía alimentaria. El de Dilma adopta como lema: "Brasil: país rico es país sin pobreza”. Para que tales anhelos se hagan realidad es necesario tomar medidas más drásticas que apretar el cinto de las cuentas públicas.

Si no se evita la desnacionalización de nuestro territorio (y por tanto de nuestra agricultura), se promueve la reforma agraria, se prioriza la agricultura familiar y se combate con rigor la deforestación y el trabajo esclavo, el Brasil parecerá la despensa de la hacienda colonial: el pueblo hambriento en galerones mientras la casa-hacienda se harta en la mesa a costillas nuestras.

Fuente original: http://alainet.org/active/46500