sábado, 28 de mayo de 2011

El primer ministro israelí demuestra a Obama quién es el que manda
El triunfo de Netanyahu


Antiwar.com...28/05/2011

La recepción extática que dieron al primer ministro israelí Binyamin Netanyahu cuando ascendió al estrado para dirigirse a una sesión conjunta del Congreso fue como los triunfos con los que honoraban a los generales romanos cuando volvían de sus guerras de conquista. Es verdad, “Bibi” no llevaba a la zaga a un presidente Obama encadenado, como los romanos arrastraron a Vercingetorix, rey de los galos, pero por otro lado no necesitaba hacerlo. Solo horas antes, el senador Harry Reid había renegado de su propio presidente y líder de su partido, al distanciarse del plan de paz para Medio Oriente del gobierno de Obama, reiterando su apoyo a Netanyahu, mientras otros demócratas corrían a las colinas. El triunfo de Netanyahu –después de 56 entusiastas ovaciones de pie– fue total.

El contenido del discurso del primer ministro fue casi irrelevante: fue la usual panoplia de mentiras, “sesgo”, y alarde. Mentiras sobre lo bien que va la economía palestina, restando importancia a la criminal ocupación por Israel de territorios conquistados, y alardeando del poder sionista, no del poder militar del Estado judío, sino de su poder político aquí mismo, en EE.UU. Cuando se trata de una competencia entre el jefe ejecutivo de la nación más poderosa del mundo y el primer ministro de un país que caería al abismo sin apoyo de EE.UU., este último demostró su superior potencia.

“En un Medio Oriente inestable, Israel es el único apoyo de la estabilidad. En una región de alianzas variables, Israel es el aliado inquebrantable de EE.UU. Israel siempre ha sido pro estadounidense. Israel será siempre pro estadounidense.”

Solo en un universo alterno, un Mundo Bizarro, es Israel “el único apoyo de la estabilidad” en una región volátil. Más bien, la verdad, es todo lo contrario: el Estado judío es la fuente primordial de inestabilidad, debido enteramente a su inclemencia falta de humanidad al imponer una ocupación militar que abruma la conciencia del mundo.

Netanyahu lo ve al revés: EE.UU. es y ha sido el aliado inquebrantable de Israel, y a pesar de ello, como descubrió el vicepresidente Joe Biden en su último viaje a Israel, eso no impide la hostilidad abierta de los israelíes. Emboscado y humillado por sus anfitriones en sumo grado descorteses –quienes anunciaron una nueva ronda de construciones de asentamientos el día mismo de la llegada del vicepresidente– Biden aprendió en directo que no es un trato recíproco.

“Mis amigos, no necesitáis construir una nación en Israel. Ya estamos construidos. No tenéis que exportar democracia a Israel. Ya la tenemos. No necesitáis enviar soldados estadounidenses para defender Israel. Nos defendemos solos. Habéis sido muy generosos al darnos los instrumentos para cumplir la tarea de defender solos Israel. Gracias a todos vosotros, y gracias a usted presidente Obama, por vuestro inalterable compromiso con la seguridad de Israel. Sé que los tiempos económicos son duros. Lo aprecio profundamente.”

¿Cuántas mentiras puede meter un escritor de discursos en un solo párrafo? Estamos involucrados en la “construcción de la nación” de Israel, ¿de qué otra manera gastan los israelíes los increíbles 3.000 millones de dólares al año en “ayuda”? “Ya estamos construidos”, ¿significa que podemos eliminar los subsidios a los israelíes y dejar de pedir prestado a los chinos para aplacar a Tel Aviv? Seguramente Netanyahu no quería decir eso.

En cuando al alarde de que EE.UU. no necesita exportar democracia a Israel –“porque ya la tenemos” –¿qué se le puede decir al gobernante de una nación que ha establecido una tiranía de dos niveles, otorgando a los miembros de un grupo religioso derechos de voto y la posibilidad de viajar libremente y relegando al resto a un limbo político y a la condición de ilotas encarcelados en su propia tierra?

¿Qué se puede decir, excepto: Usted miente?

Netanyahu, cuya primera reacción al levantamiento en Egipto fue apoyar a Mubarak y poner reparos al espectro de una toma del poder por la Hermandad Musulmana en El Cairo, tuvo el descaro de saludar la “épica batalla que ahora se desarrolla en Medio Oriente”, que, afirmó, es entre la tiranía y la libertad”. Sin embargo, en esta batalla, Israel está al otro lado –al lado de los tiranos– y siempre lo ha estado. “Millones de jóvenes están determinados a cambiar su futuro”, pontificó, con resonantes aplausos. “Todos los admiramos. Se arman de valor. Arriesgan sus vidas. Demandan dignidad. Desean libertad.”

A Bibi se le olvidó mencionar a esos mismos jóvenes que arriesgan sus vidas y demandan dignidad en los territorios ocupados. Se atreve a evocar esas “extraordinarias escenas en Túnez y El Cairo”, comparándolas con lo que sucedió en Berlín y Praga en 1989. Y sin embargo, seguramente sabe que se arman de valor contra las FDI [ejército israelí], que los acribilla en las calles de Palestina ocupada. No creo que Bibi quiera decir que elogia a esos seres valerosos.

Bibi elogia la “primavera árabe” de esperanza democrática, y pasa a lamentar que se haya sofocado la esperanza “en Teherán en 1979”, el año en el que los mullahs triunfaron en Irán. “Tal vez recordareis lo que pasó entonces”. ¿Y recuerda él el papel jugado por Israel en esos eventos? El Mossad ayudó a establecer la temida SAVAK, la implacable policía secreta del Shah iraní, que torturó y encarceló a muchos miles de personas y aplastó a todos los oponentes al régimen. Ese pedazo de historia lo olvidó el primer ministro, cuya memoria es necesariamente selectiva.

El que se escuchen aplausos a la hipocresía de Netanyahu –tan ruidosos, tan insistentes, incluso un poco histéricos– es una vergüenza para EE.UU., sobre todo si expresa falsedades tan flagrantes sin pedir disculpa: El primer ministro habló de “el camino de la libertad” y opinó:

“Ese camino no sólo lo allanan las elecciones. Se allana cuando los gobiernos permiten protestas en las plazas de las ciudades, cuando se limitan los poderes de los gobernantes, cuando los jueces están obligados a las leyes no a hombres, y cuando los derechos humanos no pueden ser aplastados por lealtades tribales o el gobierno de la turba.”

¿Qué protestas permiten en las plazas de las ciudades de Palestina, donde los matones de las FDI regularmente asesinan y mutilan a manifestantes pacíficos? ¿Qué límites se fijan a los gobernantes de Israel si pueden destruir un olivar que ha sido palestino durante miles de años y proclaman que es un “asentamiento” legítimo? ¿Y se queja realmente Netanyahu de “lealtades tribales”, él, que encabeza una tribu cuya reivindicación del país se basa en antiguas supersticiones?

Un despliegue más atroz e insoportable de absoluta chutzpah [descaro] jamás ha obtenido una plataforma en el Congreso de EE.UU.: naturalmente, provocó éxtasis de aprobación.

El mensaje que Netanyahu envió al Congreso, al presidente, y al pueblo estadounidense en su discurso es bastante simple: No habrá negociaciones. Punto y basta. Y además: esta intransigencia está respaldada por los dirigentes de ambos partidos. Mientras prácticamente cada candidato republicano a la presidencia se puso de parte de Netanyahu contra el gobierno, como probablemente era de esperar, tanto el senador Reid como el jefe demócrata en la Cámara, Steny Hoyer, se presentaron ante AIPAC y declararon que no debe haber “condiciones previas” para negociaciones; es decir que los israelíes pueden construir todos los “asentamientos” que quieran con los dólares de nuestros contribuyentes, e ignorar simplemente el llamado del presidente a dejar de hacerlo. Cuando hay que elegir entre su presidente –el líder de su partido– y un gobernante extranjero, ni siquiera es un desafío difícil: Bibi gana, sin ninguna duda.

Es el gran peligro de tener –de ser– un imperio: cabilderos extranjeros, que tienen un interés vital en el camino que tome la política exterior estadounidenses, que tienen todos los incentivos y oportunidades para tomar el control del aparato político. Para ellos la seguridad nacional y los intereses de EE.UU. son de importancia secundaria, cuando los toman en consideración: primero y ante todo: es Israel hasta el final, en el Congreso, en la dirigencia de ambos partidos y en sectores claves de la propia burocracia de la seguridad nacional.

Esta quinta columna socava activamente obvios intereses estadounidenses en la región –la lucha contra el terrorismo, el acceso seguro al petróleo, el mantenimiento de buenas relaciones con nuestros aliados árabes– y lo hace como parte de una campaña bien coordinada y bien financiada para asegurar los objetivos israelíes. Tel Aviv aprovecha el sistema político estadounidense para sacar el máximo provecho: miles de millones de dólares en “ayuda”, deferencia hasta llegar al servilismo, y un cheque en blanco para hacer lo que le venga en gana.

La ONU sigue adelante con su plan, cuando llegue septiembre, de inaugurar un Estado palestino independiente, y es lo que el presidente trata de evitar. Una declaración unilateral palestina de independencia –apoyada por muchos si no la mayoría de nuestros aliados– llevará el tema a un punto crítico y subrayará la condición de Israel de paria internacional. Al mismo tiempo, también destacará el aislamiento de EE.UU. como principal benefactor y protector de Israel,

¿Cuál es entonces la solución anti-intervencionista para este problema eternamente insoluble?

En este caso, la “no intervención” es una frase sin sentido. Hemos estado interviniendo, durante muchos años y a escala masiva: armando al ejército israelí, apoyando a Israel en la ONU, disculpando toda atrocidad cometida en nombre del derecho de Israel a la “autodefensa”. Decir, ahora, que debemos dejar que israelíes y palestinos lleguen a un acuerdo por sí solos, cuando ya hemos manipulado las probabilidades a favor de Israel, es agregar insultos a las numerosas heridas sufridas por el pueblo palestino.

Es un asunto bastante urgente. Israel es, sencillamente, un inmenso lastre para EE.UU., no solo en lo financiero, sino también en términos de nuestros verdaderos intereses en la región y en todo el mundo. Mediante sus acciones, el Estado judío ha declarado la guerra a todo el mundo musulmán –más de mil millones de personas, un tercio de los habitantes de la tierra– y ha logrado arrastrarnos a ese conflicto que no se puede ganar.

Israel también es un inmenso lastre moral, una Esparta implacable que trata a sus ilotas palestinos con descarada crueldad, arrasando sus casas, apoderándose de sus tierras, y haciendo todo lo posible por expulsarlos de la “Tierra Prometida”. Décadas de guerra constante han radicalizado al electorado israelí y han generado criaturas como Avigdor Lieberman, un virulento racista y ultranacionalista, un hombre que una vez propuso hacer volar la represa de Asuán, ¡y ahora es el ministro de Asuntos Exteriores del Estado judío!

El afeamiento de Israel ha sido un proceso largo, terriblemente degenerativo. Mientras los propagandistas pintan el cuadro usual del Estado judío como una isla verde en un mar de despotismos árabes, la historia reciente muestra que este escenario opera a la inversa: es el mundo árabe el que se está liberando de autoritarismo e Israel el que va en camino a resucitar un viejo despotismo tribal.

El lobby de Israel, como lo sabe todo el mundo, maneja con destreza una enorme –y yo diría, decisiva– influencia sobre la política de EE.UU. en Medio Oriente y así ha deformado el proceso de toma de decisiones políticas, volviéndolo disfuncional. Nuestro apoyo incondicional a Israel es la fuente de gran parte de nuestro problema en ese terreno: es el principal reclutador de al-Qaida, y la razón primordial por la que carecemos de toda credibilidad en el mundo árabe y musulmán. Durante mucho tiempo los aliados árabes de EE.UU. –Mubarak, los reyes y emires del Golfo, la monarquía jordana– han detenido las mareas de la historia e intensificado un nacionalismo agraviado. Esas mareas se han liberado, y amenazan con arrollar no solo a los potentados decadentes de la región sino también a Israel –y nuestros intereses-.

La estrategia israelí de aprovechar la tutela de Occidente ha dado resultados hasta llegar a este punto, pero esa fase de la evolución del Estado judío llega rápidamente a su fin. Con la crisis económica en EE.UU. y Europa, Occidente ya no se puede permitir el pago de los enormes subsidios que son todo lo que separa a Israel del desierto. También en el terreno moral, Israel pierde su antigua respetabilidad. Los europeos están listos para lavarse las manos de esos molestos colonizadores, y mucha gente en EE.UU. cuestiona –por primera vez– la condición ética de una nación que mantiene cautivo a todo un pueblo dentro de sus fronteras de facto.

Dejemos, por tanto, que Netanyahu saboree su momento de triunfo, y dejemos que su corte de aduladores estadounidenses e internacionales aúllen de alegría, porque a Israel se le acaba el tiempo. Puede que la crisis no sea mañana o pasado mañana, pero llegará. Y cuando llegue, recordad: los israelíes tuvieron su oportunidad. Tuvieron la oportunidad de negociar, la oportunidad de hacer la paz con los palestinos –y con el mundo– y se negaron. Lo que resulte caerá sobre sus cabezas, no sobre las nuestras.

Es hora de que Israel pague el precio de su desafío: aunque el fervor del entusiasmo de nuestros estadistas por Netanyahu parece excluir un recorte de la ayuda de EE.UU., me pregunto cuántos de esos animosos políticos se pondrán de pie y justificarán el envío de miles de millones de dólares a Israel mientras se priva a nuestros propios ancianos de sus cheques de la Seguridad Social. Ambiciosos intrusos que cuidan ansiosamente sus escaños aparentemente “seguros” en el Congreso podrían terminar alentados a cuestionar la vaca sagrada de la ayuda a Israel. El senador Rand Paul, el héroe del Tea Party, ha llamado abiertamente a acabar con esa ayuda, un acontecimiento poco probable por el momento, pero una importante posición que rompe precedentes y allana el camino para un debate sobre la reducción de esa ayuda.

Israel ha sido llamado “el Estado 51” por amigos y enemigos, y a pesar de ello tenemos que enfrentar, sin ilusiones o histrionismo emocional, las consecuencias de semejante “relación especial”. ¿Estamos realmente dispuestos a hacerlo y somos capaces de asegurar la supervivencia de una colonia de asentamientos que se ha implantado como una garrapata en medio del mundo árabe, y no solo eso, sino que se ha expandido en tamaño y agresividad con el paso de los años hasta el punto de convertirse en un gigantesco fastidio que emana olor a odio y está listo para explotar en cualquier momento?

¿Realmente su destino es ser nuestra carga? ¿Y por cuánto tiempo más?

Justin Raimondo es director of Antiwar.com. Es autor de An Enemy of the State: The Life of Murray N. Rothbard (Prometheus Books, 2000), Reclaiming the American Right: The Lost Legacy of the Conservative Movement (ISI, 2008), y Into the Bosnian Quagmire: The Case Against U.S. Intervention in the Balkans (1996). También es editor colaborador de The American Conservative, socio senior del Randolph Bourne Institute, y experto adjunto del Ludwig von Mises Institute. Escribe frecuentemente para Chronicles: A Magazine of American Culture.

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Fuente: http://original.antiwar.com/justin/2011/05/24/netanyahus-triumph/

viernes, 27 de mayo de 2011

La absurda posición de EE.UU. sobre las bombas nucleares de Israel
No hay peor ciego que el que no quiere ver


Counterpunch...27/05/2011


El martes, en una poco frecuente sesión conjunta del Congreso dedicada a un dirigente extranjero, los miembros aplaudieron a rabiar al primer ministro Binyamin Netanyahu de Israel, una nación sobre la cual muchos miembros del Congreso no se atreven a expresar ni la verdad más simple.

El resultado final del “combate” de lucha libre profesional entre Obama y Netanyahu de los últimos días es que ambos quieren que el conflicto israelí-palestino se decida por medio de “negociaciones entre las partes”. Estas “negociaciones” serían entre un Goliat israelí con armas nucleares y los palestinos casi desarmados. Es como “negociaciones” entre la familia Corleone y un director de orquesta, excepto que se espera que ni nos demos cuenta de que la familia Corleone llega a la mesa con inmensas pistolas en la mano.

En la AIPAC Obama habló del “temor existencial de los israelíes cuando un dictador moderno quiere armas nucleares y amenaza con borrar a Israel del mapa, de la faz de la Tierra”. Habló de “nuestro compromiso con la seguridad compartida y nuestra determinación para impedir que Irán adquiera armas nucleares”. Obama dijo, mientras los asistentes en el grupo pro Israel aplaudían: “Quisiera ser absolutamente claro, seguimos con el compromiso de impedir que Irán adquiera armas nucleares… Su programa nuclear ilícito sólo es un desafío planteado por Irán.” Obviamente, Netanyahu es aún más vociferante en sus acusaciones sobre el supuesto programa de armas nucleares de Irán.

Pero en su primera conferencia de prensa en la Casa Blanca en febrero de 2009, Helen Thomas preguntó a Obama si sabía de algún país en Medio Oriente que tenga armas nucleares. Obama respondió que no quiere “especular”.

Simplemente no es una posición creíble.

Obama acusa a Irán de tener un “programa nuclear ilícito” (lo que parece exagerar las conclusiones del Cálculo Nacional de Inteligencia) mientras se niega a reconocer el arsenal de armas nucleares de Israel. Mordechai Vanunu sacó a la luz definitivamente el programa de armas nucleares de Israel en 1986 y por hacerlo lo arrojaron a la prisión durante 18 años, en su mayor parte en confinamiento solitario. La Federación de Científicos Estadounidenses calcula que Israel tiene entre 70 y 400 armas nucleares. Esas armas plantean una amenaza real –no potencial o imaginaria– para millones y millones de personas dentro y fuera de la región. Lo mismo que las armas nucleares de los demás países, pero éstas al menos se reconocen.

Los gobiernos de EE.UU. e Israel han mantenido una posición de “ambigüedad nuclear deliberada” desde que Richard Nixon y Golda Meir hicieron un trato sobre el asunto y detuvieron las inspecciones nucleares en Israel en 1970.

La posición del gobierno de EE.UU. es particularmente absurda en vista de que el principal pretexto para invadir Iraq fueron falsas afirmaciones sobre la supuesta posesión de armas de destrucción masiva por ese país.

Como parte de WashingtonStakeout, donde hago preguntas difíciles a políticos cuando salen de los programas de conversación del domingo por la mañana, he interrogado a numerosos políticos sobre el arsenal nuclear de Israel. Aunque han variado en algo en sus respuestas, ninguna ha sido verdaderamente directa.

John Negroponte, cuando era Director de Inteligencia Nacional, se negó directamente a discutir el tema cuando le pregunté al respecto: “No quiero entrar en una discusión sobre el potencial nuclear de Israel”. Mientras todavía ocupaban sus cargos, Cheney y Rice no se detenían en absoluto para preguntas de stakeout.

El senador John Cornyn (republicano de Texas) me dijo que “no hay comparación entre Israel e Irán y los que hagan una comparación ignoran el hecho de que Israel es nuestro aliado”, definiendo virtualmente lo que es hipocresía. De la misma manera, pregunté a John Edwards “¿no tiene armas nucleares Israel?” y respondió expresando su preocupación de que “Irán tenga un arma nuclear” y la proliferación que supuestamente causaría: “es fuerte la probabilidad de que si Irán se decide por la opción nuclear, los saudíes harán lo mismos, los egipcios también, y también los jordanos” – todo sin reconocer que Israel tiene armas nucleares.

Lo que provoca una pregunta central: Si Irán se decide por armas nucleares, ¿por qué lo haría? Una posible respuesta es que es porque Israel tiene armas nucleares. Contrariamente a la sabiduría convencional, parece haber sido el caso con Iraq. Imad Khadduri, quien trabajó en el programa de armas nucleares de Iraq desde 1981 –después que Israel bombardeó un reactor nuclear iraquí– me dijo que el ataque israelí realmente lo llevó a él y a otros a trabajar en un programa de armas: “Trabajé en el programa nuclear anterior a 1981 y estaba seguro de que no sería utilizado con fines militares. Pero después del bombardeo de 1981, estábamos tan enfurecidos que estuvimos dispuestos a trabajar en un programa militar.” (Antes de la invasión de Iraq en 2003, Khadduri argumentó que, contrariamente a las afirmaciones del gobierno de Bush, el programa iraquí de armas nucleares había sido desmantelado.)

Otro motivo por el que los regímenes pueden obtener armas de destrucción masiva es la auto-preservación. Es ciertamente una lección que se podría aprender si miramos a Iraq y Libia en los últimos diez años: Los dos desarmados y ambos atacados. Viendo en esa luz la política de EE.UU., parecería bastante suicida que el gobierno iraní no desarrolle armas nucleares. Por cierto, no sabemos que lo esté haciendo, pero en todo caso, la política militarizada de EE.UU. parece estarlo impulsando en esa dirección.

El representante Mike Pence (republicano de Indiana), vicepresidente del Subcomité de Asuntos Exteriores de la Cámara sobre Medio Oriente y el Sur de Asia, hizo una pausa cuando le pregunté si sabía que Israel tenía armas nucleares, luego dijo “Sé que Israel es nuestro aliado más preciado…” Seguí preguntando: “¿Piensa que aumenta o disminuye la credibilidad de EE.UU. en el mundo si funcionarios del gobierno de EE.UU. ni siquiera pueden reconocer que Israel tiene un masivo arsenal nuclear?” Pence mantuvo su línea: “El pueblo de EE.UU. apoya a Israel. Llamo a Israel nuestro aliado más preciado…” Fue totalmente incapaz de involucrarse en el tema.

De un modo algo similar, el ex embajador Martin Indyk respondió: “¿Qué tiene que ver con eso, señor?”

Newt Gingrich, cuando le pregunté si sabía que Israel tiene armas nucleares, dijo primero “evidentemente”, pero luego dio marcha atrás, y dijo que era una “presunción” ya que el programa israelí de armas nucleares podría ser una “aldea de Potemkin”. Un amigo respondió que tal vez Gingrich se inclinaría a cuestionar la realidad de las llegadas a la Luna. Carl Levin (demócrata de Michigan), era presidente del Comité de Servicios Armados de la Cámara. Dijo, de la misma manera, que “pensaba” que Israel tiene armas nucleares, pero que no lo “sabía”, porque “no soy el gobierno”.

Interrogué a Russ Finegold en 2010, poco después que perdió su escaño, y dijo inicialmente “No tengo libertad para comentar al respecto”. Le pregunté: “¿Por qué no puede decir que Israel es una potencia nuclear, senador?” Finegold respondió: “Básicamente pienso que lo es, pero no soy alguien que esté informado sobre todos los detalles”. Pero Finegold estaba en el Comité Selecto sobre Inteligencia y en el Comité de Relaciones Exteriores. En todo caso, la información necesaria sobre las armas nucleares de Israel es pública.

Este año, pregunté a Kerry: “¿Sabe que Israel tiene un programa de armas nucleares?” Kerry: “Claro. Todos – es de conocimiento general y comúnmente sobreentendido”. Pregunta: “¿Por qué no lo reconoce el gobierno?” Kerry: “No sé cuál es la política del gobierno al respecto”. Fue bueno obtener un “claro”, pero es bastante interesante que Kerry diga que no sabe cuál es la política del gobierno considerando que es presidente del Comité de Asuntos Exteriores del Senado.

El ex gobernador de Minnesota, Tim Pawlenty, – y candidato a presidente: “Es una determinación de Israel… Si ha sido establecido como un hecho, habla por sí mismo.”

Thomas Pickering, ex embajador de EE.UU. ante la ONU: “Es una decisión que corresponde a Israel”.

En abril de 2007, pregunté al ex presidente Jimmy Carter en el Club Nacional de la Prensa por qué ningún gobierno está dispuesto a reconocer las armas nucleares de Israel. Respondió: “Cuando yo era presidente, no comenté sobre el arsenal nuclear de Israel. Pero es de conocimiento común en todo el mundo diplomático y científico que Israel tiene un arsenal sustancial… Es [el poder nuclear de Israel] bien conocido en todo caso por todo diplomático o científico involucrado en asuntos nucleares, no hace que incumba o sea importante que el presidente de EE.UU. anuncie que otra nación tenga arsenal nuclear… No pienso que sea cosa del gobierno, del presidente o de funcionarios de EE.UU. anunciar que otro país ciertamente tenga o no tenga un arsenal nuclear si ellos mismos no lo reconocen. No pienso que sea útil hacerlo, pero… tampoco es dañino porque todo el mundo lo sabe.” (The Press Trust of India, 5 de abril de 2007)

Finalmente, en 2008, Carter reconoció de un modo más directo la verdad evidente: “EE.UU. tiene más de 12.000 armas nucleares; la Unión Soviética [sic] tiene aproximadamente la misma cantidad; Gran Bretaña y Francia tienen varios cientos, e Israel tiene 150 o más”. Tal vez, cuando haya pasado varios años fuera de su puesto, Obama dirá la verdad sobre cosas como las armas nucleares de Israel.

En 2006, en lo que fue descrito como “deslices”, el primer ministro Ehud Olmert y el entonces secretario de Defensa entrante, Robert Gates, se refirieron al arsenal nuclear de Israel.

De un modo similar a acciones anticipadas a que se trate seriamente el tema palestino en las Naciones Unidas en septiembre de este año (una iniciativa condenada por Obama), en 2009, EE.UU., Canadá y otras naciones occidentales atacaron y trataron de bloquear una votación en el Organismo Internacional de Energía Atómica que llamaba a Israel a firmar el Tratado de No Proliferación Nuclear. Después de haber tratado durante 18 años, la medida finalmente fue aprobada.

En su tan pregonado discurso de 2009 en El Cairo, Obama subrayó la necesidad de verdad. Hace tiempo que es hora de dejar de jugar y de bajarse de las nubes sobre Medio Oriente y tener una discusión basada en los hechos. Un buen sitio para comenzar sería el reconocimiento del elefante amenazante presente que es el arsenal de armas nucleares de Israel.


Sam Husseini es fundador de WashingtonStakeout.com.

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Fuente: http://www.counterpunch.org/husseini05262011.html

jueves, 26 de mayo de 2011

¿Cuántos Navy Seals murieron?


Information clearing house...26/05/2011

En un reporte televisivo sensacional y explosivo, la Agencia de Noticias Paquistaní ofreció una entrevista en vivo a un testigo visual del ataque de los EE.UU. contra el supuesto campamento de Osama bin Laden. El testigo visual, Mohammad Bashir, describió cómo se desarrolló el acontecimiento. De los tres helicópteros, "sólo de uno bajaron los hombres [los Navy Seals] y volvió recogerlos, pero cuando los recogía [el helicóptero] explosionó y se incendió”. El testigo dice que no hubo sobrevivientes, apenas cadáveres y pedazos de cuerpos por todas partes. “Vimos el helicóptero incendiarse, vimos los cadáveres, entonces los testigos fuimos removidos del lugar y ahora no hay nada”.

Yo siempre me pregunté cómo un helicóptero podría estrellarse, como lo reportó la Casa Blanca, sin producir al menos heridos. Con todo, en la historia original de la Casa Blanca, los Navy Seals no sólo sobrevivieron a un combate de 40 minutos con Al-Qaida, “los mejores entrenados, los más peligrosos, los asesinos más viciosos del planeta”, sin un rasguño, sino también haber sobrevivido a un accidente de helicóptero sin un rasguño. El reporte televisivo paquistaní está disponible en Youtube. La página de Internet Veterans Today agregó una traducción junto con un vídeo de la entrevista. Information Clearing House la hizo disponible el 17 de mayo. [http://www.informationclearinghouse.info/article28110.htm] Si la entrevista no es broma y la traducción es correcta, ahora conocemos la respuesta a la pregunta sin contestar: ¿Por qué no hubo ninguna ceremonia en la Casa Blanca con el presidente Obama colocando medallas a todos los heroicos Navy Seals que rastrearon y ejecutaron al Enemigo Público Número Uno? La noción de que Obama tuvo que guardar en secreto la identidad de los Navy Seals para protegerlos contra Al-Qaeda detrae la imagen heroica de fieros hombres de los Navy Seals, y de ella se filtra credulidad del porque los manipuladores políticos de Obama no habrían ordeñado la ocasión al máximo. Con la excepción de los sitios en Internet Veterans Today e ICH, no he visto ninguna mención al reporte televisivo paquistaní. Si la prensa acreditada de la Casa Blanca es consciente del reporte, nadie le ha preguntado a presidente Obama o a su portavoz de prensa acerca del reporte. Helen Thomas fue la última reportera norteamericana en ser lo suficientemente valiente para hacer este tipo de preguntas, y ella fue exterminada por los cabilderos de Israel.

Marginados en los medios En Estados Unidos hemos alcanzado el punto donde despiden a cualquiera que dice la verdad y es marginado como un “teórico de la conspiración”. Recientemente, un profesor de la nano-química de la Universidad de Copenhague hizo un viaje de conferencias en las principales universidades canadienses explicando la investigación, conducida por el mismo y un equipo de físicos y de ingenieros, que dieron lugar a encontrar pequeñas partículas de nano-thermite en las muestras del polvo de los restos de las torres del World Trade Center, además de otras evidencias que el profesor y el equipo de investigación lo ven como prueba científica concluyente de que las torres fueron derribadas por demolición controlada. Ninguna universidad norteamericana se atrevió a invitarlo, y de lo que yo sé no hay ninguna mención del informe explosivo de la investigación en la prensa norteamericana. Es sorprendente que 1.500 arquitectos e ingenieros, que conocen realmente algo sobre edificios, su construcción, su fuerza y sus debilidades, y que en varias ocasiones han pedido una investigación real sobre la destrucción de los tres edificios del WTC, son considerados como teóricos de la conspiración que no conoce nada sobre arquitectura, ingeniería o edificios. Lo mismo va para el gran número de pilotos que cuestionan las maniobras de vuelo realizadas durante los ataques, y los bomberos sobrevivientes y los “primeros en llegar” al lugar de los ataques, quienes reportaron oír y experimentar personalmente explosiones en las torres, algunas de las cuales ocurrieron en sub-sótanos. Un gran número de altas figuras políticas en el extranjero no creen una palabra de la historia oficial del 9-11. Por ejemplo, el ex presidente de Italia y el decano del senado italiano, le dijo al periódico más antiguo de Italia, Corriere delia Sera, que los servicios de inteligencia de Europa “saben bien que ataque desastroso [del 9/11] ha sido planeado y realizado por la CIA norteamericana y el Mossad [israelí]… para poner bajo acusación a los países árabes, con el fin de inducir a los poderes occidentales para tomar parte en [las invasiones]”.

Hasta en la Internet. Y aun cuando entre la gente que lo reportó hay quienes tienen perspectivas disidentes, como yo, son calificados de teóricos de la conspiración y son prohibidos de los grandes medios de comunicación. Esto se extiende a la Internet, además de los periódicos y la TV. No hace mucho tiempo un reportero para la página de internet, The Huffington Post, descubrió que Pat Buchanan y yo somos críticos de las invasiones de Iraq y de Afganistán. El estaba fascinado que existieran algunos funcionarios de la administración Reagan que disintieron del Partido Republicano de la guerra y pidió entrevistarse conmigo. Después de que él colocó la entrevista en el Huffington Post, alguien le dijo que yo no era creíble sobre el 9/11. En pánico el reportero se contacto conmigo, exigiendo saber si yo no creía en la historia oficial del 9/11. Yo le contesté que no siendo arquitecto, ingeniero, físico, químico, piloto, ni bombero, tenía poco que contribuir a entender el acontecimiento, pero que yo había reportado que varios expertos habían planteado cuestionamientos. El reportero estaba aterrado de que, de alguna manera, él podía haber dado credibilidad a un escéptico del 9/11 y ser despedido por entrevistarme sobre mis opiniones de la guerra para el Huffington Post. Él añadió rápidamente al principio y, si la memoria no me falla, terminó con la entrevista argumentando que mi falta de validez sobre el 9/11 significaba que mis opiniones sobre las guerras no podrían ser tomadas en cuenta. Si él hubiera sabido que yo no estaba seguro de la historia oficial 9/11, no habría habido entrevista. Uno no tiene que ser científico, arquitecto, ingeniero, piloto o bombero para notar anomalías asombrosas en la historia [oficial] del 9/11. Asuma que la historia oficial está correcta y que una banda de terroristas se burlaron no sólo de la CIA y el F.B.I., sino también de las 16 agencias de inteligencia de los EE.UU. y las de nuestros aliados de la OTAN y el notorio Mossad de Israel, junto con el Consejo de Seguridad Nacional, el NORAD, el controlador aéreo y de seguridad aeroportuaria cuatro veces en una hora en la misma mañana. Acepte que este grupo de terroristas llevó a cabo una hazaña digna de una película de James Bond y entregó un soplo de humillación a la única superpotencia del mundo. Si algo como esto ocurriera realmente, el presidente, el congreso, y los medios estarían exigiendo saber ¿cómo una cosa tan improbable pudo suceder? La investigación y la búsqueda de responsables estarían en la orden del día. Con todo, por un año o quizá dos, el presidente Bush y el vicepresidente Cheney se resistieron a las súplicas y demandas de las familias de 9/11 para una investigación, antes de que finalmente designaran a un comité de políticos inexpertos para escuchar a los que el gobierno eligió que hablaran. Uno de los políticos dimitió de la comisión considerando que todo estaba “arreglado”. Incluso los dos presidentes y el principal asesor legal de la Comisión de 9/11 escribieron libros en los cuales indicaron que ellos creían que los miembros de las fuerzas militares y de otras partes del gobierno mintieron a la comisión y que la comisión consideraba referir el asunto a una investigación y procesamiento. Thomas Kean, presidente de la Comisión de 9/11, dijo: Los “funcionarios de FAA y de NORAD dieron relatos del 9/11 que eran falsos…., Hasta el día de hoy no sabemos por qué NORAD nos dijo lo que él nos dijo…. tan lejos de la verdad”. El Vice presidente Lee Hamilton dijo: “Tuvimos un marco de tiempo muy breve… no teníamos suficiente dinero…. Tuvimos a mucha gente oponiéndose fuertemente a lo que lo hicimos. Tuvimos mucho problema para conseguir el acceso a los documentos y a la gente. …. Así que hubo toda clase de razones para pensar que nos pusieron para fallar”. Por lo que sé, ni un solo miembro del gobierno o los medios hizo un tema del porqué los militares mentirían a la comisión. Ésta es otra anomalía para lo cual no tenemos ninguna explicación. El rompecabezas más grande es la conclusión extraída por una audiencia nacional de la observación en sus pantallas de TV sobre el colapso del WTC. La mayoría parece aceptar que las torres se cayeron como resultado del daño estructural infligido por los aviones de pasajeros y de los incendios limitados, de baja temperatura. Con todo, lo que las imágenes muestran no son edificios cayéndose, sino explosionando. Los edificios que son destruidos por incendios y daños estructurales no se desintegran en 10 segundos o menos aun en un polvo fino con masivas vigas de acero cortados en cada nivel de pisos por temperaturas tas altas que los incendios del edificio no pudieron lograr. Nunca ha sucedido, y nunca sucederá.

Véalo usted mismo Conduzca un experimento. Libere su mente de la explicación programada de la destrucción de las torres e intente discernir lo que le están diciendo sus ojos mientras que usted mira los vídeos de las torres que son accesibles en la Internet. ¿Es ésa la manera en que los edificios se caen por un daño, o es el modo en los edificios son derribados por explosivos? Con muy poca duda, muchos norteamericanos prefiere la historia oficial a las implicaciones que siguen de concluir que la historia oficial es falsa. Si los reportes son correctos, el gobierno de los EE.UU. ha entrado en el negocio de manejar las percepciones del público de las noticias y los acontecimientos. Al parecer, el Pentágono ha ejecutado Operaciones Psicológicas para el Manejo de la Opinión. Hay también informes que el Departamento de Estado y otras agencias estatales utilizan Facebook y Twitter para suscitar los problemas a los gobiernos sirios, los iraníes, rusos, chinos, y Venezuela en un esfuerzo para quitar del poder a los gobiernos no controlados por Washington. Además, hay informes que los gobiernos y las organizaciones privadas emplean “duendes” para navegar en el Internet e intentar desacreditar en blogs y secciones de cometarios a reportes y escritores que no comulgan con sus intereses. Yo mismo creo haber encontrado duendes. Además de manipular nuestras opiniones, muchas cosas simplemente no son reportadas. El 19 de mayo del 2011, el periódico británico de catorce décadas de antigüedad, The Statesman, reportó que Press Trust of India informó que el gobierno chino ha advertido a Washington “en términos inequívocos que cualquier ataque contra Paquistán sería interpretado como ataque contra China”, y aconsejó al gobierno de los EE.UU. “respetar la soberanía de Paquistán”. Como el pronosticador Gerald Celente y yo hemos advertido, los belicistas en Washington están conduciendo el mundo hacia una III Guerra Mundial. Una vez que un país es capturado por su complejo militar/de seguridad, la demanda por ganancias conduce al país más profundamente en la guerra. Quizá el reporte de la India es una broma, o quizás los medios nunca-diligentes lo reporten mañana, pero esta advertencia extraordinaria de China no se ha reportado hasta ahora en los medios de los EE.UU. [Yo lo coloqué en OEN.] Los medios masivos de comunicación y una parte significativa del Internet están contentos con que nuestras opiniones sean manejadas por operaciones psicológicas y no por la información. Esto es porque yo escribí no hace mucho que los norteamericanos están viviendo hoy en el 1984 de George Orwell.

Texto original: http://vdare.com/roberts/110517_seals.htm Traducción: A. Mondragón

Traducido por A. Mondragón

Traducción completa del vídeo de The Pakistani News Redacción LTH Ésta es una traducción al castellano del vídeo colocado en los sitios Veterans Today [http://www.veteranstoda2011/05/16/unconfirmed-american-deaths-helicopter-crash-bin-laden-capture-aborted/]ey.com/ Information Clearing House [http://www.informationclearinghouse.info/article28110.htm] y que fue traducida al inglés por Khan Taashk.


Presentadora: Estamos de regreso, Mohammad Bashir es un residente de la ciudad Bilal de Abboottabad. Mohamed Bashir puede parecer un individuo ordinario pero no lo es. Mohamed Bashir vive en frente de la casa de Osama Bin Laden en la ciudad de Bilal de Abbottabad. El 2 de mayo [1ro de mayo en el Hemisferio Americano], Mohamed Bashir estaba en su tejado desde donde él vio toda la operación norteamericana contra Osama Ben Laden con sus propios ojos. Ayer, cuando nuestro equipo estaba presente en la ciudad de Bilal de Abbottabad, cerca de la mansión de Osama Bin Laden, Mohamed Bashir vino hacia nosotros y dijo, “hermana, necesito decirle algo, algo que es una carga en mi corazón y alma”, solo escuche lo que él dijo. Bashir: Voy a compartir algo sobre la operación de Abbottabad que hasta este día nadie más le ha dicho. Presentadora: Pero Mohamed Bashir tenía un poco miedo también, mientras que hablaba conmigo él llamó por teléfono al [hia reletive] vicepresidente del Jummat-e-Islami, Abdur Razzaq Abasi... Reportera: Dígame su nombre y dígame de que vive. Bashir: Déjeme primero, déjeme hablar con él un minuto, yo le daré la entrevista completa, ¿completa o la mitad? Reportera: Completa, completa Bashir: Déjeme primera charlar con él. Reportera: ¿Quién? ¿A Abbasi? Bashir: sí, a Abbasi

Presentadora: Mohamed Bashir nos dijo algo que nadie dijo antes. Comprobamos su documento de identidad, nosotros también confirmamos que él vive realmente allí, pedimos información de otros vecinos distinguidos acerca de él. Estuvimos asombrados por su historia vean y escuchen lo que él dijo. Bashir: Estábamos despiertos, no dormidos, cuando vino un helicóptero, algunos hombres bajaron del mismo, en esa casa, después el helicóptero se fue. Reportera: ¿Cuántos hombres? Bashir: [De] 10 a 12, entonces el helicóptero comenzó a rodear las colinas de atrás, después regresó... y cuando regresó, dos helicópteros más llegaron, uno del oeste y otro del norte, hubo una ráfaga en el primer helicóptero y cogió fuego, salimos inmediatamente, cuando llegamos allí, el helicóptero estaba incendiándose, después de unos 20 minutos el ejército y la policía llegaron, hicieron que retrocediéramos, ahora estábamos preguntando si el Osama estaba allí entonces quién se lo llevaría a Estados Unidos porque todos esos hombres que vinieron en el helicóptero murieron en el incendio [del helicóptero], si Osama estaba en ese helicóptero también debió haber muerto y quemado en el helicóptero también, entonces ¿cómo fue que lo capturaron? ésta es una pregunta de serias consecuencias. Estados Unidos dice que ellos lo mataron y que se lo llevaron. ¿Cómo lo recogieron? Eso es lo que estamos pensando. Reportera: ¿Hubo solamente un helicóptero? Bashir: Sí el otro que vino se fue volando a Mansehra, hubo solamente uno que aterrizó a los hombres y volvió a recogerlos pero cuando los recogía, arrancó y cogió fuego. Reportera: Entonces ¿estaban en el cuándo explosionó? Bashir: Sí, estaban. Reportera: ¿Cómo usted sabe? Bashir: Lo vimos con nuestros propios ojos. Reportera: ¿Usted vio hombres muertos? Bashir: Sí, hombres muertos. Reportera: ¿Cuántos? Bashir: No pude contarlos porque entonces el lugar estaba en fuego. La puerta estaba abierta, entramos, el ejército y la policía aún no habían llegado, allí estaban algunas personas pero no los estaban deteniéndolos. La vecindad entera lo ha visto pero están silenciosos ahora. Bashir: Vimos el helicóptero incendiándose, vimos los cadáveres, después todo fuimos retirados y ahora no hay nada. Reportera: ¿Cuántos cadáveres vio usted? Bashir: No pudimos contarlos porque estaban volados en pedazos. El reportero pidió a Bashir que narrara la historia otra vez. Bashir dijo que podíamos ver las caras de esos hombres pero hablaban pashto. No sé si eran del ejército paquistaní o norteamericano o gente de agencias, como usted sabe la gente de las agencias saben hablar muchos idiomas. Ellos pueden hablar Pashto de modo que los consideremos paquistaníes. Ellos golpearon y golpearon nuestras puertas y nos dijeron que no saliéramos. Subí a mi tejado y los estaba observando. Mis niños me llamaban, les dije que se fueran a sus cuartos y que me dejaran comprobar qué estaba sucediendo. El reportero pregunta a Bashir, de que cuando él vio que el helicóptero era norteamericano ¿qué era lo que estaba pensaba entonces? Bashir dijo que él se asustó. Qué no tenía en mente que atacarían la casa [donde alegadamente estaba Bin Laden]. Él pensó que podían estar viniendo para atacar al ejército de Paquistán. El reportero le preguntó ¿cuando fue llevado su primo Shamraiz? Bashir: Shamrez estaba en nuestra casa, cuando el helicóptero estalló, yo y muchos otros salimos de nuestros hogares para ver qué sucedió. Shamrez también salió y la puerta [de la casa de Osama] estaba abierta, entramos, todo estaba tirado disperso, como un enorme complejo, algunas partes del cuerpo mentía aquí, algunos allí, las piernas, brazos, cabezas, rotas y las partes de cuerpos estaban tirados, durante ese tiempo un pedazo del helicóptero estaba dentro, podía ser el motor u otra parte relacionada al combustible explosionó así que salimos precipitadamente. Durante ese tiempo se llevaron a Shamrez, él está ahora en su hogar, pero no se permite a nadie reunirse con él y no tuve la ocasión de hablar con él después. Entonces la presentadora dice que ellos tenían siembras de vegetales dentro del terreno de su casa y que Shamrez era su jardinero. Sabemos que dos hombres Arshad y Tariq vivían allí. Tenían buenas relaciones con los vecinos, usualmente compraban cosas de la tienda local. Algunas veces importaban cosas y solían enviar muchas cosas a sus vecinos. Entonces el reportero está en la mezquita de Abdullah Ben Zubair, que es la más cercana a la casa de Osama. Ella le preguntó a un individuo: ¿usted piensa que la gente habría estado alegre y feliz si se hubieran encontrado con Osama? El individuo: Sí, posiblemente. Porque él era un musulmán y él creía en Dios.

El vídeo también está disponible en Youtube en: http://www.youtube.com/watch?v=h0vo-L3VACs&feature=player_embedded