sábado, 8 de octubre de 2011

Wall Street se calienta


En lucha...08/10/2011

El aumento de la represión policial el pasado 1 de octubre con la detención de más de 700 manifestantes durante una marcha por el puente de Brooklyn ha supuesto un salto cualitativo para el movimiento Occupy Wall Street, tanto con respecto a los riesgos a los que se enfrentan como por sus potencialidades e implicaciones.

Las detenciones, sin embargo, no han podido detener el creciente entusiasmo del movimiento. Más bien al contrario: ocupaciones similares han continuado produciÉndose en otras ciudades alrededor de Estados Unidos, y el movimiento en Nueva York ha recibido la aprobación y el apoyo de organizaciones comunitarias y de trabajadores, así como la convocatoria de una gran manifestación sindical este miércoles 5 de octubre.

Occupy Wall Street y el resto de acciones hermanas que se han producido en todo el país norteamericano se han convertido en un polo de atracción que han puesto en movimiento aquellas personas hartas de un mundo dominado por la codicia y el poder del "1 por ciento " de Wall Street y los que ocupan las altas esferas de la sociedad de los Estados Unidos.

En Nueva York, el viernes y el sábado se vieron las marchas más grandes producidas hasta ahora desde el campamento de Occupy Wall Street ubicado en la renombrada Liberty Plaza cerca de Wall Street. Entre 3.000 y 5.000 personas participaron cada día, el primero en protesta contra la brutalidad policial en la comisaría de One Police Headquarters el viernes por la noche, y luego la marcha por el puente de Brooklyn el sábado.

En la manifestación del sábado, los y las participantes salieron de la acampada y tomaron tanto la acera como la calzada hasta llegar al puente, deteniendo el tráfico. La policía no intentó bloquear el acceso a las carreteras. En vez de ello, algunos supervisores del cuerpo policial se alinearon detrás de la masa de manifestantes y anunciaron con megáfonos que sólo escucharon unos pocos, que los que ocupasen la calzada serían arrestados.

Entonces, tal y como uno de los participantes, Etam Ben-Ami, relató al diario New York Daily News, "parecía como si se retiraran deliberadamente para dejar a la gente acceder a la carretera". De acuerdo con el diario New York Times, del cual la reportera Natasha Leonard fue también detenida, "No había barreras físicas ... y en un momento dado, los manifestantes comenzaron a caminar por la carretera con los comandantes de policía por delante, desde la distancia parecía como si estuvieran liderando la marcha".

Una vez la columna de gente llegó a la mitad del puente, la policía de repente rodeó a los manifestantes que se encontraban en la carretera, bloqueando tanto la banda en dirección a Manhattan como la que va a Brooklyn. Más de un millar quedaron retenidos durante horas bajo la lluvia.

Centenares de personas que no habían sido atrapadas en el puente por la policía se reunieron en la banda Manhattan del puente. Algunos se dirigían a los agentes con cánticos de "Únete, tú eres uno de nosotros!", pero otros cantaban rabiosos "¿Proteger y servir? ¡Mentira!".

Tras ser detenidos, los participantes en la protesta fueron transportados a diferentes comisarías de Brooklyn y Manhattan, a menudo esposados durante horas antes de ser trasladados a los calabozos. Muchos no fueron liberados hasta pasada la medianoche, pese a que la mayoría sólo fueron sancionados, el equivalente a una multa de tráfico y que ni siquiera es considerado delito criminal.

El portavoz del Departamento de Policía de Nueva York (NYPD), Paul Browne, afirmó que la policía sólo había arrestado aquellos situados frente a la marcha que habían oído los avisos de no invadir la calle, un argumento contradicho por numerosas declaraciones de testigos presenciales. Por supuesto, muchos neoyorquinos ya habían dado suficiente credibilidad a las palabras de Browne, que unos días antes había defendido firmemente lo indefendible: el uso de spray de pimienta contra manifestantes pacíficos durante una marcha desde la zona de protesta de Occupy Wall Street una semana antes.

El asalto de la policía en la Union Square de Manhattan el 24 de septiembre fue el motivo principal de la manifestación del viernes, la que fue desde Liberty Plaza hasta el cuartel general de la NYPD. La consigna "nosotros somos el 99 por ciento" sonó con fuerza a través de los arcos del 1 Police Plaza mientras los manifestantes salían a la concentración convocada por los activistas del Profesional Staff Congress - CUNY (PSC - CUNY), el sindicato de profesores de la Universidad de la Ciudad de Nueva York.

"Casi me pongo a llorar cuando los veía venir a por debajo del arco", decía Christina Morales. "Por primera vez en años, sentí que no estaba sola, gritando ante la televisión con mi padre, viendo personas sufrir, perdiendo el trabajo, sin poder recibir la jubilación".

Matt, un profesor de escuela primaria que se implicó en el movimiento Occupy Wall Street desde las primeras asambleas generales que durante el verano prepararon las acciones, dijo: "Estamos experimentando nuevas maneras de vivir e interactuar entre nosotros. No me interesan las reivindicaciones. En este sentido, creo que ya ha sido un éxito el hecho de mantener esto 14 días".

El comentario de Matt refleja uno de los varios debates entre los activistas acerca de cómo el movimiento debería organizar y qué tiene que venir a continuación. Muchos de los que participan activamente se hacen la pregunta de cómo involucrar sectores más amplios de la población en la lucha, incluyendo aquellos con obligaciones laborales y familiares que no les permiten participar en la ocupación de Liberty Plaza durante la noche.

Esta discusión tomó un nuevo significado la semana pasada, cuando Occupy Wall Street fue secundado por mujeres y hombres trabajadores de los trenes y autobuses de Nueva York, miembros del Sindicato de Trabajaodres/as del Transporte (TWU) Local 100.

Varias decenas de miembros del TWU estuvieron presentes en las movilizaciones del viernes. "Están intentando destruir nuestra forma de vida, nuestro presente y nuestro futuro," dijo el vicepresidente de Local 100, Kevin Harrington. "Y tratan de arrebatar el futuro de la gente joven".

Más apoyos siguieron llegando desde United Steelworkers of America [Sindicato de trabajadoras y trabajadores del acero de América], National Nurses United coalition [Sindicato unido de enfermería], y el SEIU 1199, que representa 360.000 trabajadores de servicios y es la rama sindical más grande de Estados Unidos.

La Beyond May 12 coalition –formada por algunas de las organizaciones comunitarias y de trabajo más grandes de la ciudad, con especial relevancia de la United Federation of Teachers (Federación Unida de Profesores y Profesoras), y la New York Communities for Change (antes llamada NY ACORN)– anunció que planeaba una marcha solidaria el miércoles 5 de octubre, que irá desde el ayuntamiento hasta el campamento de Occupy Wall Street.

Otros sindicatos, liderados por el PSC - CUNY, el TWU Local 100 y el sindicato del sector sanitario 1199SEIU, preparan independientemente una concentración una semana después, el 12 de octubre, que podría ser incluso mayor que la marcha de Beyond May 12 esta semana.

Mientras tanto, el movimiento se extiende por otras ciudades. La mayoría de ocupaciones (o reuniones de preparación para organizarlas) son modestas en tamaño, pero en Los Ángeles, el primer día de Occupy LA el 1 de octubre reunió a más de 1.500 personas en una marcha desde Pershing Square hasta el ayuntamiento, donde los activistas planean montar una acampada. Esa noche, más de 500 manifestantes estuvieron todavía dispuestos a hacer una asamblea general.

Tal y como mostraron las marchas del fin de semana, el movimiento está creciendo en Nueva York. Este aumento del apoyo al movimiento –y el potencial que supone el ambiente rebelde de Liberty Plaza para atraer a la gente trabajadora de la ciudad– pueden ser la razón por la que el alcalde de Nueva York Michael Bloomberg dio a entender que en no mucho tiempo se podría cargar sobre la acampada.

"La gente tiene derecho a protestar, pero nosotros también tenemos que asegurar que aquellos que no quieren protestar pueden ir por las calles sin ser molestados", dijo Bloomberg en su programa de radio –sin citar ningún informe que hablara de peatones estorbados. El alcalde también hizo la ridícula declaración que "los manifestantes están protestando contra gente que cobra 40.000 o 50.000 dólares al año y lucha por llegar a fin de mes".

Mientras tanto, JP Morgan, una de las empresas en el punto de mira del movimiento Occupy Wall Street, ha anunciado que hará una donación de 4,6 millones de dólares a la Fundación de la Policía de la Ciudad de Nueva York.

Tanto si Bloomberg y la policía incrementan la represión como si no, las detenciones en masa el sábado servirán probablemente para animar más gente a unirse a las acciones de Occupy Wall Street –al igual que los ataques de la policía con spray de pimienta, ampliamente difundidos, atrajeron la atención sobre el empleo tanto a nivel nacional como internacional.

El carácter y el tamaño de la protesta del miércoles será un punto de inflexión para el movimiento. La marcha impulsada desde el sector laboral suponen una oportunidad importante para ayudar a aumentar la confianza y las expectativas de miles de trabajadoras y trabajadores de la ciudad, y a la vez profundizar en los lazos entre la actividad del movimiento Occupy Wall Street y el movimiento obrero.

Occupy Wall Street ha impulsado un número creciente de personas a plantarse contra el poder y la codicia empresarial, y a medida que el movimiento crece –a la vez que aumentan las amenazas de represión policial, y el clima comienza a enfriarse–lo hacen las preguntas y las posibilidades de que la lucha se consolide.

Traducción: Isaac Salinas

viernes, 7 de octubre de 2011

Cuando la OTAN escribe nuestra historia


Al-Akhbar..,07/10/2011

Como si me hiciesen falta más razones para odiar a Occidente, la OTAN ha venido a corromper mi revolución favorita. Lo verdaderamente lamentable de que la colonización robe la revolución libia es que el pueblo libio ha demostrado en los meses pasados que merece un destino mejor. Los libios han demostrado algo que no admite duda y es que se trata del pueblo más valiente del mundo. Lo digo sin exagerar, y si alguien dice algo distinto, que se informe de lo que pasó en el cuartel del notable Abu Omar1.

La versión sobre el inicio de la revuelta de Bengazi sigue estando en pañales, falta de detalles y decorada con el romanticismo y la exageración que revisten los momentos revolucionarios. Sin embargo el relato general de los hechos que acaecieron en la ciudad y la consiguiente toma de Bengazi y del cuartel por parte de los revolucionarios está claro en sus grandes líneas.

Todo empezó con una manifestación de no más de un centenar de vecinos de Bengazi que pedía la excarcelación de un activista pro-derechos humanos que había solicitado al Gobierno información sobre el paradero de islamistas asesinados en prisión; parece que eso no gustó y lo encarcelaron. Las fuerzas de seguridad de Bengazi trataron a los manifestantes con dureza pese a su reducido número y carácter pacífico. Los humillaron, golpearon y muchos de ellos fueron heridos. La reacción sorprendió a todos empezando por el régimen libio: como si la brutalidad de los cuerpos de seguridad con la gente hubiese despertado en su interior un viejo gen que les impidiese pasar por alto los agravios y arrodillarse ante reyes. O como si los garrotes de los agentes del orden hubieran molido esta vez los cuerpos de una generación, diferente a las anteriores, que todavía no estaba lo suficientemente frustrada como para aceptar el trueque de una vida miserable llena de miedo a cambio de dignidad y humanidad. La población de Bengazi se agitó y salieron a miles en defensa de sus amigos y familiares increpando a quienes les habían hecho daño. Aumentó el alcance de los lemas y fueron más duros. En aquel momento las fuerzas de seguridad cometieron un error mortal al disparar a los manifestantes, mataron a muchos y con eso se disipó el último obstáculo que impedía que la gente se volviese loca.

Los manifestantes, convertidos en revolucionarios, se apoderaron rápidamente de la ciudad. Muchos de ellos murieron sin que el resto pestañease por eso. Al principio escaseaban las armas y la valiente multitud se enfrentó a los militares con palos hasta hacerse con el control de las calles de la ciudad. Ejecutaron inmediatamente a los que consideraron que habían asesinado a manifestantes y emplazaron a las fuerzas de seguridad locales a elegir entre incorporarse a la revolución -como hizo la mayoría- u oponerse y hoy ya no viven.

Al día siguiente los manifestantes se dirigieron de nuevo a la unidad militar de Bengazi en el cuartel del notable Abu Omar. Los revolucionarios sabían que su movimiento no saldría adelante si no controlaban el cuartel pues la katiba que lo defendía podía recuperar el control de la ciudad en cuestión de horas ya que entonces los revolucionarios no tenían armas ni organización para hacer frente a un ataque de semejante calibre. El primer día los manifestantes sitiaron la base pidiendo al mando militar que se les uniese. La respuesta vino en balas de plomo y la multitud, a miles, atacó la base en un intento por entrar.

Nadie puede explicar racionalmente cómo un joven puede arrojarse inerme, o con piedras, contra una ametralladora que dispara cuarenta proyectiles por segundo, sin embargo eso es exactamente lo que hicieron miles de libios en Bengazi, murieron por decenas, algunos dicen cientos, ante el acceso del cuartel en aquella primera noche.

Incluso para los ejércitos profesionales, la cuestión de “la primera ola” supone un problema histórico que todas las organizaciones militares se han tenido que plantear. En Bengazi, miles de jóvenes civiles optaron, voluntariamente, por parar las balas del ejército con el pecho al descubierto, en el sentido literal del término. Murieron por decenas a la entrada del cuartel sin poder siquiera traspasar el primer recinto. Al día siguiente llegó más gente con armas mejores, incluso algunas versiones apuntan a que llegaron suicidas con camiones-bomba que abrieron una brecha en el muro de la base. La batalla se trasladó al interior del cuartel pero el resultado fue el mismo: murieron por decenas pero no cayó la katiba. El tercer día de ataque, quinto de la revuelta, los revolucionarios lanzaron un nuevo ataque, esta vez acompañados por unidades militares desertoras y consiguieron derrotar a los defensores y apoderarse de la sede militar, lo que les permitió asegurar la zona de Bengazi, liberarla del poder del régimen y tener un bastión. Más tarde en Zawiya y en Misrata sucedió algo similar a la batalla de Bengazi.

El corruptor de las revoluciones

Después llegó la OTAN y corrompió todo. No tenemos que engañarnos ni hacernos fantasías. En cuanto Occidente apadrinó la revolución libia se acabó la partida y los próximos pasos pueden adivinarse sin demasiado esfuerzo. En cuanto intervino la OTAN la revolución dejó de ser un movimiento libio y las negociaciones entre invasores y élites locales se interrumpieron. El lenguaje de la oposición cambió en cuanto los aviones de la OTAN se pusieron a sobrevolar el país. Las prédicas espirituales y el diálogo con Dios del pueblo libio desaparecieron. Los políticos de la oposición – cuyo grueso está en el exilio- comprendieron que el camino hacia el poder pasa por los pasillos de las sedes de los ministerios de exteriores -no por trasmitir la esperanza del pueblo- y el objetivo consistió en ganarse el afecto de Occidente para ser “designado” líder. El estilo de Occidente es conocido porque se repite en todas partes: juegan sucio- siempre lo hacen-; eligen un ala para gobernar y cortan la que no les gusta. Diseñan alianzas, rumores y escándalos, perpetran asesinatos mientras sus servicios secretos se mueven activamente a todos los niveles. La élite de la oposición libia podría haber tranquilizado a todos de antemano declarando que defendería con celo la soberanía de Libia y las decisiones del pueblo, que no entregará el país al colonialista sin condiciones; sin embargo, su conducta ha sido clara y su mensaje no puede pasar inadvertido: apoyo incondicional a los gobiernos occidentales y alabar a sus cabecillas sin hacerles la menor crítica.

Los resultados han empezado a salir a la luz: El Consejo Nacional de Transición publicó un proyecto para reorganizar el sector del petróleo libio cuando el régimen de Gaddafi no había aún abandonado Trípoli: ¿Debemos creer que los revolucionarios, envueltos en batallas, han estado ocupados en redactar borradores y proyectos económicos? Además, quien lo lea se dará cuenta de que ha sido redactado por las empresas occidentales de petróleo. Abd-al-Yalil alza las manos tomando las de Sarkozy (que, parece ser, pagaba sobornos a Gaddafi) y de Cameron en el centro de Trípoli celebrando la caída del régimen al que Abd-al-Yalil sirvió durante decenios. ¿Quién puede creerse que Abd-al-Yalil, el humano y demócráta, fue ministro de Gaddafi por casualidad? ¿Sabéis qué hay que hacer para convertirse en ministro de un régimen como el libio? Incluso Jeffrey Feldman, que supervisó la dirección del conflicto civil en Líbano y después su destrucción en el año 2006, apareció en Trípoli –más enano y regordete- para teorizar sobre el futuro de Libia en una conferencia de prensa.

La OTAN ha transformado una revolución abierta a todas las posibilidades en uno de esos proyectos de “construcción de naciones” que emprenden los países occidentales, con éxito similar, desde Iraq hasta Afganistán. Todas las cuestiones esenciales que afectan a la vida de la sociedad libia ya están decididas, exactamente igual que en Iraq. El sistema económico será de libre mercado, exactamente como lo desea el capitalismo mundial; el sistema político será democrático liberal, según la definición de los países occidentales que se encargarán de supervisar sin descanso todos los detalles de la operación de “transición democrática”; y la administración de los recursos naturales de Libia ya está aprobada sin discusiones ni diálogo nacional. Todo esto sin que a los libios se les haya dado aún la oportunidad de votar en elecciones.

Vivamos sin historia

Nuestra esperanza reside en que el joven libio que ha luchado sin miedo por su libertad no acepte que su país se convierta en una gasolinera europea dirigida por las embajadas occidentales y que no deje que un puñado de profesionales del asilo político, que ha pasado lustros soñando con que EEUU bombardease su país para que los erija gobernantes, le robe su voluntad e independencia. Quien sepa algo del perfil ideológico de los combatientes de la revolución y de las organizaciones espontáneas que han surgido en las distintas ciudades libias sabe que la OTAN y los opositores del exilio van a encontrarse sorpresas desagradables y descubrirán, de repente, que la democracia en Libia no sirve a sus intereses.

La contradicción continua es que el libio que quiere creerse el discurso oficial y está agradecido por el bombardeo de la OTAN se asemeja al iraquí agradecido a EEUU o al afgano que se siente en deuda con los imperialistas por su libertad. Todos ellos tienen que vivir sin historia o con la memoria perforada. Tiene que olvidar que los países que han intervenido “humanitariamente” en Libia son los mismos que le impusieron un embargo bestial, durante más de un decenio, prohibiéndole toda forma de progreso e incluso medicamentos. Así el SIDA segó la vida de cientos de niños libios y la gente se moría por cualquier enfermedad a causa de lo obsoletos que estaban los equipamientos médicos y la seguridad social. Los mismos que han robado el futuro a una generación de libios son los que dan un nuevo significado a la insolencia cuando se alaban a sí mismos por enviar ayudas en alimentos y materiales médicos a Libia para aminorar el sufrimiento de los civiles.

Si queremos aplicar la lógica del discurso colonialista, y asimilarlo, nos convertiremos en sujetos sin historia ni dignidad ni respeto por nuestras vidas y nuestros muertos, exactamente del mismo modo que nos ve el colonialista. Debemos aceptar ecuaciones del tipo de que la vida de un puñado de occidentales equivale al destino de nuestras naciones, que nuestra sangre es más barata que la suya, que la venganza por sus muertos es inexorable mientras que los nuestros no tienen ni lápida sobre la tumba. ¿Qué sentido tiene la revolución, la dignidad y la libertad si nos movemos en ese tipo de equivalencias?

Sobre el odio a “Occidente”

Hadi el-Alawi cargaba lleno de odio contra Occidente y su cultura contemporánea hasta el punto de la obsesión, como si el pensador iraquí estuviera convencido de que el mal reside en la esencia misma de dicha cultura. Alawi practicó un “orientalismo invertido” aunque reconocía que algunos hombres occidentales estaban entre los grandes de la historia de la humanidad, siendo la excepción y no la regla. Sin duda Alawi se quedó espantado leyendo la historia de la modernidad occidental: exterminios masivos, guerras continuas durante siglos, depuraciones étnicas en las colonias y una cantidad de violencia inimaginable en cualquier otra cultura. Los personajes malvados de nuestra historia, como al-Hayyay ben Yusuf o Ziyad Ibn Abihi, eran gobernantes moderados frente a los ejemplos de la historia reciente de Europa ya que sus víctimas no pasaron de las decenas de miles.

Al individuo árabe no le hace falta tomar clases para odiar a Occidente, todo lo que tiene que hacer el ciudadano árabe es leer algo de su historia y recordar el pasado inmediato para saber, por ejemplo, qué ha hecho Occidente con Iraq. Podemos distinguir varias formas de bombardeo: el “violento”, el “salvaje” y el “bestial”. Iraq en 1991 fue bombardeado de forma “bestial” sin relación alguna con objetivos militares ya que la batalla estaba sentenciada antes de empezar.

James Baker amenazó en su día con “devolver Iraq a la era preindustrial” y es exactamente lo que hizo. Iraq, por poner un ejemplo, era un país pionero en la región en la explotación de gas natural y el año de la guerra estaba a punto de terminar una desarrollada red para almacenar gas y distribuirlo como una fuente barata de energía y una locomotora para la economía iraquí en generación de energía eléctrica, industria petroquímica y exportación. ¿Qué sentido militar tiene que los pilotos yankis quemaran la red iraquí de gas? ¿Qué sentido tiene dejar las enormes plantas petroquímicas reducidas a cenizas cuando estaban recién pintadas y todavía no se habían terminado de pagar a Francia? ¿Estaba EEUU forzado a bombardear los generadores eléctricos, las fábricas de cemento y cualquier industria de cierta envergadura?

Aún con todo, los efectos de la guerra son modestos en comparación con lo que la siguió. El embargo, al contrario de lo que se imaginan algunos, no fue una catástrofe natural, ni por “culpa de Saddam”, ni una decisión tomada deprisa, sino que se trataba de una política estudiada y diseñada con precisión, y hasta se le concedió a los artífices el tiempo necesario para que observaran el desarrollo y analizasen los resultados. Desde principios de los noventa las organizaciones internacionales publicaron informes sobre la destrucción que causaba el embargo en la sociedad iraquí, así como el Dr. Kamel Mahdi tiene un libro basado en estudios de campo en el que documentó los terroríficos resultados del embargo. Aislaron a Iraq de la economía mundial porque los países vecinos, y la mayor parte del mundo, prefirieron ser cómplices del crimen de exterminio masivo antes que desobedecer las órdenes del Imperio. Muchos de los nuestros, como de costumbre, eran aún más entusiastas e insolentes que sus amos blancos y ahí están los archivos de los medios donde pueden verse numerosas caras árabes defendiendo con ferocidad el embargo, pidiendo que se intensifique y burlándose del sufrimiento del pueblo iraquí.

La mayor parte de la oposición iraquí que gobierna hoy no dijo ni media en contra de EEUU y de las Naciones Unidas cuando su pueblo estaba siendo degollado, más bien apoyaron las sanciones, lo que demuestra su patriotismo. Quien conoce algo los estragos del embargo de Iraq sabe que todos los que se vieron involucrados en su implantación y defensa, o los que simplemente se callaron y colaboraron, son, con toda sencillez, gente sin corazón.

Conclusión

El Occidente colonialista ha tratado al mundo de forma extremadamente mala siempre que ha tenido ocasión. La modernidad occidental es una serie de oportunidades perdidas. La revolución industrial permitió, con los beneficios de la colonización, una sacralización de la riqueza y de los medios de producción en Europa Occidental y Norteamérica de un modo sin precedentes en la historia. Cualquier ciudadano norteamericano de clase media dispone un nivel de consumo que no se había vuelto a ver desde la era de los emperadores romanos. ¿Cómo han elegido esas sociedades disfrutar el bienestar material? Podían haber construido sociedades virtuosas, innovar y probar políticas, y superar las fronteras de lo posible a nivel humano, moral y técnico. En lugar de eso, Occidente ha preferido construir sociedades de miedo. Miedo de perder los privilegios históricos. Como si el ciudadano desahogado de Europa Occidental y Norteamérica entendiese subconscientemente que su bienestar material no es más que el resultado de las relaciones de fuerza que hacen que él obtenga por el mismo trabajo mucho más de lo que su homólogo indio y éste es un estado que, según los principios del capitalismo, no puede durar. La clase gobernante de Occidente siempre siente que está rodeada por enemigos que quieren quitarle su “forma de vida”- como decía Ronald Reagan en su campaña electoral y repitió George Bush ante la amenaza del “terror islamista”-. Las sociedades con más seguridad del mundo viven constantemente atemorizadas inspirando dicho miedo en enemigos diversos conforme al momento: comunistas, terroristas, emigrantes, musulmanes,... Occidente ha tratado al mundo de forma extremadamente mala siempre que ha tenido ocasión. Occidente intenta sacar todo el provecho de lo que pasa.

En nuestra región vivimos un tiempo que no necesita mucha teorización para ser entendido. El enfrentamiento entre las fuerzas colonialistas y la revolución es muy fácil: sólo tenemos que decir la verdad y las fuerzas del mal se ocuparán de ocultarla. Después de todo lo que hemos pasado en los últimos decenios a cualquier árabe le basta con mirar su historia para quedarse conmocionado: cuando lee los cables filtrados de Wikileaks, o cómo se invierte el dinero del petróleo, o cómo se han desentendido de Palestina, lo que le hicieron a Náser, lo que hicieron de Iraq… antes que nada es una cuestión de voluntad entender que tenemos historia, que indiscutiblemente hemos salido de ella, y que éste es un cuento que merece ser contado, y no que lo escriba por nosotros el colonialista.

Traducción del árabe para Rebelión por Antonio Martínez Castro

jueves, 6 de octubre de 2011

Cuando los ejecutivos zombis van por Nueva York

Página 12...06/10/2011

Las manifestaciones, que tienen de epicentro el distrito financiero neoyorquino, se extienden a otras ciudades, desde Los Angeles hasta Maine. El magnate George Soros se mostró comprensivo ante la bronca de los indignados.


Boston, Los Angeles, Chicago, Seattle y Maine se sumaron a la bronca de los indignados de Nueva York, que acampan desde hace dos semanas en el corazón bursátil de Manhattan, donde ya demostraron que no piensan ceder en sus reclamos, pese a las masivas detenciones realizadas por la policía durante el fin de semana. La creatividad desplegada por los estudiantes chilenos –plasmada en la coreografía de Thriller, el éxito ochentoso de Michael Jackson– contagió a cientos de manifestantes que corearon frases para protestar por la alicaída economía norteamericana. Por ello, ayer recorrieron nuevamente las calles de Nueva York, rumbo al Ayuntamiento de la ciudad. Esta vez lo hicieron disfrazados como hombres de negocios zombis. La idea del movimiento Occupy Wall Street (A ocupar Wall Street) era marchar con el rostro pintado de blanco, los labios manchados de sangre y comiendo dólares del juego Monopoly, dando la bienvenida a los agentes de cambio y financistas que llegaban a trabajar, como un acto que refleje la metáfora de sus acciones.

Los indignados norteamericanos buscan así protestar contra la brutalidad de la policía neoyorquina, que el sábado arrestó a 700 miembros del novedoso movimiento que bloqueaban el puente de Brooklyn. Los manifestantes, que se pronuncian contra la codicia de los bancos y la inequidad social, están cada vez más organizados: mantienen sus computadoras portátiles encendidas en la zona donde acampan dando a entender que tienen pensado quedarse allí un buen tiempo. “El movimiento Occupy Wall Street en Estados Unidos –que exhorta a la ocupación de la Bolsa de Valores de Nueva York– no tiene un líder definido ni un propósito específico, pero ha logrado cautivar la suficiente atención para empezar a ganar adeptos y extenderse por el país”, señaló ayer la BBC.

Sorpresiva fue la aparición del multimillonario inversor George Soros, quien aseguró que comprende la frustración que llevó a los indignados de Nueva York a manifestarse contra Wall Street y reconoció que esas protestas se extiendan por Estados Unidos. “Puedo entender sus sentimientos”, aseguró Soros ante la prensa en la sede de Naciones Unidas en Manhattan. Allí se mostró en público para mostrar el respaldo de su fundación a varios proyectos humanitarios para fomentar la continuidad de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) en varios puntos de Africa. El inversor de origen húngaro se mostró contenedor al señalar que entiende el malestar que empujó a miles de manifestantes a protestar contra la que llaman la avaricia de Wall Street, ya que hay muchas personas que lo pasan mal por medidas que aplican los bancos.

“Hay muchos pequeños empresarios que han visto cómo el interés en sus tarjetas de crédito ha subido de forma espectacular durante la presente crisis”, ensayó una explicación el magnate, y aseguró que “esas personas dependen del crédito para llevar adelante sus negocios, por lo que muchos tuvieron que cerrar”. Soros señaló, a su vez, que puede “simpatizar con las protestas” de los indignados, especialmente, aquellas que se emprenden contra el sistema financiero. Y sostuvo que la población vio cómo en esta crisis se ayudó a los bancos, entidades que “han vuelto a obtener beneficios y a las que se les permitió obtener primas extraordinarias”. El inversor explicó que la razón del nacimiento de estas protestas se debe, precisamente, al contraste de esas dos realidades.

Van Jones, ex asesor del presidente Barack Obama, se sumó a las opiniones de Soros y opinó sobre el convulsionado presente que vive Estados Unidos. Jones llamó a los activistas progresistas de Estados Unidos a actuar como el Tea Party con el fin de recuperar la escena que el movimiento ultraconservador conquistó en los últimos dos años. “Hemos sufrido una ofensiva de una sola parte en este país, donde la peor gente de Estados Unidos con las peores ideas ha dominado la discusión”, dijo el dirigente demócrata en la apertura de una conferencia en Washington de tres días con un solo objetivo: Take Back the American Dream (Recuperar el sueño norteamericano).

“No estoy enojado con el Tea Party, no estoy enojado con ellos (por los indignados) por gritar tanto, estoy enojado con nosotros por estar tan callados”, dijo. “Como hemos visto una primavera árabe, veremos un otoño estadounidense”, sentenció el ambientalista.

Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-178131-2011-10-04.html

miércoles, 5 de octubre de 2011

Libia y la gran mentira: utilizar a organizaciones de derechos humanos para emprender guerras


Global Research...05/10/2011

La guerra contra Libia está construida sobre un fraude. El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó dos resoluciones contra Libia sobre la base de afirmaciones no demostradas, en concreto la de que el coronel Gadafi estaba matando a su propio pueblo en Bengasi y Libia. En su forma exacta, la afirmación era que Gadafi había ordenado al ejército libio asesinar a 6.000 personas tanto en Bengasi como en otras partes del país. Estas afirmaciones se difundieron ampliamente, pero siempre se explicaron vagamente. Sobre la base de esta afirmación Libia fue llevada al Consejo de Seguridad de la ONU en su sede en Nueva York y expulsada del Consejo de Derechos Humanos en Ginebra.

En una amplia campaña mediática contra Libia también se utilizaron falsas afirmaciones acerca de ejércitos de mercenarios africanos en Libia y acerca de ataques aéreos contra civiles. Estas dos afirmaciones se han dejado después de lado y se han ido volviendo cada vez más opacas. Sin embargo, las afirmaciones acerca de las masacres se utilizaron en un marco legal, diplomático y militar para justificar la guerra de la OTAN contra Libia.

Utilizar los derechos humanos como un pretexto para la guerra: la Liga Libia por los Derechos Humanos y sus afirmaciones no demostradas

Una de las muchas fuentes de la afirmación de que Gadafi estaba matando a su propio pueblo es la Liga Libia por los Derechos Humanos (LLHR, por sus siglas en inglés). En realidad, la LLHR fue fundamental para conseguir que la ONU se implicara gracias a sus afirmaciones específicas en Ginebra. El 21 de febrero de 2011 la LLHR consiguió que otras 70 Organizaciones No Gubernamentales (ONG) enviaran cartas al presidente Obama, a la Alta representante de la UE, Catherine Ashton y al Secretario General de la ONU, Ban-ki Moon, pidiendo una intervención internacional contra Libia, invocando la doctrina de la “Responsabilidad de proteger”. En realidad, sólo 25 miembros de esta coalición afirman ser grupos de derechos humanos.

La carta es la siguiente:

Los abajo firmantes, organizaciones no gubernamentales de derechos humanos y humanitarias les urgimos a movilizar a la ONU y a la comunidad internacional y a emprender una acción inmediata para detener las atrocidades generalizadas que está perpetrando actualmente el gobierno libio contra su propio pueblo. No puede continuar el inexcusable silencio.

Como saben, se calcula que en los últimos días las fuerzas del coronel Moammar Gadhafi ha asesinado deliberadamente a cientos de manifestantes pacíficos y a personas inocentes por todo el país. Sólo en la ciudad de Bengasi un doctor informó haber visto al menos 200 cadáveres. Los testigos informan de que una mezcla de comandos especiales, mercenarios extranjeros y personas leales al régimen han atacado a los manifestantes con cuchillos, rifles de asalto y armas de gran calibre.

Los francotiradores disparan contra manifestantes pacíficos. Se ha utilizado la artillería y helicópteros contra masas de manifestantes. Los responsables de los hospitales informaron de muchas víctimas con disparos en la cabeza y el pecho, y de una a la que un misil aéreo había dado en la cabeza. Se ha informado de que los tanques están en las calles y aplastan a personas inocentes. Los testigos informan de que los mercenarios están disparando indiscriminadamente desde helicópteros y desde los tejados. Se ha visto a mujeres y niños saltando del Puente Giuliana en Bengasi para escapar. Muchos de ellos murieron por el impacto del salto al agua mientras que otros se ahogaron. El régimen libio está tratando de esconder todos estos crímenes cortando el contacto con el mundo exterior. Las líneas de internet o telefónicas han sido cortadas o interrumpidas.

No hay duda aquí acerca de la intención. Los medios de comunicación del gobierno han publicado amenazas abiertas prometiendo que los manifestantes se encontrarían con una “respuesta violenta y atronadora”.

En consecuencia, el gobierno de Libia está cometiendo unas graves y sistemáticas violaciones del derecho a la vida tal como está garantizado por la Declaración Universal de Derechos Humanos y el Acuerdo Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos. Los ciudadanos que tratan de ejercer sus derechos básicos a la libertad de expresión y de reunión están siendo masacrados por el gobierno.

Además, el gobierno de Libia está cometiendo crímenes contra la humanidad, tal y como lo define el Memorando Explicativo al Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional. Los asesinatos masivos de civiles inocentes por parte del gobierno libio equivalen a unos ataques particularmente odiosos que constituyen una grave agresión a la dignidad humana. Como han confirmado muchos testimonios orales y de vídeo recogidos por organizaciones de derechos humanos y agencias de noticias, los ataques del gobierno libio contra su población civil no son acontecimientos aislados o esporádicos, sino que estas acciones constituyen una política y una práctica generalizadas y sistemáticas de atrocidades cometidas intencionalmente, incluyendo el asesinato, la persecución política u otros actos inhumanos que llegan al umbral de crímenes contra la humanidad.

Responsabilidad de proteger

Según el Documento Final de la Cumbre Mundial de 2005, ustedes tienen una clara e inequívoca responsabilidad de proteger al pueblo de Libia. La comunidad internacional, por medio de la ONU, tiene la responsabilidad de utilizar los medios diplomáticos, humanitarios y otros adecuados, de acuerdo con los Capítulos VI y VIII de la Carta, para ayudar a proteger a la población libia. Dado que manifiestamente las autoridades nacionales libias no están protegiendo a su población de crímenes contra la humanidad, los medios pacíficos serían inadecuados, los Estados miembros están obligados a emprender una acción colectiva de forma oportuna y decisiva, por medio del
Consejo de Seguridad, de acuerdo con la Carta de la ONU, incluyendo el Capítulo VII.

Además, les
urgimos a convocar una Sesión Especial de urgencia del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, cuyos miembros, según la Resolución de la AG de la ONU 60/251, tienen la obligación de tratar situaciones de violaciones graves y sistemáticas de los derechos humanos. La sesión debería:

-Pedir a la Asamblea General que suspenda la
condición de miembro del Consejo de Libia, de conformidad con el Artículo 8 de la Resolución 60/251, que se aplica a Estados miembros que cometen graves y sistemáticas violaciones de los derechos humanos.

-Condenar firmemente la masacre de sus propios civiles por parte de Libia, y exigir
que acabe de inmediato.

-Desplegar inmediatamente una misión de expertos independientes que recopilen hechos relevantes y documenten violaciones de las leyes internacionales en relación a los derechos humanos y crímenes contra la humanidad para acabar con la impunidad del gobierno libio. La misión debería incluir una investigación médica independiente sobre las muertes y una investigación sobre las trabas ilegales que ha puesto el gobierno libio al acceso y tratamiento de los heridos.

-Pedir al Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU y a los Procedimientos Especiales del Consejo que sigan de cerca la situación y emprendan las acciones necesarias.

-Pedir al Consejo que continúe atento a esta cuestión y aborde la situación libia en su próxima XVI sesión regular en marzo.

Los Estados miembros y los altos cargos de la ONU tienen la responsabilidad de proteger al pueblo de Libia de lo que son crímenes evitables. Les urgimos a utilizar todas las medidas y niveles disponibles para poner fin a estas atrocidades por todo el país.

Les urgimos a enviar un claro mensaje de que la comunidad internacional, el Consejo de Seguridad y el Consejo de Derechos Humanos en su conjunto no serán observadores pasivos de estas atrocidades generalizadas. La credibilidad de la ONU y muchas vidas inocentes están en juego
[1].

Según Physicians for Human Rights [Médicos por los Derechos Humanos]: “[Esta carta], que se preparó siguiendo las orientaciones de Mohamed Eljahmi, el célebre defensor de los derechos humanos libio y hermano del disidente Fathi Eljahmi, afirma que las atrocidades generalizadas cometidas por Libia contra su propio pueblo equivalen a crímenes de guerra y que los Estados miembros emprendan acciones por medio del Consejo de Seguridad según la doctrina de la Responsabilidad de Proteger” [2].

Entre los firmantes de la carta se incluyen Francis Fukuyama, United Nations Watch (que vela por los intereses de Israel y, según fuentes israelíes, organizó toda la sesión contra Libyan Arab Jamahiriya [Libia]), B’nai B’rith Human Rights Commission, Cuban Democratic Directorate y toda una serie de organizaciones enfrentadas a los gobiernos de Nicaragua, Cuba, Sudán, Rusia, Venezuela y Libia. Algunas de estas organizaciones son vistas con hostilidad como organizaciones creadas para emprender campañas contra países que están enfrentados con Estados Unidos, Israel y la Unión Europea. Véase en el Anexo la lista de firmantes.

La LLHR está relacionada con la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH), que tiene su base en Francia y está relacionada con el National Endowment for Democracy (NED). La FIDH está activa en muchos lugares de África y en actividades en las que está implicado el National Endowment for Democracy en el continente africano. Ambas, la FIDH y la LLHR, emitieron también un comunicado conjunto el 21 de febrero de 2011 en el que ambas organizaciones pedían a la comunidad internacional que se “movilizara” y apelara a la Corte Penal Internacional, al tiempo que también hacían una afirmación contradictoria de que de 400 a 600 personas habían muerto desde el 15 de febrero de 2011 [3]. Por supuesto, eran unas 5.500 personas menos que la afirmación de que se había masacrado a 6.000 personas en Bengasi. La carta también promovía la falsa idea de que un 80% del apoyo a Gadafi provenía de mercenarios extranjeros, algo que más de medio año de combates demuestra que no es cierto.

Según el Secretario General de la LLHR, el Dr. Sliman Bouchuiguir, la LLHR no podía validar las afirmaciones acerca de las masacres en Bengasi cuando se le pidió demostrarlo. Cuando se le preguntó cómo un grupo de 70 ONG de Ginebra podía mantener las afirmaciones hechas por la LLHR en la capital suiza, el Dr. Buchuiguir respondió que la base era una red de estrechas relaciones. Esto es una farsa.

Las suposiciones no son ni pruebas ni razón para empezar una guerra con una campaña de bombardeos que ha durado casi medio año y ha costado muchas vidas inocentes, incluyendo niños y ancianos. Lo que es importante señalar aquí es que el Consejo de Seguridad de la ONU decidió sancionar a Libia sobre la base de esta carta y las afirmaciones de la LLHR. Ni el Consejo de Seguridad de la ONU ni los Estados miembros que estaban a favor de la guerra se tomaron siquiera la molestia de investigar una sola vez las afirmaciones. En una sesión en Nueva York, el embajador indio ante la ONU hizo referencia a esto cuando su país se abstuvo en la votación. Así, al denominada “guerra humanitaria” se emprendió sin ninguna prueba.


Nota del editor de Global Research: U.N. Watch, que promovió activamente la declaración de la LLHR, tiene relaciones formales con el Departamento de Estado estadounidense. Fue establecido durante el gobierno Clinton en 1993, bajo la presidencia de Morris B. Abram, un ex representante permanente estadounidense ante la ONU en Ginebra. U.N. Watch está formalmente aliado al American Jewish Committee [Comité Judío Estadounidense] (AJC), un poderoso lobby político pro-israelí con sede en Nueva York.


La relación secreta entre la LLHR y el Consejo de Transición

Las afirmaciones de la Liga Libia por los Derechos Humanos (LLHR) se coordinaron con la formación del Consejo de Transición. Esto resulta claro cuando se hace evidente la estrecha y reservada relación entre la LLHR y el Consejo de Transición. Lógicamente, la administración Obama y la OTAN también tenían que formar parte de ello.

Sea lo que sea el Consejo de Transición y sean cuales sean las intenciones de quienes lo apoyan, está claro que está siendo utilizado como una herramienta por Estados Unidos y otros. Es más, cinco miembros de la LLHR eran miembros o se convertirían en miembros del Consejo de Transición inmediatamente después de que se difundieran las afirmaciones contra Libia. Según Bouchuguir, entre las personas relacionadas con la LLHR o miembros de ella están Mahmoud Jibril y Ali Tarhouni.

El Dr. Mahmoud Jibril es una figura del régimen libio que fue introducido en los círculos del gobierno libio por Saif Al-Islam Qaddafi. Se le habría dado de forma democráticamente el puesto de primer ministro del Consejo de Transición. Sus implicaciones con la LLHR suscitan algunas cuestiones acerca de la organización.

Por otra parte, el economista Ali Tarhouni se convertiría en el Ministro del petróleo y finanzas del Consejo de Transición. Tarhouni es el hombre de Washington en Libia. Se formó en Estados Unidos y estaba presente en las principales reuniones sobre los planes para cambiar de régimen en Libia. Como ministro del petróleo y de finanzas lo primero que hizo fue privatizar y casi entregar los recursos energéticos y la economía de Libia a corporaciones y gobiernos extranjeros de la coalición dirigida por la OTAN contra Libia.

El Secretario General de la LLHR, Sliman Bouchuiguir, incluso ha admitido en privado que muchos miembros influyentes del Consejo de Transición son amigos suyos. Surge una autentica cuestión de intereses. Sin embargo, la relación secreta entre la LLHR y el Consejo de Transición es mucho mas que una cuestión de conflicto de intereses. Es una cuestión de justicia y de manipulación.

¿Quién es Sliman Bouchuiguir?

Sliman Bouchuguir es un desconocido para la mayoría, aunque fue autor de una tesis doctoral que ha sido ampliamente citada y utilizada en círculos estratégicos en Estados Unidos. Esta tesis se publicó en 1979 en forma de libro, The Use of Oil as a Political Weapon: A Case Study of the 1973 Arab Oil Embargo [El uso del petróleo como arma política: un estudio del embargo de petróleo árabe en 1973]. La tesis trata del uso del petróleo como arma de guerra por parte de los árabes, pero se puede aplicar fácilmente a los rusos, iraníes, venezolanos y otros. Examina el desarrollo económico y el bienestar económico, y también se puede aplicar a vastas regiones, incluyendo toda África.

La tesis analítica de Bouchuguir es reflejo de una importante línea de pensamiento tanto en Washington como en Londres y Tel Aviv. Es la encarnación de una mentalidad preexistente, que incluye los argumentos del asesor de seguridad estadounidense, George F. Kennan, para mantener una postura de disparidad por medio de una guerra constante de múltiples facetas entre Estados Unidos y sus aliados, por una parte, y el resto del mundo por otra. Se puede recurrir a esta tesis para impedir que los árabes, u otros, se conviertan en potencias económicas o en amenazas. En términos estratégicos, las economías rivales se definen como amenazas y como “armas”. Esto tiene unas graves connotaciones.

Por otra parte, Bouchuiguir hizo su tesis en la universidad George Washington y fue dirigida por Bernard Reich, politólogo y profesor de relaciones internacionales. Ha trabajado y ocupado puestos en organismos como el Colegio de Inteligencia de Defensa de Estados Unidos, la Escuela de Operaciones Especiales de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos, la Facultad de la Guerra del Cuerpo de Marines y el Centro Shiloah en la Universidad de Tel Aviv. Ha sido consultor sobre Oriente Próximo para el Instituto de Relaciones Exteriores del Departamento de Estado estadounidense y recibido ayudas económicas, como la Subvención del Programa de Investigación de la Academia de Defensa y la Subvención German Marshalt. Reich también pertenece o perteneció al equipo de redacción de diarios como Israel Affairs (desde 1994 hasta ahora), Terrorism: An International Journal (1987-1994) y The New Middle East (1971-1973).

Esta claro que Reich está unido a los intereses israelíes. Incluso ha escrito un libro acerca de la especial relación entre Estados Unidos e Israel. También ha sido un defensor de un “Oriente Próximo” que favorable a Israel. Esto incluye una consideración especial del Norte de África. Su trabajo también se ha centrado en la importante interrelación estratégica entre la Unión Soviética y Oriente Próximo, y también en la política israelí en el continente africano.

Está claro por qué Reich supervisó la tesis de Bouchuiguir. El 23 de octubre de 1973, Reich ofreció un testimonio ante el Congreso estadounidense con el título de “El impacto de la guerra de octubre de Oriente Próximo”, claramente relacionado con el embargo de petróleo de 1973 y el objetivo de Washington de adelantarse a acontecimientos similares en el futuro o de controlarlos. Hay que preguntarse cuánto influyó Reich a Bouchuiguir y si Bouchuiguir propugna las mismas opiniones estratégicas que Reich.

El “Nuevo Norte de África” y una “Nueva África”

Más que simplemente un “Nuevo Oriente Próximo”, se está creando una “Nueva África”, cuyas fronteras estarán aún más trazadas en sangre, como en el pasado. La administración Obama y sus aliados han abierto una puerta para una nueva invasión de África. El Comando África de Estados Unidos (AFRICOM, por su siglas en inglés) abrió las salvas de la guerra por medio de la operación Odisea del Amanecer antes de que la guerra contra Libia fuera transferida a la operación Protector Unificado de la OTAN.

Estados Unidos ha utilizado a la OTAN para continuar con la ocupación de la Europa de después de la Segunda Guerra Mundial. Ahora utilizará al AFRICOM para ocupar África y crear una OTAN africana. Está claro que Estados Unidos quiere una dilatada presencia militar en Libia y África bajo el disfraz de misiones de ayuda humanitaria y para combatir el terrorismo, el mismo terrorismo que ahora se está avivando en Libia y África.

Se está preparando el camino para una intervención en África con el pretexto de la lucha contra el terrorismo. El general Carter Ham afirmó: “Si fuéramos a emprender una acción humanitaria, ¿cómo lo hacemos de forma eficaz y controlando el tráfico aéreo, la gestión del aeródromo [y] este tipo de actividades?” [4]. En realidad, la pregunta del general Ham es un argumento de perogrullo para crear asociaciones militares africanas que se integren entre ellas, así como nuevas bases que podrían incluir el uso de más drones militares contra Libia y otros países africanos. The Washington Post y The Wall Street Journal (WSJ) han dejado claro que el Pentágono está tratando de establecer más bases de drones en África y en la península Arábiga para expandir sus guerras [5]. En este contexto, el Comando del AFRICOM afirma que existen relaciones entre Al-Shabaab en Somalia, al-Qaeda en el Magreb islámico en el norte de África y Boko Harem en Nigeria. [6]

La guerra de Libia es un fraude

El General Ham ha afirmado: “Tengo la plena confianza en que si la ONU no hubiera tomado esta decisión, Estados Unidos no se hubiera puesto a la cabeza con un gran apoyo, y con toda seguridad muchas personas en Bengasi que hoy están vivas no lo estarían” [7]. Esto no es verdad y está muy lejos de la realidad. La guerra ha costado más vidas de las que se podrían haber salvado. Ha arruinado a un país y ha abierto la puerta hacia África a un proyecto neocolonial.

Las afirmaciones de la Liga Libia por los Derechos Humanos (LLHR) nunca se sostuvieron o se verificaron. Se debe cuestionar la credibilidad de la ONU así como la credibilidad de muchas organizaciones humanitarias y de derechos humanos que casi presionaron en favor de una guerra. El Consejo de Seguridad de la ONU es, en el mejor de los casos, un organismo irresponsable, que claramente ha actuado al margen del debido proceso legal. Parece que este mismo modelo se está repitiendo contra la República Árabe Siria, ya que individuos y organizaciones, apoyados por potencias extranjeras a las que no les importan nada las auténticas reformas democráticas o la libertad, están haciendo las mismas afirmaciones.

Mahdi Darius Nazemroaya es sociólogo e investigador asociado del Centre for Research on Globalization (CRG). Está especializado en Oriente Próximo y Asia Central. Durante más de dos meses permaneció en Libia y también fue corresponsal de Flashpoints, que es un programa con sede en Berkeley, California.

NOTAS:

[1] United Nations Watch et al., “Urgent Appeal to Stop Atrocities in Libya: Sent by 70 NGOs to the US, EU, and UN”, 21 de febrero de 2011:

<http://www.unwatch.org/site/apps/nlnet/content2.aspx?c=bdKKISNqEmG&b=1330815&ct=9135143>

[2] Physicians for Human Rights, “PHR and Human Rights Groups Call for Immediate Action in Libya”, 22 de febrero de 2011:

<http://physiciansforhumanrights.org/press/press-releases/news-2011-02-22-libya.html>

[3] The International Federation for Human Rights (FIDH) and the Libyan League for Human Rights (LLHR), “Massacres in Libya: The international community must urgently”, 21 de febrero de 2011:

<http://www.fidh.org/IMG/article_PDF/article_a9183.pdf>

[4] Jim Garamone, “Africa Command Learns from Libya Operations,” American Forces Press Service, 15 de septiembre de 2011:

<http://www.defense.gov/news/newsarticle.aspx?id=65344&reason=1>

[5] Gregory Miller y Craig Whitlock, “U.S. assembling secret drone bases in Africa, Arabian Peninsula, officials say”, The Washington Post, 20 de septiembre de 2011; Julian E. Barnes, “U.S. Expands Drone Flights to Take Aim at East Africa”, The Wall Street Journal (WSJ), 21 de septiembre de 2011.

[6] Garamone, “Africa Command Learns,” Op. cit.

[7] Ibid.


ANEXO: FIRMANTES DE LA CARTA URGENTE PIDIENDO LA INTERVENCIÓN EN LIBIA

12 de febrero de 2011, Ginebra, Suiza

1. Hillel C. Neuer, United Nations Watch, Suiza

2. Dr. Sliman Bouchuiguir, Libyan League for Human Rights, Suiza

3. Mary Kay Stratis, Victims of Pan Am Flight 103, Inc., USA

4. Carl Gershman, President, The National Endowment for Democracy, USA

5. Yang Jianli, Initiatives for China, USA – Ex prisionero de conciencia y superviviente de la masacre de la Plaza de Tiananmen Square

6. Yang Kuanxing, YIbao – Escritor chino, firmante original de la Carta 08, el manifiesto pidiendo la reforma política en China

7. Matteo Mecacci, Parlamentario, Nonviolent Radical Party, Italia

8. Frank Donaghue, Physicians for Human Rights, USA

9. Nazanin Afshin-Jam, Stop Child Executions, Canadá

10. Bhawani Shanker Kusum, Gram Bharati Samiti, India

11. G. Jasper Cummeh, III, Actions for Genuine Democratic Alternatives, Liberia

12. Michel Monod, International Fellowship of Reconciliation, Suiza

13">Esohe Aghatise, Associazione Iroko Onlus, Italia

14. Harris O. Schoenberg, UN Reform Advocates, USA

15. Myrna Lachenal, World Federation for Mental Health, Suiza

16. Nguyên Lê Nhân Quyên, Vietnamese League for Human Rights, Suiza

17. Sylvia G. Iriondo, Mothers and Women against Repression (M.A.R. Por Cuba), USA

18. David Littman, World Union for Progressive Judaism, Suiza

19. Barrister Festus Okoye, Human Rights Monitor, Nigeria

20. Theodor Rathgeber, Forum Human Rights, Alemania

21. Derik Uya Alfred, Kwoto Cultural Center, Juba – Sudán de Sur

22. Carlos E Tinoco, Consorcio Desarrollo y Justicia, A.C., Venezuela

23. Abdurashid Abdulle Abikar, Center for Youth and Democracy, Somalia

24. Dr. Vanee Meisinger, Pan Pacific and South East Asia Women’s Association, Tailandia

25. Simone Abel, René Cassin, Reino Unido

26. Dr. Francois Ullmann, Ingenieurs du Monde, Suiza

27. Sr Catherine Waters, Catholic International Education Office, USA

28. Gibreil Hamid, Darfur Peace and Development Centre, Suiza

29. Nino Sergi, INTERSOS – Humanitarian Aid Organization, Italia

30. Daniel Feng, Foundation for China in the 21st Century

31. Ann Buwalda, Executive Director, Jubilee Campaign, USA

32. Leo Igwe, Nigerian Humanist Movement, Nigeria

33. Chandika Gautam, Nepal International Consumers Union, Nepal

34. Zohra Yusuf, Human Rights Commission of Pakistan, Pakistán

35. Sekou Doumbia, Femmes & Droits Humains, Mali

36. Cyrille Rolande Bechon, Nouveaux Droits de l'Homme, Camerún

37. Zainab Al-Suwaij, American Islamic Congress, USA

38. Valnora Edwin, Campaign for Good Governance, Sierra Leona

39. Patrick Mpedzisi, African Democracy Forum, Sudáfrica

40. Phil ya Nangoloh, NamRights, Namibia

41. Jaime Vintimilla, Centro Sobre Derecho y Sociedad (CIDES), Ecuador

42. Tilder Kumichii Ndichia, Gender Empowerment and Development, Camerún

43. Amina Bouayach, Moroccan Organisation for Human Rights, Marruecos

44. Abdullahi Mohamoud Nur, CEPID-Horn Africa, Somalia

45. Delly Mawazo Sesete, Resarch Center on Environment, Democracy & Human Rights, RD Congo

46. Joseph Rahall, Green Scenery, Sierra Leona

47. Arnold Djuma, Solidarité pour la Promotion Sociale et la Paix, Ruanda

48. Panayote Dimitras, Greek Helsinki Monitor, Grecia

49. Carlos E. Ponce, Latina American and Caribbean Network for Democracy, Venezuela

50. Fr. Paul Lansu, Pax Christi International, Belgica

51. Tharsika Pakeerathan, Swiss Council of Eelam Tamils, Suiza

52. Ibrahima Niang, Commission des Droits Humains du Mouvement Citoyen, Senegal

53. Virginia Swain, Center for Global Community and World Law, USA

54. Dr Yael Danieli, International Society for Traumatic Stress Studies, USA

55. Savita Gokhale, Loksadhana, India 56. Hasan Dheeree, Biland Awdal Organization, Somalia

57. Pacifique Nininahazwe, Forum pour le Renforcement de la Société Civile, Burundi

58. Derik Uya Alfred, Kwoto Cultural Center, Sudán del Sur

59. Michel Golubnichy, International Association of Peace Foundations, Rusia

60. Edward Ladu Terso, Multi Media Training Center, Sudán

61. Hafiz Mohammed, Justice Africa Sudan, Sudán

62. Sammy Eppel, B'nai B’rith Human Rights Commission, Venezuela

63. Jack Jeffery, International Humanist and Ethical Union, Reino Unido

64. Duy Hoang, Viet Tan, Vietnam

65. Promotion de la Democratie et Protection des Droits Humains, RD Congo

66. Radwan A. Masmoudi, Center for the Study of Islam & Democracy, USA

67. María José Zamora Solórzano, Movimiento por Nicaragua, Nicaragua

68. John Suarez, Cuban Democratic Directorate, USA

69. Mohamed Abdul Malek, Libya Watch, Reino Unido

70. Journalists Union of Russia, Rusia 

71. Sindi Medar-Gould, BAOBAB for Women’s Human Rights, Nigeria

72. Derik Uya Alfred, Kwoto Cultural Centre, Sudán

73. Sr. Anne Shaym, Presentation Sisters, Australia

74. Joseph Rahad, Green Scenery, Sierra Leona

75. Fahma Yusuf Essa, Women in Journalism Association, Somalia

76. Hayder Ibrahim Ali, Sudanese Studies Center, Sudán

77. Marcel Claude Kabongo, Good Governance and Human Rights NGO, RD Congo

78. Frank Weston, International Multiracial Shared Cultural Organization (IMSCO), USA

79. Fatima Alaoui, Maghrebin Forum for environment and development, Marruecos

80. Ted Brooks, Committee for Peace and Development Advocacy, Liberia

81. Felly Fwamba, Cerveau Chrétien, RD Congo

82. Jane Rutledge, CIVICUS: World Alliance of Citizen Participation, Sudáfrica 83. Ali AlAhmed, The Institute for Gulf Affairs, USA

84. Daniel Ozoukou, Martin Luther King Center for Peace and Social Justice, Costa de Marfil

85. Dan T. Saryee, Liberia Democratic Institute (LDI), Liberia

Individuos: Dr. Frene Ginwala, ex portavoz de la Asamblea Nacional SudafricanaFrancis Fukuyama, filósofo Mohamed Eljahmi, activista libio de derechos humanos Glenn P. Johnson, Jr., tesorero, Victims of Pan Am Flight 103, Inc., padre de Beth Ann Johnson, víctima del bombardeo de Lockerbie Fuente : U.N. Watch (Véase nota 1)

Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos