sábado, 17 de marzo de 2012

 

Nuevamente, el manual de terrorismo global de Estado

Gilberto López y Rivas


La Jornada...17/03/2012

Recordemos que el Manual de Campo 31-20-3, Tácticas, técnicas y procedimientos de defensa interna para las fuerzas especiales en el extranjero, parte de la premisa subyacente de que Estados Unidos tiene una misión que cumplir en el ámbito mundial, que es la salvaguarda de los intereses de ese país frente a las amenazas consideradas de menor escala –que las relacionadas con la confrontación Este-Oeste–, como el terrorismo, la subversión, la insurgencia y el tráfico de drogas.


Esta tarea planetaria, heredada de las nociones del Destino Manifiesto que otorgan a ese pueblo escogido por la Providencia el derecho de expandirse fuera de sus fronteras, supuestamente en nombre de la libertad y la democracia, hace necesaria la elaboración de incontables manuales destinados al aprendizaje de sus fuerzas especiales para conducir la guerra contrainsurgente a cualquier oscuro rincón del mundo (Bush dixit) donde el desorden interno sea de tal naturaleza que constituya una amenaza significante a los intereses nacionales de Estados Unidos.


El manual no se distingue por la profundidad del análisis histórico, sociológico o político, el cual es sustituido por maniqueos recetarios que pretenden pasar por científicos y que conforman, en realidad, un conjunto de categorías clasificatorias de orden práctico que guíen la acción de sus fuerzas armadas. Así, se define a la insurgencia como un movimiento organizado con el propósito de derrocar un gobierno constituido a través del uso de la subversión y el conflicto armado. Los politólogos-sociólogos al servicio de la guerra contrainsurgente concluyen sesudamente que hay siete elementos comunes a toda insurgencia: liderazgo, ideología, objetivos, ambiente y geografía, fases y tiempos (del desarrollo del movimiento), apoyo externo, y patrones operativos y organizativos. También, se sostiene que hay tres estrategias generales de la insurgencia: el foco o foquismo, la orientada hacia las masas y la tradicional, clasificando a la insurgencia “liderada por Castro y el Che Guevara” en la primera, Vietnam en la segunda, y la rebelión de los huk en Filipinas, en la tercera.


Aprendiendo de sus derrotas militares –como la sufrida en Vietnam–, que por cierto nunca son mencionadas como tales en los manuales estudiados, se insiste en que la misión primordial de las fuerzas especiales en la defensa extranjera externa es organizar, entrenar, aconsejar y desarrollar la capacidad táctica y técnica de las fuerzas militares de la llamada nación huésped, de tal manera que éstas puedan derrotar a la insurgencia sin el involucramiento directo de Estados Unidos. Esto es, se pretende que los costos humanos, materiales y todo el impacto de la guerra los pague la nación huésped y que los ejércitos de nuestros países cumplan con las directrices represivas de Estados Unidos en contra de toda la gama de los movimientos sociales que siempre pueden ser considerados como accesorios o cómplices de los insurgentes. La guerra contra el narcotráfico en México, por ejemplo, que contabiliza en cinco años más de 50 mil muertos, miles de desaparecidos y una agresión permanente contra los movimientos populares, ha sido impuesta por Estados Unidos y llevada a cabo por Calderón, presidente espurio de la nación huésped, sin que ese país sufra en lo más mínimo las consecuencias de la misma.


El manual especifica que la nación huésped siempre puede obtener equipo de Estados Unidos para enfrentar la amenaza interna a su seguridad causada por individuos sin ley, como los narcotraficantes, que en el caso mexicano se plasma en la Iniciativa Mérida. Lo que no se informa en el documento es que el gobierno de ese país también suministra armas a los propios individuos sin ley, e incluso lava el dinero de sus operaciones criminales, como se ha venido documentando en nuestro periódico, porque la guerra es instrumental a la estrategia estadunidense de tomar el control de la nación huésped.


Coalición es otro de los eufemismos que el manual adopta para encubrir mediáticamente las incursiones neocoloniales de Estados Unidos y sus aliados europeos, como las llevadas a cabo en Irak y Afganistán. Hacer realidad el apoyo a estas coaliciones es una tarea adicional a ser estudiada por las fuerzas especiales estadunidenses, para lo cual se considera muy importante una comprensión profunda del área (a ser invadida) y de la gente que ahí viva, orientación regional, conciencia cultural y habilidades en el manejo de otras lenguas, son necesarias para cumplir exitosamente la misión.


El manual cuenta con un apéndice sobre consideraciones legales que especifican que las operaciones de las fuerzas especiales deberán ser conducidas de acuerdo con las leyes internacionales y las que rigen en territorio estadunidense. Se mencionan específicamente las cuatro Convenciones de Ginebra de 1949, que proveen la fuente primaria de derechos y obligaciones de las personas involucradas en conflictos internos, o no internacionales, que demandan un trato humanitario a los prisioneros, heridos y enfermos, y que prohíben el uso de la violencia en cualquiera de sus formas, en particular, el asesinato, la mutilación, la tortura, los tratos crueles y degradantes, la toma de rehenes, las ejecuciones extrajudiciales y los juicios sin el debido proceso. Estos exhortos resultan retóricos y profundamente contradictorios con las realidades de crasas violaciones a los derechos mencionados en las innumerables guerras contrainsurgentes y operaciones encubiertas llevadas a cabo en el mundo entero por las fuerzas armadas estadunidenses. Además, el apéndice recomienda la búsqueda de un acuerdo internacional que garantice la inmunidad diplomática para sus tropas en los países donde están estacionadas. Esto es, impunidad total para el ejercicio efectivo del terrorismo global de Estado.

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2012/03/16/index.php?section=opinion&article=026a1pol

viernes, 16 de marzo de 2012

 


Movida transnacional contra Chávez

Ernesto Carmona

Desde mi ventana...16/03/2012

El ex presidente Ricardo Lagos adelantó la campaña electoral presidencial, pero no en Chile, sino en Venezuela. Este sábado participó en un encuentro público avalado por la Internacional Socialista y convocado por el banco privado Banesco, junto al español Felipe González y al brasileño Fernando Henrique Cardoso, de acuerdo a un informe de Víctor Hugo Majano en el diario venezolano Ciudad CCS.


El trío, presentado como ex “estadistas” iberoamericanos “progresistas”, disertó en la sede caraqueña del Banesto sobre "Visiones de una economía con rostro humano", en una inyección directa a la vena de propaganda pro-capitalismo salvaje con las recetas neoliberales que pusieron en práctica cuando fueron jefes de estado en sus respectivos países.


La conferencia, inevitablemente inserta en la campaña para las elecciones presidenciales de octubre, fue difundida por el canal opositor derechista Globovisión, el canal 5 -“Vale TV”- del Arzobispado de Caracas, una emisora del circuito Unión Radio y las redes sociales que apoyan la candidatura de extrema derecha de Henrique Capriles Radonski, de 42 años, partícipe de un asalto a la Embajada de Cuba durante el golpe frustrado de 2002.


La propaganda de la conferencia a tres voces presentó a los invitados como gobernantes que “cambiaron la historia de sus países”. Cada uno de los conferencistas en favor del neoliberalismo ha formulado sus propias críticas al Presidente Hugo Chávez, quien se encuentra tratándose el cáncer en Cuba. González gobernó con el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en 1982-1996; Cardoso, que también fue ministro de Hacienda, presidió Brasil en 1995-2003, antes de Lula; y Lagos, del Partido Socialista-PPD, quien gobernó en 2000-2006, se desempeña también hoy como co-presidente de la “Comisión para una sociedad sostenible” de la organización internacional de los socialdemócratas,


Esta es la cuarta edición en Venezuela del programa “Visiones de una economía con rostro humano” de la social democracia internacional. La primera fue en 2002, el mismo año del golpe de abril, a la que invitaron al dirigente sindical anticomunista polaco Lech Walesa. A la de 2004, que coincidió con el referendo revocatorio, concurrió Mikhail Gorbachov, “el sepulturero de la Unión Soviética” para sus detractores.


Los ex-presidentes social demócratas se la jugaron para ir a defender sus ideas neoliberales a Venezuela y reforzar la campaña de “marketing” que presenta al capitalismo como “opción humanista de progreso”, en oposición al socialismo del siglo 21 que pregona Chávez.




Neoliberales con sabor a renegados


En 14 años de gobierno, Felipe González impulsó una política económica que buscó solución a la crisis endémica del capitalismo hispano a costa de los trabajadores, con medidas extremas de ajuste y despidos masivos que desconcertaron a la base electoral del PSOE y a los poderosos sindicatos españoles. La tasa de desempleo llegó hasta 21,48% en 1985. En 1992, respondió con la congelación de los sueldos a las demandas de un aumento salarial de 4,5% de los empleados públicos. En 1993 redujo las pensiones en 5,1%.


También apeló al “terrorismo de Estado” para combatir a grupos independentistas y entre 1983 y 1987 financió los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL) que provocaron la muerte de 23 ciudadanos. Su partido tuvo su más baja votación histórica en las últimas elecciones que ganó el ultraderechista Partido Popular. Los electores le cobraron al PSOE su responsabilidad por la crisis que vive esa nación, con la gente perdiendo sus viviendas y empleos, mientras las protestas de “indignados” llenan las calles.


El brasileño Fernando Enrique Cardoso es considerado un “héroe” por los neoliberales. En 1994, siendo ministro de Hacienda del gobierno de Itamar Franco, creó la moneda ficticia llamada “real”, que se comportaba como divisa frente a la moneda real que era el cruzeiro. Los precios y salarios se fijaban en reales pero se pagaban en cruzeiros según la tasa de cambio.


Superada la crisis inflacionaria, este intelectual identificado en los años 60 con las tesis desarrollistas y crítico de la dependencia de América Latina hacia EEUU, se convirtió en presidente en 1995, por el Partido Socialdemócrata de Brasil (PSDB), y aplicó una política económica decididamente neoliberal. Bajo su gobierno (1995-2003), el crecimiento fue bajo y en 1998, 1999 y 2003 no superó el 1%.




La tasa de desempleo subió de 6% en 1995 hasta 10% casi todos los años. La pobreza nunca bajó de 34%, pero se redujo sustancialmente con Lula y en 2005 descendió al 26%, según datos del Banco Mundial citados por Ciudad CCS. Durante la campaña que llevó al poder a Lula, Cardoso lo atacó duro, incluso llamó “amenaza para la patria” al líder del Partido de los Trabajadores (PT) para impedir su elección. Lula después reclamó que le había dejado un país en quiebra.


A Ricardo Lagos Escobar se le proclama como “estadista con profundo sentido humanista” desde su cargo en la Internacional Socialista, pero en 2000-2006 gobernó Chile con las políticas del Fondo Monetario Internacional (FMI). Firmó tratados de libre comercio con Estados Unidos, la Unión Europea y Corea del Sur para ampliar la apertura externa. Al igual que Cardoso, en su juventud proclamó otras ideas, las suyas muy contrarias a la concentración de los grandes grupos económicos y abogó por la estatización de la economía, pero en su gobierno hizo exactamente lo contrario.


“La única y verdadera solución es, entonces, la abolición de la propiedad privada sobre los medios de producción, los cuales deben pasar al Estado. En la medida en que dicha propiedad subsista, todas las leyes que se dicten serán paliativos que jamás conseguirían la eliminación definitiva de las diversas formas de concentración”, escribió Lagos en la página 135 de “La Concentración del Poder Económico” (Editorial del Pacífico, 1961), su tesis de grado como abogado.


La política de Lagos hizo gratuita y obligatoria la enseñanza media, pero excluyó de la gratuidad al nivel universitario. Asimismo, profundizó el carácter comercial y privado del sistema de seguridad social y de salud e hizo desaparecer por completo la gratuidad de la universidad pública. Como todos los gobiernos de la Concertación, mantuvo las líneas de liberalización y privatización implantadas por la dictadura de Pinochet. También legitimó con reformas la vigencia de la constitución de 1980.


Al salir Pinochet de la escena ejecutiva (porque se quedó casi una década más a cargo del ejército), la pobreza marcaba en 1990 una diferencia de 130 veces en el ingreso del 5% más pobre respecto al 5% más rico, según un estudio de la Fundación Terram. Pero en 2004 esa diferencia se elevó a 209 veces. La continuidad y desarrollo de la privatización de la educación provocó las protestas estudiantiles de gran magnitud en 2011, a consecuencia de las políticas que promovió Lagos. Su gobierno estuvo alineado con la política exterior de Estados Unidos y ante el golpe del 11 de abril de 2002 en Venezuela, la cancillería de su gobierno emitió un comunicado responsabilizando de la asonada… al gobierno de Chávez. Como resultó un fallido golpe, de algo más de un día, después no hubo forma de enderezar tamaño entuerto diplomático con un país y un gobierno “amigo”…

Fuente: http://miblogchurummeru.blogspot.com/2012/03/movida-transnacional-contra-chavez.html

miércoles, 14 de marzo de 2012

 
Campaña de terror y mentiras contra Chávez

Rebelión: Atilio A. Boron...14/03/2012

En los últimos tiempos la campaña de desprestigio en contra del Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, adquirió en la Argentina una virulencia inusitada. Es de sobras conocido que el proceso político en curso en ese hermano país nunca fue del agrado del centro imperial y sus clases y grupos sociales aliados. Y que para atacar al Presidente Chávez Frías y los logros de la Revolución Bolivariana, que dieron vuelta una página en la historia de Venezuela, no ha habido escrúpulo moral que no haya sido pisoteado, ni mentiras o calumnias dejadas de proferir u ofensas que no haya sido lanzada. Se reitera la misma política de satanización y de aquello que los especialistas estadounidenses llaman “character assasination” (el asesinato mediático del personaje, prerrequisito de su liquidación política e, inclusive, en ciertos casos, física, como lo prueban los casos de Saddam Hussein y Muamar El Kadaffi), ensayado repetidamente en la historia latinoamericana. La padecieron los gobiernos democráticos de Guatemala (Jacobo Arbenz), Chile (Salvador Allende), la revolución boliviana de 1952, el peronismo en la segunda mitad de la década del cuarenta, la Revolución cubana en la figura del Fidel Castro, Maurice Bishop en Grenada, Juan Bosch en República Dominicana y, más recientemente Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en Ecuador, Daniel Ortega y más generalmente el Sandinismo en Nicaragua, “Mel” Zelaya en Honduras y, sobre todo, Hugo Chávez en Venezuela. Campañas de desprestigio y de terror, enderezadas a confundir y amedrantar a la población, a intimidarla pronosticando toda clase de horrores y padecimientos, fundadas en el ocultamiento de algunos hechos, la grosera tergiversación de otros y en una flagrante violación de las más elementales normas de la ética periodística.


Hasta el 8 de Marzo del corriente año el nombre de Hugo Chávez Frías aparece mencionado 11.702 veces en el diario La Nación, y 5674 veces en Clarín. En la abrumadora, por no decir la totalidad, de los casos, esas menciones son para criticarlo con saña cuando no para injuriarlo desvergonzadamente. Chávez es, para estos periódicos, una figura que merece más atención que en su momento tuvo Lula, o el propio Bill Clinton. Sólo George W. Bush, especialmente luego de las atrocidades del 11-S, mereció un poco más de atención que Chávez. ¿Cuál es la razón de tan desorbitada concentración en la figura del líder bolivariano? Desfigurar su imagen, debilitar su gobierno, reconcentrar las fuerzas de sus enemigos.


Vehículo preferencial de esta campaña son los grandes medios de comunicación, gráficos, radiales o televisivos. Medios que, como es de público conocimiento, se han desembarazado de la pesada labor de informar con veracidad para asumir sin ambages un papel netamente político y económico: la defensa de los grupos dominantes –de sus privilegios, prerrogativas y ventajas materiales- y de los intereses globales del imperio, al cual sirven sin tapujo alguno y de manera coordinada y permanente. Tal como lo aseguran los estrategas del Pentágono, “hoy la guerra antisubversiva se libra en los medios.” Basta con leer los editoriales de los medios hegemónicos en América Latina, o con analizar las noticias de las que dan cuenta y la forma en que las presentan en el caso de Venezuela para comprobar el carácter sistemático y perfectamente orquestado de esta “guerra antisubversiva” contra un gobierno legítimo, que sólo un espíritu muy ingenuo podría atribuir al azar.


Con ocasión de las elecciones primarias para elegir al candidato de la oposición unificada que se opondrá al Presidente Chávez Frías en la próxima contienda electoral los periódicos se desvivieron en alabanzas a la figura de Henrique Capriles Radonski. En este caso, el periodismo cedió su lugar a la más desvergonzada propaganda elevando a ese personaje a las alturas de un probo estadista, respetuoso de las tradiciones republicanas y los valores democráticos. No sólo se mintió al presentar de este modo a un personaje de escasas luces y más que débiles credenciales republicanas y democráticas sino, más grave aún, se escamotearon ante la opinión pública algunos siniestros antecedentes del líder opositor. Por ejemplo, su frenético apoyo al golpe de estado del 11 de Abril del 2002 y su protagónica participación en el asalto a la embajada de Cuba en Venezuela, encabezando una turbamulta dispuesta a linchar a los que allí estuvieran refugiados y que sólo por milagro no se concretó. La “esperanza democrática” tan ensalzada por La Nación y Clarín perpetró un delito que ni siquiera dos sátrapas tan conspicuos como Jorge R. Videla y Augusto Pinochet se atrevieron cometer, pero nada de esto disuadió a Capriles Radonski. Pero de esto nada se dice. Quien viola las reglas de la democracia es Chávez; sus opositores son bellas e impolutas almas democráticas. La misión asignada a los medios es perpetuar las mentiras y los engaños, y ocultar cuidadosamente cualquier información positiva sobre la gestión del presidente Chávez confiando de este modo en frustrar su amplia victoria en las elecciones presidenciales del próximo 7 de Octubre.

martes, 13 de marzo de 2012

 
                                                        VENEZUELA
Denuncian criminalización de la lucha laboral

Aporrea...13/03/2012

Mientras en el país se discute una nueva Ley Orgánica del Trabajo, LOT, y está planteada la necesidad de la unidad de los bolivarianos, sectores gerenciales e institucionales usan el poder del Estado y la policía contra dirigentes obreros, fracturando más aún esa unidad, según el movimiento sidorista Alianza Sindical (SIDOR es la empresa pública renacionalizada Siderúrgica del Orinoco). La prensa de Guayana informó en el día de ayer, 8 de marzo 2012, sobre la designación de la Fiscal Cuarta del Edo. Bolívar, para atender averiguaciones en contra del dirigente obrero sidorista José Meléndez, directivo de SUTISS (sindicato de trabajadores de SIDOR), del colectivo de trabajadores Alianza Sindical y de la corriente Marea Socialista, acusado de haber paralizado el área de laminación en caliente de la acería el 17 de junio pasado con otros trabajadores de la empresa (ver: http://tinyurl.com/75lgfyh ) .
Alianza Sindical, fuerza mayoritaria de la organización sindical siderúrgica SUTISS, anuncia que se pone en pie de lucha, por tratarse de una arremetida con la que hacen poner en duda la política obrerista proclamada por el presidente Chávez y que es desconocida por quienes desde espacios institucionales y jerarquías burocráticas pisotean los principios clasistas.


“Eso es criminalización de la protesta laboral y sindical”, dice Meléndez. “Y, lo peor es que se trata de una política sistemática de sectores que han secuestrado el llamado Control Obrero en SIDOR y lo han desvirtuado al servicio de los que tienen sus negocios. Han utilizado todos los recursos, incluida la violencia física. Usaron la calumnia para tratar de involucrarme en el asunto de la ‘mafia de las cabillas’, pero como no podían tener ninguna prueba, ahora atacan por este lado. En cambio, Alianza Sindical sí presentó pruebas documentales de hechos de corrupción ( www.aporrea.org/trabajadores/n199466.html ), pero no es esto lo que están investigando el SEBÍN y la Fiscalía, que lamentablemente se están prestando para ir contra los trabajadores, mientras los verdaderos problemas de SIDOR les pasan por detrás”.


Alianza Sindical, junto con Marea Socialista, corriente que participa en esa organización, manifiesta su tajante condena al uso de los organismos de seguridad y del aparato judicial del Estado burgués en contra de la clase trabajadora, como recurso de sectores burocráticos que se disputan el control de las empresas básicas y nacionalizadas.


Meléndez explica: “Pretenden enviarme a tribunales; otra patraña más de ese frente gerencial de burócratas que actúa en SIDOR. Han recurrido al SEBÍN, organismo de inteligencia policial del Estado, incluso lo anunciaron mucho antes de la actuación de la Fiscalía, para hostigarme y montar esa patraña, lo que es completamente irregular. Han estado promoviendo a supuestos testigos que ni siquiera me conocen y con los que jamás he mantenido relación alguna, para incriminarme en cualquier cosa que les pueda servir. Llevan alrededor de dos años con este hostigamiento. He sido víctima de atentados y de incursiones en mi domicilio familiar, pero esto no lo investigan. En cambio, se ponen a investigar las luchas legítimas de la clase trabajadora, la misma que luchó para nacionalizar esta empresa y recuperarla del dominio de las transnacionales y ponerla al servicio de nuestro pueblo en esta revolución bolivariana. Por supuesto, mucho menos dan el debate democrático con la base, con los trabajadores, apelan a estas instituciones del Estado burgués contra la democracia obrera, indicando claramente con ello, que se han despegado de nuestra clase y se han vuelto una casta parasitaria y represora.”


También explica Meléndez, que “las acciones sindicales que pretenden criminalizar obedecieron a problemas de seguridad en la planta, que ponían en riesgo a los trabajadores y a la empresa misma, razón por la cual los trabajadores tomaron su decisión en asamblea de los cuatro turnos. De ahí salió esa paralización de las actividades. Fueron por problemas de seguridad, repito. Ellos solitos, los trabajadores de base, una vez tomadas sus decisiones, llamaron a los miembros del Comité Ejecutivo y nosotros acudimos al llamado. Fue tanto así, que en todo momento fueron los trabajadores quienes tomaron la batuta y fueron los protagonistas de su propia lucha. Nosotros nos manifestamos solidarios con sus reclamos de seguridad para los trabajadores y para la empresa, porque para eso fuimos electos. ¿Qué querían, que hubiese una desgracia por la negligencia y falta de atención oportuna a graves problemas de seguridad laboral e industrial? ¿Por qué no se investiga esto? ¿O es qué las vidas y la integridad de los trabajadores les importa menos que el costo económico de una acción legítima de protesta, causada por circunstancias que son competencia de la gerencia de la empresa?”


Meléndez y otros dirigentes de Alianza Sindical declaran que “poseemos datos que nos permitirán presentar informes detallados, que comparan y demuestran que las principales pérdidas ocasionadas a SIDOR, no se deben a los trabajadores que defienden su vida, su salud, su trabajo, sus derechos laborales y humanos y a la propia empresa, sino a fallas gerenciales, administrativas y de inversión, que generan problemas de seguridad y múltiples problemas en la producción.”


“No es actitud de socialistas ni tiene nada que ver con los principios clasistas, bolivarianos y revolucionarios, echarle la culpa a la clase trabajadora y a los dirigentes sindicales que somos consecuentes con los derechos de los trabajadores y el pueblo. Con esto le hacen un flaco servicio al gobierno y al presidente Chávez en el seno de la clase trabajadora, clase que ha sido uno de los principales sujetos sociales de esta revolución y que tendría que seguir siendo la base de apoyo para la reelección el 7 de octubre. Por consiguiente, llamamos a la reflexión para que se detenga ya esta ofensiva contrarrevolucionaria y antiobrera, para que se discutan y se resuelvan los conflictos en el seno de la clase trabajadora y en sus organismos. Llamamos al gobierno y al presidente Chávez para que pongan su atención sobre este asunto. Pero al mismo tiempo, decimos públicamente que arrancaremos con una campaña nacional y si es necesario, internacional, para relanzar la lucha contra la criminalización de las luchas obreras y populares. Acudiremos a todos los movimientos sociales para llevar adelante acciones solidarias y conjuntas en respuesta a esta intolerable situación.”


Por último, en relación con las noticias de prensa aparecidas en Guayana, que atribuye al “indudable auspicio y lobby de este frente gerencial sin principios que actúa en SIDOR”, Meléndez protesta que haya diarios que introduzcan coletillas como la de que “ al líder de Alianza Sindical se le vincula con Luis Velásquez, ex director de comercialización de Sidor, actualmente detenido acusado de liderar una banda que traficaba con las cabillas.” Califica esto como “propaganda y guerra sucia, porque dejan correr eso de la ‘vinculación’ sin prueba alguna, sin soporte de ningún tipo, de manera tan irresponsable y violatoria de mi derecho a la reputación personal, porque… además, no es por esto que se está abriendo la investigación de Fiscalía, sino por acusarme de liderar una protesta de trabajadores. Pura difamación, porque no han sido capaces de sacar las pruebas que dicen que tienen contra mí, como una manera de chantajear y de manipular.


El ataque, entonces, no es simplemente contra Meléndez; es contra la libertad sindical, es contra las luchas obreras, es contra la mayoría de los trabajadores de SIDOR y esto es motivo para que todas las fuerzas sindicales y sociales se pronuncien respecto al tema y asuman su posición, en defensa del principal motor de esta revolución: la lucha de los explotados por el sistema capitalista que estamos tratando de destruir. Llamo a las centrales obreras a que se manifiesten sobre esto y acompañen este reclamo. Si vamos a aplicar Control Obrero… entonces, que los trabajadores asumamos el control de esta discusión y que se debata en asambleas, como ya lo estamos haciendo dentro de la empresa. No consintamos que se criminalice la lucha social y sindical”.


http://www.aporrea.org/trabajadores/n199802.htm


Fuente: http://www.aporrea.org/trabajadores/n200490.html

lunes, 12 de marzo de 2012


   
Otro fiasco de la OEA


La Jornada...12/03/2012

Desde sus inicios la OEA ejerce, se quiera o no, como el brazo político, en América Latina, de la diplomacia de Estados Unidos. Han sido muchas las ocasiones en las cuales el Departamento de Estado norteamericano ha legitimado sus intervenciones armadas por medio de resoluciones ah hoc de la OEA. República Dominicana, Haití, Granada o Panamá. Para no levantar sospechas siempre lo ha hecho con el apoyo de países cipayos. Nunca han faltado gobiernos que se han prestado para tales fines de manera claudicante y vergonzosa. En tiempos de dictaduras, Paraguay, Chile, Uruguay y los sempiternos países centroamericanos se convirtieron en perrito faldero del imperio. Pocas eran las voces díscolas y cuando emergían, el castigo era inmediato. Menos ayudas, restricciones a las exportaciones y pérdida de inversiones.Las acciones encubiertas para desestabilizar gobiernos populares y democráticos, tanto como preparar golpes de Estado, se ubicaron en la OEA. No olvidemos que la primera acción de la CIA en el continente consistió en dar cobertura al golpe de Estado en Guatemala contra el presidente Jacobo Arbenz en 1954. Bajo el paraguas de una recién inaugurada guerra fría, se consideró un peligro la reforma agraria y las nacionalizaciones de las grandes compañías bananeras. Sin perder tiempo, organizaron desde Honduras, con militares golpistas, una invasión, posibilitando el nacimiento de una de las dictaduras más crueles y sanguinarias en la región, encabezada por el coronel Castillo Armas. La OEA desatendió las palabras del entonces canciller de Guatemala, Toriello, o no lo quiso escuchar. Meses antes del golpe, en la asamblea celebrada por la OEA en Caracas en marzo de 1954, bajo la dictadura de Pérez Jiménez, el canciller Toriello, avisó de los peligros de asumir la posición de Estados Unidos en la OEA, defendida por el secretario de Estado John Foster Dulles. La propuesta consistía en lograr una resolución que expresara, en términos lo suficientemente enérgicos, la amenaza de una posible expansión del comunismo en Centroamérica. Si lograba convencer a sus interlocutores, los ministros de exteriores, estarían las condiciones para avalar, bajo el paraguas de la amenaza comunista, un golpe de Estado. El canciller Toriello sólo pudo concluir su discurso ante la X Conferencia Interamericana reivindicando el carácter democrático y libertario del gobierno de Arbenz:  La lucha que Guatemala está librando por su recuperación económica y por la defensa de su soberanía, es la misma lucha de millones de iberoamericanos que aspiran a que se realice la plenitud del sueño bolivariano, por lo cual es indispensable la existencia de la paz mundial con base en la justicia, el ejercicio efectivo de la democracia y en una sincera y leal cooperación económica. Sobre las inmensas tierras, mares y cielos de América el aliento de los libertadores mantiene flotando las banderas de la libertad. Aquí estamos Bolívar, y al venir a esta tierra privilegiada que te vio nacer, conscientes de nuestro destino, nos presentamos ante tus ojos, sin cadenas de la tiranía que por siglos nos oprimió, y que vos, Libertador, enseñaste a hacer pedazos. Guatemala es digna de vos, capitán de la dignidad de América.
Sus palabras no tuvieron eco, Dulles impuso su criterio y todos los países presentes, con el único voto en contra de Guatemala y la abstención de Argentina y México, aprobaron la resolución número 93 que aludía a los peligros para la región de la infiltración comunista: La X Conferencia Interamericana condena las actividades del movimiento comunista interno como intervención en los asuntos americanos; expresa la decisión de los estados americanos de adoptar las medidas necesarias para proteger su independencia política contra la intervención del comunismo internacional, que actúa por los intereses del despotismo foráneo, y reitera la fe del pueblo de América en el efectivo ejercicio de la democracia representativa como el mejor medio para promover el progreso social y político; declara que la dominación o hegemonía en las instituciones políticas de cualquier Estado americano, por el movimiento comunista internacional extendiendo a este hemisferio el sistema de una potencia extracontinental, significaría una amenaza a la soberanía e independencia política de los estados americanos, poniendo en peligro la paz de América y demandaría una acción adecuada, en consonancia con los tratados existentes; recomienda que, sin perjuicio de otras medidas que puedan considerarse adecuadas, cada uno de los gobiernos de América preste especial atención a las siguientes disposiciones con el propósito de contrarrestar las actividades comunistas subversivas dentro de sus respectivas jurisdicciones.
La puerta se abrió de par en par. La OEA se transformó en el sitio perfecto para legitimar los golpes de estado con el pretexto de salvaguardar la paz mundial y luchar contra el comunismo internacional. Decenas de años han funcionado sin cambiar un ápice esta resolución. Tras Guatemala, se perfecciono el enunciado. Nunca faltaron las excusas justificantes. Armas enviadas por la URSS, agentes desestabilizadores extranjeros, compra de armamento a países comunistas, relaciones indebidas, etcétera. La revolución cubana sufriría y padece hasta hoy sus consecuencias. Bloqueo y expulsión tras la crisis de los misiles en 1962. Obligados a romper relaciones, los gobiernos pusilánimes de la época se plegaron, salvo excepciones, entre otras México. Lentamente esta situación anacrónica ha sido superada por los hechos. Todos los países de América latina y el Caribe mantienen relaciones con Cuba.
Estados Unidos vive aferrado al pasado. No se percata del nacimiento de la Celac ni tampoco de la sentencia de muerte que supone para la OEA no admitir la presencia de Cuba en la cumbre en Cartagena de Indias, Colombia, la segunda semana de abril de este año. Algunos países mostraron su desacuerdo y amenazaron con su incomparecencia. Ante el posible fracaso e inasistencia de un grupo importante de países, sobre todo los integrados en la Alba, la diplomacia se mueve y el presidente José Manuel Santos, anfitrión, viajó a La Habana para entrevistarse con Raúl Castro y lograr un acuerdo de mínimos. Si bien no hay motivos para impedir la presencia de Cuba, ya que el único país que se opone explícitamente, de los 34 que asistirán, es Estados Unidos, el gobierno cubano no hará ningún mal gesto ni tampoco hablará por boca de otros. No habrá boicot ni desplantes ni malos modos, tampoco ha solicitado ir a la reunión. Así, Estados Unidos se retrata con su mezquindad y hace gala de su fuerza bruta imperial. Pero no entiende que América Latina no requiere de una institución anquilosada, fundada en criterios trasnochados, mano protectora del imperialismo.
Fuente: www.jornada.unam.mx/2012/03/11/index.php?section=opinion&article=026a1mun

domingo, 11 de marzo de 2012


       
El sangriento camino hacia Damasco
La guerra de la triple alianza contra un Estado soberano


Rebelión...11/03/2011


Introducción Existen pruebas claras y contundentes de que el levantamiento para derrocar al presidente al-Assad de Siria es un violento robo de poder dirigido por combatientes apoyados desde el exterior que han matado y herido a miles de soldados, policías y civiles sirios, a partidarios del gobierno y de su oposición pacífica.
La indignación expresada por los políticos de Occidente y de los Estados del Golfo y en los medios de comunicación sobre el asesinato de pacíficos ciudadanos sirios que protestaban por la injusticia está cínicamente planificada para encubrir los informes documentados de la toma violenta de barrios, pueblos y ciudades a manos de bandas armadas que blanden ametralladoras y colocan bombas en las márgenes de los caminos.
La agresión a Siria está respaldada por fondos, armas y formación extranjeros. Sin embargo, debido a la falta de apoyo interno, y para tener éxito, será necesaria la intervención militar extranjera directa. Por esa razón se ha montado una enorme campaña de propaganda y diplomática con el fin de demonizar al legítimo gobierno sirio. El objetivo es imponer un régimen títere y reforzar el control imperial occidental en Oriente Próximo. A corto plazo, ello aislará aún más a Irán en la preparación para un ataque militar de Israel y de Estados Unidos y a la larga, eliminará otro régimen laico independiente amigo de China y Rusia.  
Con el fin de movilizar el apoyo del mundo a esta toma de poder financiada por Occidente, Israel y los Estados del Golfo, se han utilizado diversos ardides propagandísticos que justifiquen otra violación flagrante de la soberanía de un país tras su exitosa destrucción de los gobiernos laicos de Iraq y Libia.
El contexto más amplio: la agresión en serie
La actual campaña occidental contra el régimen independiente de al-Assad en Siria forma parte de una serie de ataques contra los movimientos pro democracia y contra los regímenes independientes desde el Norte de África hasta el Golfo Pérsico. La respuesta imperial-militarista al movimiento democrático egipcio que derrocó la dictadura de Mubarak ha sido respaldar la toma de poder de la Junta militar y la campaña criminal de encarcelar, torturar y asesinar a más de 10.000 manifestantes a favor de la democratización.
Enfrentados a movimientos populares democráticos similares a los [de otras partes] del mundo árabe, los dictadores autocráticos del Golfo apoyados por Occidente aplastaron sus respectivos levantamientos en Bahréin, Yemen y Arabia Saudí. La agresión se extendió al gobierno laico de Libia, donde potencias de la OTAN lanzaron un bombardeo aéreo y marítimo masivo en apoyo de las bandas armadas de mercenarios destruyendo con ello la economía y la sociedad civil de Libia. El despliegue de mercenarios mafiosos armados condujo a un ataque despiadado contra la vida urbana en Libia y a la devastación del campo. Las potencias de la OTAN eliminaron al régimen laico del coronel Gadafi y a él mismo asesinándolo y mutilándolo sus mercenarios. La OTAN supervisó las lesiones, el encarcelamiento, la tortura y la eliminación de decenas de miles de civiles partidarios de Gadafi y funcionarios del gobierno. La OTAN respaldó al régimen títere cuando éste se embarcó en un sangriento pogromo contra ciudadanos libios de ascendencia africano-subsahariana, así como contra trabajadores inmigrantes africano-subsaharianos —grupos que se habían beneficiado de los generosos programas sociales de Gadafi. La política imperial de arruinar y gobernar en Libia sirve de “modelo” para Siria: crear las condiciones para un levantamiento popular dirigido por los fundamentalistas musulmanes, financiados y entrenados por mercenarios occidentales y los Estados del Golfo.
El sangriento camino de Damasco a Teherán
De acuerdo con el Departamento de Estado, el camino a Teherán pasa por Damasco: el objetivo estratégico de la OTAN es destruir al principal aliado de Irán en Oriente Próximo; para las monarquías absolutistas del Golfo el propósito es reemplazar una república laica por una dictadura teocrática vasalla; para el gobierno turco el propósito es fomentar un régimen dócil a los dictados de la versión del capitalismo islámico de Ankara; para al-Qaida y los aliados fundamentalistas salafistas y wahabíes, un régimen teocrático suní despojado de sirios laicos, alawíes y cristianos servirá como trampolín para proyectar poder en el mundo islámico; y para Israel, una Siria ensangrentada y dividida garantizará aún más su hegemonía regional. No fue sin previsión profética que el sionista por antonomasia estadounidense, senador Joseph Lieberman, exigiera días después del ataque de al-Qaida del 11-S de 2001: “Primero tenemos que ir a por Irán, Iraq y Siria” antes de considerar quiénes eran los verdaderos autores de los hechos.
Las fuerzas armadas anti-sirias reflejan una variedad de perspectivas políticas en conflicto ligadas únicamente por su odio común al régimen nacionalista, laico e independiente que ha gobernado la compleja y multiétnica sociedad siria durante décadas. La guerra contra Siria es la principal plataforma de lanzamiento para un resurgimiento del militarismo occidental que se extienda desde el Norte de África hasta el Golfo Pérsico, apoyada por una campaña sistemática de propaganda que proclama la misión democrática, humanitaria y “civilizadora” de la OTAN en nombre del pueblo sirio.
El camino a Damasco está lleno de mentiras
Un análisis objetivo de la composición política y social de los principales combatientes armados en Siria desmiente cualquier afirmación de que el levantamiento persiga la democracia para el pueblo de ese país. La columna vertebral de la insurrección está integrada por combatientes fundamentalistas autoritarios. Los propios Estados del Golfo que financian a estos matones brutales son monarquías absolutistas. Tras haber endosado un brutal régimen de gánsteres al pueblo de Libia, Occidente no puede reclamar ninguna “intervención humanitaria”.
Los grupos armados se infiltran en las ciudades y se sirven de los centros de población como escudos desde los que lanzan sus ataques contra las fuerzas del gobierno. En el proceso, expulsan a miles de ciudadanos de sus hogares, tiendas y oficinas que utilizan como puestos militares avanzados. La destrucción del barrio de Baba Amr en Homs es un caso clásico de bandas armadas que utilizan a civiles como escudos y como carne de cañón para la propaganda en la demonización del gobierno.
Esos mercenarios armados no tienen credibilidad nacional entre la masa del pueblo sirio. Una de sus principales fábricas de propaganda se encuentra en el corazón de Londres, el denominado “Observatorio Sirio de Derechos Humanos”, desde donde se coordina estrechamente con los servicios de inteligencia británicos produciendo historias espeluznantes y atroces para agitar el sentimiento a favor de una intervención de la OTAN. Los reyes y los emires de los Estados del Golfo proporcionan estos combatientes. Turquía proporciona las bases militares y controla el flujo transfronterizo de armas y el movimiento de los dirigentes del llamado “Ejército Sirio Libre”. Estados Unidos, Francia e Inglaterra ofrecen las armas, el entrenamiento y la cobertura diplomática. Yihadistas fundamentalistas extranjeros, incluyendo combatientes de al-Qaida en Libia, Iraq y Afganistán, han entrado en el conflicto. Esto no es una “guerra civil”. Es un conflicto internacional que enfrenta a una infame triple alianza de los imperialistas de la OTAN, los déspotas de los Estados del Golfo y fundamentalistas musulmanes en contra de un régimen nacionalista laico independiente. El origen extranjero de las armas, de la maquinaria de propaganda y de los combatientes mercenarios revela el siniestro carácter imperial y “multinacional” del conflicto. En última instancia el violento levantamiento contra el Estado sirio supone una campaña imperialista sistemática para derrocar a un aliado de Irán, de Rusia y de China, aun a costa de destruir la economía y la sociedad civil de Siria, de fragmentar el país y de desencadenar prolongadas guerras sectarias de exterminio contra las minorías alawíes y cristianas, así como contra los partidarios del gobierno laico.
Los asesinatos y la huida masiva de refugiados no son el resultado de la violencia gratuita cometida por un Estado sirio sediento de sangre. Las milicias respaldadas por Occidente han cercado barrios por la fuerza de las armas, destruido oleoductos, saboteado el transporte y bombardeado edificios gubernamentales. En el curso de sus ataques han desbaratado servicios básicos esenciales para el pueblo sirio como la educación, el acceso a la atención médica, la seguridad, el agua, la electricidad y el transporte. Por lo tanto, en ellos recae la mayor parte de la responsabilidad por esta “catástrofe humanitaria” (de la que sus aliados imperiales y los funcionarios de la ONU culpan a la seguridad y a las fuerzas armadas sirias). Las fuerzas de seguridad sirias están combatiendo para preservar la independencia nacional de un Estado laico, mientras que la oposición armada ejerce violencia en nombre de sus amos extranjeros que le pagan desde Washington, Riad, Tel Aviv, Ankara y Londres.
Conclusiones
El referéndum al régimen de al-Assad el mes pasado atrajo a millones de votantes sirios desafiando las amenazas imperialistas occidentales y los llamamientos terroristas de boicot. Ello indica claramente que la mayoría de los sirios prefieren una solución pacífica y negociada, y que rechazan la violencia mercenaria. El Consejo Nacional Sirio respaldado por Occidente y el “Ejército Sirio Libre” armado por Turquía y por los Estados del Golfo han rechazado de plano los llamamientos de Rusia y China para un diálogo abierto y negociaciones que el régimen de al-Assad ha aceptado. La OTAN y las dictaduras de los Estados del Golfo están empujando a sus representantes a luchar por un violento “cambio de régimen”, una política que ya ha causado la muerte de miles de sirios. Las sanciones económicas de Estados Unidos y Europa están diseñadas para destruir la economía siria a la espera de que la intensa privación impulse a una población empobrecida a los brazos de sus violentos subsidiarios. En una repetición del escenario de Libia, la OTAN propone “liberar” al pueblo sirio destruyendo su economía, su sociedad civil y su Estado laico.
Una victoria militar occidental en Siria únicamente alimentará el creciente frenesí del militarismo. Alentará a Occidente, a Riad y a Israel a provocar una nueva guerra civil en Líbano. Después de destruir Siria, el eje Washington-UE-Riad-Tel Aviv avanzará a una confrontación mucho más sangrienta contra Irán.
La horrible destrucción de Iraq, seguida del colapso posbélico de Libia proporciona un patrón aterrador de lo que le espera al pueblo sirio: un abrupto desmoronamiento de su nivel de vida, la fragmentación de su país, la depuración étnica, el gobierno sectario y fundamentalista de bandas mafiosas y la inseguridad total de la vida y de la propiedad.
Al igual que los “izquierdistas” y “progresistas” declararon que el brutal ataque despiadado contra Libia era la “lucha revolucionaria de demócratas insurgentes” alejándose después y lavándose las manos de la sangrienta secuela que ha dejado la violencia étnica contra los libios negros, repiten los mismos llamamientos a favor de una intervención militar contra Siria. Los mismos liberales, progresistas, socialistas y marxistas que están pidiendo a Occidente que intervenga en la “crisis humanitaria” de Siria desde sus cafés y sus oficinas en Manhattan y en París, perderán todo interés por la orgía sangrienta de sus victoriosos mercenarios después de que Damasco, Alepo y otras ciudades sirias hayan sido bombardeadas por la OTAN hasta la rendición.
Traducción para Rebelión de Loles Oliván
James Petras: La revuelta árabe y el contraataque imperialista (en inglés), Clarity Press: Atlanta 2012, segunda edición.