viernes, 4 de marzo de 2016


Los grandes desconocidos de la sociedad española
Los militares de carrera que fueron fieles a la República y que por ella combatieron en la Guerra Civil española (III)

04/03/2016
Artículo dedicado al Ejercito del Aire, al Comandante del Ejército del Aire D. Ricardo de la Puente Bahamonde

El primo al que Franco ejecutóEl “generalísimo” y su primo Ricardo de la Puente Bahamonde, comandante republicano convencido, crecieron como hermanos hasta que la ideología les separó. «Un día voy a tener que fusilarte», le llegó a decir Francisco a Ricardo. Y lo hizo.
En 1936, fue el último militar fiel a la República del norte de África
El personaje
El comandante Ricardo de la Puente Bahamonde nació en la ciudad de Ferrol en 1895.
Realizó su mayor participación en operaciones militares en la guerra africana, en la que obtuvo dos medallas. Apoyó la revolución de Asturias en 1934.
El 18-J de 1936 intentó que el «Dragón Rapide» no aterrizara en Tetuán y fue fusilado tras fulminante consejo de guerra.
La sombra de su primo
Franco tenía al enemigo en casa y no debió sorprenderle saberlo. En la tarde del 17 y la madrugada del 18 de julio de 1936, cuando el ruido de sables ya había sido reemplazado abiertamente por el estruendo de fusiles en el norte de África, muy pocos oficiales de la región se mantuvieron fieles a la República.
El último jefe en caer al mando de las fuerza aéreas del norte de África, y jefe del aeródromo “Sania Ramel”, era su primo el comandante Ricardo de la Puente Bahamonde, al que Franco apreciaba, pero al cual no dudó en fusilar.
En realidad fue como la confirmación de un viejo augurio. En su libro Historia de una disidencia, la sobrina del general Pilar Jaraiz Franco escribió sobre ellos: “Eran más hermanos que primos, pero de adultos se habían agudizado sus diferencias ideológicas. Franco lo había sustituido de su puesto durante la revolución de Asturias en octubre de 1934. Y en una de sus muchas discusiones, había exclamado Franco: "Un día voy a tener que fusilarte”. Ricardo, que también había nacido en Ferrol, era tres años más joven que su primo Francisco. Como él, consiguió los más importantes logros de su carrera militar en el norte de África. En 1922 fue destinado como capitán a Larache y resultó herido en una de sus incursiones. Dos años más tarde recibió una medalla de «sufrimiento por la patria». Incluso se le concedió años después otra condecoración, la Cruz de María Cristina por motivos de guerra debido a una estancia en África.
Pero no fueron las suyas vidas precisamente paralelas. Más bien al contrario. Tras la revuelta de Asturias de octubre de 1934, reprimida por el propio Franco, De la Puente Bahamonde fue suspendido de su empleo y sueldo por apoyarla. Según dicen las crónicas de la época, su primo Francisco omitió la “h” de su segundo apellido para que no le relacionasen con su primo Ricardo.
Única unidad leal
Después de que tras el triunfo del Frente Popular, en las elecciones de febrero de 1936, Manuel Azaña legislara un indulto general, De la Puente Bahamonde fue rehabilitado. Le enviaron entonces, en abril de ese mismo año, a Marruecos como jefe de las Fuerzas Aéreas, con base en el aeródromo de Sania Ramel, a pocos kilómetros de Ceuta. Apenas faltaban tres meses para el inicio de la Guerra Civil y aquél iba a ser su último destino.
Al caer la tarde del 17 de julio de 1936 el comandante Bahamonde ya había tenido noticias de la sublevación en Melilla y de la toma de la base de hidroaviones de Atalayón. Su compañero el capitán aviador Virgilio Leret había sido detenido allí y pocas horas después habría de ser ejecutado. Asimismo, la máxima autoridad militar, el general Gómez Morato, también estaba detenido.
En realidad solo había caído un Centro permaneciendo en manos leales la alta Comisaría General de Ceuta, con Arturo Álvarez-Buylla al frente.
El comandante Bahamonde no tenía dudas de que durante la madrugada del 18 de julio sería atacado el aeródromo. En pocas horas su primo, el general Franco, debía aterrizar allí a bordo del Dragón Rapide, procedente de Canarias, para tomar el mando de los sublevados en el norte de África. De modo que detuvo a varios oficiales que estaban implicados en el golpe y, con los subordinados leales, unos 25 en total, comenzó a preparar su defensa.
Instaló cuatro ametralladoras sobre una torreta e iluminó la carretera por la cual podían venir las tropas atacantes con las luces de todos los vehículos de que disponía. Para dificultar más la llegada de las fuerzas del acuartelamiento legionario de Dar Riffien, mandadas por el brazo derecho del general Mola, el teniente coronel Juan Yagüe, Bahamonde ordenó salir a uno de sus capitanes con varias camionetas hacia Ceuta y volcarlas en un puente cercano.
Era noche cerrada cuando en Sania Ramel se recibió una esperanzadora llamada desde la Alta Comisaría. Álvarez-Buylla había logrado hablar con el presidente del Gobierno y ministro de la Guerra, Casares Quiroga. Madrid iba a enviar aviones de refuerzo y había que resistir a toda costa. Alrededor de las 23.30 horas el comandante Bahamonde dio orden de marcar el campo de aterrizaje con hogueras encendidas con trapos y cubos de gasolina y señaló a un grupo de soldados para que quedaran en la pista al cuidado de ellas.
El teléfono volvió a sonar a las dos de la madrugada, ya del 18 de julio. Esta vez era el jefe de la sublevación en Tetuán, el teniente coronel Sáenz de Buruaga, el que estaba al otro lado del teléfono. Si Bahamonde no deponía su aptitud el aeródromo sería tomado por la artillería y tropas de Regulares.
Los aviones de Madrid seguían sin llegar, pero Bahamonde se mantuvo firme. Tal y como quedó reflejado en el consejo de guerra, el comandante no dudó en contestar: «¡Tendrán que pasar por encima de los que defendemos al gobierno legal en este momento! ¿En qué concepto me ordena usted que me rinda? ¿Quién es usted para darme tales ordenes?». Dos horas y media después Sania Ramel estaba rodeado y el asedio apenas tardó unos minutos.
Las fuerzas atacantes tuvieron mucha precaución en no dañar la pista de aterrizaje, que sería utilizada en pocas horas por el avión que traía al general Franco. Pero incluso así lo tuvieron fácil. En menos de media hora empezaron a registrarse los primeros heridos entre los hombres de Bahamonde. El comandante no tardó en comprender que los aviones prometidos por Casares Quiroga no iban a llegar nunca, que resistir sólo serviría para contribuir al derramamiento de sangre y que su primo había ganado esta partida. Antes de entregarse, no obstante, ordenó a sus hombres que realizaran averías en varios aviones Breguet XIX, rompiendo sus depósitos de gasolina, radiadores y las ruedas del tren de aterrizaje para que no pudieran ser utilizados por los aviadores sublevados. A las 05.15 horas de la madrugada del 18 de julio, enarboló un pañuelo blanco y entregó su pistola al comandante de regulares Serrano Montaner. Él y todos sus hombres fueron detenidos y trasladados a la fortaleza del Monte Hacho (Ceuta)
Unas horas más tarde, en la mañana del 19 de julio aterrizaba en el aeródromo el Dragón Rapide. Franco fue rápidamente informado de la actitud de su primo el comandante Bahamonde y su situación en calidad de detenido por oponerse a la sublevación.
El proceso sumarísimo contra el comandante Bahamonde, sin embargo, había comenzado a tramitarse el mismo 18 de julio. Se deseaba cuanto antes tener una sentencia, y así fue como el 2 de agosto se celebró el consejo de guerra. A las pocas horas de escuchar las acusaciones, y ante una defensa inexistente, fue condenado a muerte por traición.
Ejecución
El 3 de agosto se envió a Franco el fallo para que, como máxima autoridad, aportara su enterado y firmara la ejecución o el indulto. El general debió de pensar que cualquier condena que no fuera la ejecución sería considerada un signo de debilidad, pero firmar la sentencia de un familiar tan cercano podría ser inquietante y no lo hizo. Decidió ceder su firma a Luís Orgaz , quien la rubricó.
El Comandante mandante De la Puente Bahamonde fue fusilado a las 5 de la tarde (en vez de al amanecer, de alguna forma le quisieron humillar hasta en su muerte, pues es considerado dentro del ámbito castrense un deshonor no ser fusilado al amanecer) del 4 de agosto de 1936, en los muros exteriores de la fortaleza del Monte Hacho (Ceuta). Francisco Sánchez Montoya es autor de Ceuta y el norte de África (1931-1944).
Bibliografía:
El Mundo / Crónica
Francisco Sánchez Montoya “El primo al que Franco ejecutó”. República, guerra civil y represión (Editorial Natívola)
Atlas ilustrado de la Aviación Militar Española. SUSAETA Ediciones
http://andaquepaque.blogspot.com.es/2013/08/la-gesta-de-tablada-y-el-inicio-de-la.html

Contribución de las empresas españolas a la financiación del armamento nuclear


Contribución de las empresas españolas a la financiación del armamento nuclear

04/03/2016

Las empresas que fabrican armas nucleares necesitan de las entidades financieras para realizar sus actividades, como cualquier otra industria. Así, los bancos pueden ayudar a estas empresas concediéndoles créditos, gestionando la colocación de bonos o acciones emitidos por las empresas, o incluso formando parte de su accionariado.
El número de entidades financieras que colaboran con empresas que producen o gestionan armas nucleares es importante. El informe Don't bank on the Bomb, publicado recientemente por la ong neerlandesa PAX [1], afirma que han detectado 382 bancos, compañías de seguros, fondos de pensiones y gestores de activos de 27 países que han realizado, desde 2012, inversiones significativas en la industria de armas nucleares. De estas entidades financieras, 238 tienen su sede en América del Norte, 76 la tienen en Europa, 59 en Asia y el Pacífico y 9 en Oriente Medio. No se ha encontrado ninguna entidad con sede en África que esté involucrada en la financiación de armamento nuclear. El informe recoge únicamente las entidades financieras que han dado créditos a las empresas nucleares y aquellas instituciones privadas que tienen un mínimo del 0,5% de las acciones o bonos de alguna de las empresas nucleares.
El informe identifica 26 empresas relacionadas con la fabricación, mantenimiento o modernización del armamento nuclear. Estas empresas tienen su sede en alguno de los estados siguientes: Francia, India, Italia, Países Bajos, Gran Bretaña y los Estados Unidos de América. Puede sorprender que no haya ninguna empresa rusa o china. La razón es simple: la actividad industrial vinculada a las armas nucleares de Rusia, China, Pakistán y Corea del Norte se realiza a cargo de empresas estatales, de titularidad pública, y el informe sólo recoge información sobre empresas privadas. Por el contrario, en los EE.UU., Gran Bretaña, Francia e India, estas actividades se llevan a cabo con una estrecha colaboración entre agencias estatales y la empresa privada.
¿Cuáles son estas empresas? Las hay bien conocidas como Boeing, que fabrica misiles además de los aviones comerciales. Otras son gigantes de la producción de armas como Airbus, General Dynamics, Finmeccanica, Lockheed Martin, Raytheon, Safran, Thales. Y otras son más desconocidas.
Los nueve estados nuclearmente armados (EEUU, Rusia, China, Gran Bretaña, Francia, Israel, Pakistán, India y Corea del Norte) tienen en marcha programas de modernización de su armamento nuclear con unos presupuestos multimillonarios que, se estima, superan, entre todos, los 100.000 millones de dólares anuales. La mayor parte de la financiación de la industria nuclear militar proviene de los presupuestos anuales de cada uno de los estados. Los datos que presenta el informe Don't bank on the Bomb hacen referencia únicamente a la financiación privada y no a las inversiones públicas.
La mayoría de la gente piensa que las armas nucleares son inaceptables y que deberían eliminarse. Este estado de opinión hace que algunas entidades financieras hayan hecho desinversiones en empresas nucleares o que no acepten realizar operaciones financieras con estas empresas. Así, el fondo de inversión holandés ABP liquidó sus relaciones financieras con la empresa india de producción de armas nucleares Larsen & Toubro; el banco sueco Nordea ha excluido a la empresa Boeing debido a su relación en el programa de modernización de los misiles nucleares Trident. Otras entidades especifican, en su código de conducta, que no harán negocios con empresas relacionadas con la producción de armamento nuclear. El informe señala 53 instituciones financieras que prohíben o limitan las inversiones en productores de armas nucleares.
Y ¿cuáles son las instituciones que financian las empresas que fabrican armas nucleares, o tienen acciones de estas empresas? La gran mayoría de los grandes bancos, muchas compañías de seguros, fondos de inversión, etc. La lista es larga [2]. Y el Estado español está representado por cuatro entidades [3]. Son: Acciona, Banco Bilbao Vizcaya Argentaria, Banco Santander y Banco de Sabadell, y han puesto a disposición de las empresas que fabrican armas nucleares, desde el año 2012, un total de más de 5.200 millones de dólares, cada una de ellas con un grado de implicación diferente.
Acciona, empresa de ingeniería civil dedicada a la promoción y gestión de infraestructuras y energías renovables, tiene una participación de 354 millones de dólares de la empresa francesa Thales. Según el SIPRI [4] , Thales es una de los diez primeros productores de armas del mundo, y está especializada en sistemas electrónicos. Thales, juntamente con Airbus (antes EADS), Safran, SNPE i DCNS, obtuvo un contrato en diciembre de 2004 para construir el nuevo misil nuclear M51 que se instalará en los nuevos submarinos franceses. Es un poco chocante que una empresa que presume de ser líder en energías renovables y que, según su plan director de sostenibilidad [5], está comprometida con el desarrollo sostenible, tenga acciones de una empresa que, entre otras cosas, fabrica misiles nucleares.
Es habitual que los bancos formen consorcios para conceder créditos si las cuantías solicitadas son enormes. El BBVA, el banco de Santander y el banco de Sabadell han participado en alguno de estos consorcios que han concedido créditos a algunas empresas fabicantes de armas nucleares.
Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA) ha otorgado préstamos por un total estimado de 2.776 millones de dólares a las empresas de armas nucleares. Son préstamos concedidos por un consorcio de bancos, en el que BBVA tiene una participación. Las empresas beneficiarias de los préstamos en los que el BBVA ha participado son: AECOM (la parte concedida por el BBVA asciende a 325 millones de dólares); Airbus (297 millones de dólares), Babcock & Wilcox (68 millones de dólares), Boeing (1.062 millones de dólares), Finmeccanica (275 millones de dólares), General Dynamics (205 millones de dólares), Honeywell International (264 millones de dólares ), Jacobs Engineering (192 millones de dólares) y Thales (88 millones de dólares).
Además el BBVA ha suscrito emisiones de bonos por un total estimado de 394 millones de dólares de las compañías AECOM, Airbus, Boeing, Finmeccanica y Honeywell International.
¿A qué se dedican estas empresas financiadas por el BBVA? Por ejemplo, AECOM, junto con Babcock & Wilcox, CH2M Hill y Northrop Grumman han constituido una empresa conjunta que gestiona el Nevada Test Side, el lugar donde se hicieron algunos ensayos con armas nucleares norteamericanas y donde ahora se realizan los ensayos subcríticos. AECOM también está implicada en el laboratorio nuclear de Los Álamos (EEUU). Boeing desarrolla el misil intercontinental nuclear estadounidense Minuteman. Los submarinos nucleares estadounidenses equipados con estos misiles con carga nuclear, están en máxima alerta de forma permanente y pueden disparar un misil con muy poco tiempo.
En la memoria del año 2014, el presidente del BBVA, en su carta de presentación [6], dijo que en el 2014 han continuado “trabajando por un futuro mejor para las personas”. No compartimos este punto de vista, entre otras cosas porque financiar armas nucleares no significa trabajar por un mundo mejor, sino todo lo contrario.
El Banco Santander ha participado, conjuntamente con otros bancos, en la concesión de préstamos. La parte que corresponde al B. Santander sube hasta un total estimado de 1.441 millones de dólares. Las empresas y las partes concedidas en préstamo por el B. Santander son las siguientes: Airbus (297 millones de dólares), Boeing (142 millones de dólares), Finmeccanica (390 millones de dólares), Flúor (90 millones de dólares), General Dynamics (35 millones de dólares), Honeywell International (135 millones de dólares), Safran (121 millones de dólares) y Thales (230 millones de dólares). El Banco Santander suscribió emisiones de bonos de las empresas nucleares Airbus, Boeing, Finmeccanica y Fluor por un total de 234 millones de dólares.
En el documento Responsabilidad Social Corporativa del Grupo Santander se dice [7]: “... compromisos que el Grupo adquiere para que sus actividades resulten beneficiosas a largo plazo en los entornos económicos, sociales y ambientales en los que está presente.” Así, parece que el Grupo Santander considere la fabricación de armas nucleares como una actividad beneficiosa.
Y, para terminar esta relación, el Banco de Sabadell ha otorgado préstamos a la empresa Orbital ATK por un valor estimado de 29 millones de dólares. Orbital ATK, conjuntamente con Lockheed Martin, produce los sistemas de propulsión de misil nuclear Trident II (D5). En el informe anual de 2013, sobre Responsabilidad Social Corporativa del B. de Sabadell se dice [8] que una de las líneas de actuación del banco será "potenciar la orientación ética en todas nuestras actividades". Está claro que la ética del Banco de Sabadell no coincide con la nuestra.
Así España ha participado en más 5.200 millones de dólares en el negocio de empresas productoras o gestoras del armamento nuclear desde el año 2012. Hay que decir que no podemos asegurar que este dinero se hayan utilizado en la fabricación de armas nucleares directamente ya que las empresas y los bancos no especifican en que utilizan las inversiones realizadas en estas empresas.
La campaña Banca Armada [9] ha denunciado en las juntas de accionistas de los bancos, en varias ocasiones, las inversiones en armas convencionales y nucleares.
Las armas nucleares son las únicas armas de destrucción masiva que todavía no están explícitamente prohibidas por el derecho internacional. Desde hace tiempo la ciudadanía lucha para conseguirlo. La financiación a las empresas que fabrican o gestionan el armamento nuclear es un obstáculo importante para lograr un mundo libre de armas nucleares.