sábado, 2 de abril de 2011

Revelado el acuerdo entre EE.UU. y Arabia Saudí


Asia Times Online...02/04/2011


Vosotros invadís Bahréin. Nosotros eliminamos a Muamar Gadafi en Libia. Es, en breve, la esencia de un trato cerrado entre el gobierno de Barack Obama y la Casa de Saud. Dos fuentes diplomáticas de las Naciones Unidos lo confirmaron independientemente de que Washington, a través de la secretaria de Estado Hillary Clinton, dio el visto bueno para la invasión de Bahréin por Arabia Saudí y la represión del movimiento pro democracia en su vecino a cambio de un “sí” de la Liga Árabe a la zona de exclusión aérea sobre Libia, la principal justificación que llevó a la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

La revelación provino de dos diplomáticos diferentes, un europeo y un miembro del BRIC y la hicieron por separado a un experto estadounidense y aAsia Times Online. Debido al protocolo diplomático, sus nombres no se pueden mencionar. Uno de los diplomáticos dijo: “Es el motivo por el que no pudimos apoyar la resolución 1973. Y argumentamos que Libia, Bahréin y Yemen eran casos similares, y pedimos una comisión investigadora. Mantenemos nuestra posición oficial de que la resolución no es clara, y podría interpretarse de una manera beligerante.”

Como informó Asia Times Online, el apoyo total de la Liga Árabe a la zona de exclusión aérea es un mito. De los 22 miembros plenos, sólo 11 estuvieron presentes en la votación. Seis de ellos eran miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (GCC), el club apoyado por EE.UU. de reinos/dominios de jeques del Golfo, con su mandamás, Arabia Saudí. Siria y Argelia estuvieron en contra. Arabia Saudí solo tuvo que “seducir” a otros tres miembros para obtener los votos.

Traducción: solo nueve de los 22 miembros de la Liga Árabe votaron por la zona de exclusión aérea. La votación fue esencialmente una operación dirigida por la Casa de Saud y Amr Moussa, secretario general de la Liga Árabe, ansioso de pulir su currículo ante Washington con la meta de llegar a ser el próximo presidente egipcio.

Por lo tanto, al principio, hubo la gran revuelta árabe de 2011. Luego, inexorablemente, vino la contrarrevolución estadounidense-saudí.

Alegría de los logreros

Los imperialistas humanitarios lo presentarán en masa como una “conspiración”, tal como han afirmado que el bombardeo de Libia impidió una hipotética masacre en Bengasi. Defenderán a la Casa de Saud diciendo que actuó para aplastar una subversión iraní en el Golfo; obviamente la ‘R2P’, -“responsabilidad de proteger”– no se aplica a la gente de Bahréin. Promoverán activamente la Libia post Gadafi como una nueva y petrolera Meca de los derechos humanos, completada con agentes de los servicios de inteligencia de EE.UU., operaciones clandestinas, fuerzas especiales y contratistas marrulleros.

Digan lo que digan, no cambiarán los hechos en el terreno –los resultados gráficos del baile sucio de EE.UU. y los saudíes-. Asia Times Online [Rebelión] ya ha informado de quién se beneficia de la intervención extranjera en Libia (Vea “No hay negocio como el de la guerra”, del 31 de marzo). Los protagonistas incluyen al Pentágono (a través de AFRICOM), a la OTAN, Arabia Saudí, Moussa de la Liga Árabe y Qatar. Agreguemos a la lista la dinastía al-Khalifa en Bahréin, diversos contratistas de armamentos y a los sospechosos neoliberales de siempre, ansiosos de privatizar todo en la nueva Libia, incluso el agua. Y ni siquiera hablamos de los buitres occidentales que revolotean sobre la industria del petróleo y del gas de Libia.

Desvelada está, sobre todo, la sorprendente hipocresía del gobierno de Obama, que presenta un burdo golpe geopolítico que involucra África y el Golfo Pérsico como una operación humanitaria. En cuanto al hecho de que se trata de otra guerra de EE.UU. contra una nación musulmana, se trata sólo de una “acción militar cinética”.

Hay amplia especulación, tanto en EE.UU. como en todo Medio Oriente, de que considerando el impasse militar, y corto, de que la “coalición de los dispuestos” relegue a la familia Gadafi al olvido con sus bombas, Washington, Londres y París se den por satisfechos con el control de Libia oriental; una versión norteafricana de un Emirato del Golfo rico en petróleo. A Gadafi le quedaría una Tripolitania hambrienta al estilo de Corea del Norte.

Pero considerando las últimas deserciones importantes del régimen, más la fase final deseada (“Gadafi debe irse”, en las propias palabras del presidente Obama), Washington, Londres, París y Riad no se darán por satisfechos con otra cosa que con todo el kebab. Incluida una base estratégica para AFRICOM y la OTAN.

Acorralen a los sospechosos de siempre

Uno de los efectos secundarios del trato sucio EE.UU.-Arabia Saudí es que la Casa Blanca hace todo lo que puede para asegurar que el drama de Bahréin sea enterrado por los medios estadounidenses. La presentadora de noticias de BBC America, Katty Kay, por lo menos tuvo la decencia de subrayar: “Les gustaría que esto [Bahréin] desapareciera porque no hay ninguna ventaja real para ellos en el apoyo a la rebelión de los chiíes”.

Por su parte el emir de Qatar, Jeque Hamad bin Khalifa al Thani, se presentó en al-Jazeera y dijo que la acción fue necesaria porque el pueblo libio fue atacado por Gadafi. Los periodistas, generalmente decentes, de al-Jazeera podrían haber preguntado cortésmente al emir si enviaría sus Mirage a proteger al pueblo de Palestina contra Israel, o a sus vecinos en Bahréin contra Arabia Saudí.

La dinastía al-Khalifa en Bahréin es esencialmente un montón de colonos suníes que se apoderaron del país hace 230 años. Durante gran parte del Siglo XX, fueron complacientes esclavos del imperio británico. El Bahréin moderno no viene bajo el espectro de un empujón de Irán: no es más que un mito de al-Khalifa (y de la Casa de Saud).

Los bahreiníes, históricamente, siempre han rechazado que formen parte de una especie de nación chií dirigida por Irán. Las protestas son antiguas, y forman parte de un verdadero movimiento nacional, mucho más allá de sectarismo. No es sorprendente que la consigna en la icónica rotonda Perla, aplastada por el temible Estado policial al-Khalifa, haya sido: “ni suní, ni chií: bahreiní”.

Lo que querían los manifestantes era esencialmente una monarquía constitucional; un parlamento legítimo; elecciones libres y justas; y no más corrupción. Lo que obtuvieron en su lugar fue “Bahréin amigo de las balas” en lugar de “Bahréin amigo de los negocios”, y una invasión auspiciada por la Casa de Saud.

Y la represión continúa, invisible para los medios corporativos de EE.UU. Los twitters gritan que todo el mundo y su vecino están siendo arrestados. Según Nabeel Rajab, presidente del Centro Bahréin por los Derechos Humanos, más de 400 personas han desaparecido o están detenidas, algunas “arrestadas en puestos de control comandados por matones traídos de otros países árabes y asiáticos, llevan máscaras negras en las calles”. Incluso el bloguero Mahmood Al Yousif fue arrestado a las 3 de la mañana, provocando sospechas de que lo mismo ocurrirá a todo bahreiní que haya blogueado, twitteado, o colgado mensajes en Facebook a favor de la reforma.

El policía global progresa

Amanecer de la Odisea ha terminado. Ahora viene Protector Unificado –dirigido por el canadiense Charles Bouchard-. Traducción: el Pentágono (como en AFRICOM) transfiere la “acción militar cinética” a sí mismo (como a la OTAN, que no es otra cosa que el Pentágono gobernando Europa). AFRICOM y la OTAN son ahora uno solo.

El espectáculo de la OTAN incluirá ahora ataques aéreos y de misiles crucero; un bloqueo naval de Libia; y tenebrosas operaciones en tierra no especificadas para ayudar a los “rebeldes”. Hay que esperar incursiones duras de helicópteros artillados al estilo AfPak –con el correspondiente “daño colateral”.

Una curiosa situación ya se hace visible. La OTAN permite deliberadamente que las fuerzas de Gadafi avancen a lo largo de la costa del Mediterráneo para repeler a los “rebeldes”. Hace rato que no hay ataques aéreos selectivos.

El objetivo posiblemente es extraer concesiones políticas y económicas del Consejo Nacional Interino (INC) infestado de desertores y exiliados libios, un reparto sospechoso de personajes que incluye al ex ministro de justicia Mustafa Abdel Jalil, al ex secretario de planificación educado en EE.UU. Mahmoud Jibril y al ex residente en Virginia, el nuevo “comandante militar” y agente de la CIA Khalifa Hifter. El laudable movimiento indígena Juventud del 17 de Febrero –que estuvo a la vanguardia del levantamiento de Bengasi– ha sido totalmente marginado.

Es la primera guerra africana de la OTAN, tal como Afganistán es la primera guerra de la OTAN en Asia central y del sur. Configurada ahora firmemente como brazo armado de la ONU, la policía global OTAN progresa, implementando su “concepto estratégico” aprobado en la cumbre de Lisboa en noviembre pasado (vea “Bienvenido a OTANstán”, Rebelión, 21 de noviembre de 2010).

Hay que eliminar la Libia de Gadafi para que el Mediterráneo –el mare nostrum de la antigua Roma– se convierta en un lago de la OTAN. Libia es la única nación del norte de África que no está subordinada a AFRICOM, a CENTCOM o a alguna otra de la miríada de “cooperaciones” de la OTAN. Las otras naciones no relacionadas con la OTAN son Eritrea, la República Árabe Saharaui Democrática, Sudán y Zimbabue.

Además, dos miembros de la “Iniciativa de Cooperación de Estambul” de la OTAN –Qatar y los Emiratos Árabes Unidos– combaten ahora por primera vez junto a AFRICOM/OTAN. Traducción: la OTAN y los socios del Golfo Pérsico libran una guerra en África. ¿Europa? Es demasiado provincial. El camino es el policía global.

Según la propia doble moral oficial del gobierno de Obama, los dictadores que son elegibles para el “acercamiento estadounidense” –como los de Bahréin y Yemen– pueden estar tranquilos, y no se les castigará hagan lo que hagan. Y más vale que tengan cuidado los que son elegibles para “alteración de régimen”, desde África a Medio Oriente y Asia. La policía global OTAN los va a liquidar. Con tratos sucios o sin ellos.

Pepe Escobar es autor de “Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War” (Nimble Books, 2007) y “Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge”. Su último libro es “Obama does Globalistan” (Nimble Books, 2009). Puede contactarse con él en:pepeasia@yahoo.com.

Copyright 2011 Pepe Escobar

(Copyright 2011 Asia Times Online (Holdings) Ltd. All rights reserved.)

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Fuente: http://www.atimes.com/atimes/Middle_East/MD02Ak01.html

viernes, 1 de abril de 2011

La farsa de la ONU, la retórica de Obama y algunos actores secundarios


Rebelión...01/04/2011

La evolución de la guerra civil en Libia y la feroz intervención militar, naval y aérea, de las potencias occidentales en contra del gobierno y a favor de los rebeldes, va desvelando poco a poco la oscura trama que se tejió en el consejo de seguridad de la ONU. Por lo pronto, la doble finalidad que en apariencia pretendía la nefasta resolución (protección de la población civil y creación de una zona de exclusión aérea) ha quedado relegada y sustituida por otros descarnados fines hasta entonces encubiertos: licencia para bombardear los objetivos civiles y militares que deseen, apoyo directo a la sublevación militar y expulsión consiguiente del poder del coronel Gadafi, si es que antes no logran matarlo mediante las bombas y misiles con que atacan sus residencias oficiales. Por eso, despejadas algunas dudas y olvidados los propósitos «humanitarios» de cara a la galería, la dirección de la guerra contra Libia ha quedado en manos de la OTAN, brazo armado de Estados Unidos en la guerra fría e instrumento útil después, pues así incrementa su poderío militar en el mundo y las guerras le salen más baratas.

La resolución contenía otras medidas de castigo contra Libia, como la congelación de los activos financieros, la prohibición de vuelos comerciales y el embargo de armas, pero también algunas cautelas —introducidas sin duda por los países reticentes a la agresión— como la exclusión de “una ocupación extranjera de cualquier forma y en cualquier parte del territorio libio” (punto 4) y la aprobación del envío de un representante del secretario general de la ONU y de un delegado de la Unión Africana “con el propósito de facilitar el diálogo que conduzca a las necesarias reformas políticas para encontrar una solución pacífica y duradera” (punto 2, cursiva mía). De esto último hablan poco los gobiernos agresores y sus apologistas mediáticos. Lo que sí sueltan, entre amenazantes y cínicos, es una enigmática frasecita incluida en el texto según la cual se autoriza al consejo de seguridad para “tomar todas las medidas necesarias” (to take all necessary measures)… “para proteger a los civiles”, que ellos interpretan de manera interesada como carta blanca a cualquier forma de agresión.

Aunque algunos políticos autotitulados «progresistas» pretendan ocultar la nueva guerra bajo el manto protector de las Naciones Unidas, hace ya muchos años que la ONU ha perdido su autoridad moral e incluso su dignidad. ¿Cómo explicar si no, que la creación del Estado Palestino fuera aprobada en 1948 y siga todavía pendiente? ¿Por qué no ha llevado al Tribunal Penal Internacional a George Bush y a Tony Blair por la criminal invasión de Iraq que ha causado más de un millón de muertos y cientos de miles de exiliados? ¿Qué castigos ha impuesto a Israel por la invasión de Líbano y la destrucción de Gaza con toda clase de armas, incluidas las bombas de racimo y fósforo blanco? ¿Cómo puede mantenerse el bloqueo norteamericano a Cuba cuando la práctica totalidad de la Asamblea General lo ha rechazado en repetidas ocasiones? Se nos dirá que el poder real está en manos de las cinco naciones con asiento permanente en el consejo de seguridad y que en última instancia es el gobierno de los Estados Unidos quien ordena y manda en dicho consejo. Entonces, ¿para qué vale la ONU, además de para pronunciar bellos discursos? ¿Sólo sirve para condenar a los países pequeños y que tengan valiosos recursos naturales o que simplemente no se sometan al imperio? Si esto no es una farsa, que venga Dios y lo vea.

El eclipse de la retórica de Obama

Una de las principales cualidades del presidente de los Estados Unidos es su retórica. De ella dio buenos ejemplos durante la campaña electoral y al comienzo de su mandato. Hace tiempo que se observa un desajuste entre sus palabras y sus hechos. Por eso, su antes brillante retórica se ha apagado y sólo queda el oportunismo de un político que no cree en lo que dice y que lo que dice no tiene sustancia, suena hueco. Veamos dos ejemplos, uno de su intervención durante el viaje a Chile y otro sobre Libia. El primero tuvo lugar en un llamado “centro cultural Palacio de la Moneda” de Santiago, muy cerca del lugar donde fue asesinado el presidente constitucional Salvador Allende en un golpe planificado por el gobierno norteamericano y ejecutado por el general Pinochet. No se atrevió a pronunciar una sola vez el luminoso nombre de Allende, pero tuvo la desfachatez de leer allí unos versos de Pablo Neruda, Premio Nobel de Literatura, autor del Canto general, militante del Partido Comunista de Chile y víctima también del golpe de estado. Elogiando la actitud de sus anfitriones, llegó a decir que en Chile “los llena de orgullo su patrimonio indígena”, cuando están recientes las fuertes condenas a representantes del pueblo mapuche en virtud de la legislación antiterrorista dictada por Pinochet. No tuvo reparo en reconocer que no hay progreso para “millones de latinoamericanos que sufren la injusticia de la extrema pobreza”, ni “para los niños en las barriadas y favelas”, olvidando la responsabilidad de su país en tal situación junto a las oligarquías locales. Dentro de ese contexto crítico, un lector ilustrado esperaría de Obama un elogio de los logros de Cuba en ese terreno. Pero lo que se encuentra en el texto presidencial es la alabanza de la desprestigiada OEA y un esperpento final, su deseo “de aumentar la independencia del pueblo cubano”, cuando si algo le sobra a Cuba es la defensa de su heroica independencia.

Veamos ahora algunas perlas de su discurso al pueblo americano sobre la situación en Libia, pronunciado el día 28 de marzo en un centro superior militar. En nombre de la democracia, justificó la participación de los EEUU en el ataque a Libia. Subyace aquí la misma mentira que empleara su antecesor en el cargo para invadir Iraq. Por otra parte, parece que la historia no es el punto fuerte de su alicaída retórica, a juzgar por estas palabras: “Durante generaciones, EEUU ha jugado un papel único como garantía de la seguridad global y defensor de la libertad humana”. No sé si ese papel de paladín de la libertad en el mundo se referirá al apoyo de su país a la dictadura de Franco y de Salazar en Europa, a las dictaduras americanas del Cono Sur, a las dictaduras asiáticas de Ferdinand Marcos en Filipinas y del general Suharto en Indonesia o a los dictadores árabes, algunos de los cuales acaban de caer ante la presión popular…

La única diferencia ostensible entre George Bush y Obama respecto a la guerra reside en las lecciones que éste ha extraído de la desastrosa experiencia de Iraq. “El cambio de régimen allí nos costó ocho años, miles de vidas americanas e iraquíes y casi 3.000 millones de dólares. Eso es algo que no podemos permitirnos repetir en Libia”. Obsérvese cómo Obama cuenta muy bien los gastos de la guerra y el número de víctimas de su país y cómo oculta el trágico balance de más de un millón de víctimas iraquíes, en su mayor parte civiles.

El norte de la política exterior de los EEUU sigue siendo idéntico en lo fundamental aunque haya matices secundarios, y no es otro que el logro de los intereses estratégicos y económicos. En la eventualidad de una intervención, debe primar siempre el interés norteamericano (we must always measure our interest), afirmó con claridad Obama. El sermón laico de la fraternidad y la retórica civil de la defensa de las libertades han desaparecido. “Estados Unidos no tiene amigos, sino intereses”, sentenció hace años John Foster Dulles, secretario de estado durante el mandato del presidente Eisenhower. A este miserable lema moral parece ajustarse ahora la política de Obama. No es extraño que su brillante retórica se haya eclipsado, quizá entre los aplausos de los halcones de la guerra que le rodean.

Algunos actores secundarios

Bailando al son que marcan los directores de orquesta, es decir, el napoleoncito francés (castigado en las últimas elecciones), el primer ministro británico y, sobre todo, el hasta ahora silencioso presidente Obama, se mueven una serie de actores secundarios que, de mejor o peor gana, salen a escena.

Comencemos por los más ambiciosos del reparto. En primer lugar, el multimillonario emir de Qatar que junto al rey Abdallah de Arabia Saudí impulsó en el mundo árabe la agresión a Libia, primero en el Consejo de Cooperación del Golfo (que agrupa a las petromonarquías de la zona) y más tarde en la Liga Árabe, apoyo fundamental para la puesta en marcha de la resolución del consejo de seguridad de la ONU. Es el primero que quiere hacer caja: será el encargado de vender el petróleo libio controlado por los rebeldes. Compartió con Cameron la rueda de prensa que puso fin a la Conferencia sobre Libia celebrada en Londres.

Otro es el secretario general de la Liga Árabe, el egipcio Amr Musa. Da un paso adelante y otro atrás. Primero, se plegó al dictado de las petromonarquías y ahora dice que “lo que queremos es la protección de los civiles y no el bombardeo de más civiles”. Aspira a la presidencia de Egipto y está a verlas venir, olfateando por dónde sopla el viento.

Un tercer actor, con creciente influencia en Oriente Medio, es el primer ministro turco, Erdogan. Chocó con Sarkozy, se ha negado a participar en el ataque a Libia y es partidario de medidas políticas y de un diálogo nacional en aquel país. “Existe una guerra civil en Libia y tenemos que lograr su fin”, ha declarado.

A pesar de su gran peso demográfico, la Unión Africana (UA) que agrupa a todos los países del continente, no pinta nada en el conflicto. Se opuso desde el principio a la agresión contra Libia y ha intentado sin éxito mediar en el conflicto.

Hablemos, por último, de España. La ministra de la guerra, Carmen Chacón, parece poco locuaz en los últimos días, quizá porque la cosa, o sea, la agresión va para largo. Sí ha dejado clara su postura: estaba “contenta” con la coalición internacional y ahora está “muy contenta” con la dirección militar de la OTAN. La ministra de Asuntos Exteriores, a su vez, sigue la senda del napoleoncito galo (el que presume de su «guerra relámpago» diplomática, su personal Blitzkrieg) al afirmar en Londres que España ha reconocido “de facto” a los rebeldes como legítimo representante de Libia. Y acaba de salir a escena el único que faltaba, José María Aznar, protagonista en la siniestra Cumbre de las Azores y ahora presidente de FAES (Fundación derechista a la que subvenciona generosamente el gobierno de Zapatero). Sacando pecho, como en él es costumbre, ha defendido el ataque preventivo contra Libia, lo mismo que antes contra Iraq. A diferencia de Obama, éste no ha aprendido ninguna lección del pasado. Lo que se llama un tipo consecuente, heredero del espíritu de cruzada que algunos añoran. Lástima que el Tribunal Penal Internacional no funcione como debiera.

jueves, 31 de marzo de 2011

La guerra contra Libia y la política exterior de EE.UU.
De Ronald Reagan en 1986 a Barack Obama en 2011


Global Research...31/03/2011


De Reagan a Obama: Esta cuidadosa compilación de Rick Rozoff revela la hipocresía de la política exterior de EE.UU. así como la continuidad de sus designios imperiales:

Ronald Reagan (RR) 14 de abril de 1986

Barack Obama (BO) 28 de marzo de 2011

RR:

A las 7 de la tarde, hora del este, fuerzas aéreas y navales de EE.UU. lanzaron una serie de ataques contra cuarteles, instalaciones terroristas y recursos militares que apoyaban las actividades subversivas de Muamar Gadafi.

BO:

Enfrentados a la… brutal represión y a la inminente crisis humanitaria, ordené barcos de guerra al Mediterráneo… No estaba en el interés nacional que permitiéramos que eso sucediera. Me negué a permitir que eso sucediera. Y así, hace nueve días, autoricé la acción militar…

RR:

Hace varias semanas en Nueva Orleans, advertí al coronel Gadafi de que responsabilizaríamos a su régimen…

BO:

Hace diez días, después de tratar de acabar con la violencia sin utilizar la fuerza, la comunidad internacional ofreció a Gadafi una última posibilidad de terminar su campaña de asesinato, o enfrentarse las consecuencias.

RR:

El coronel Gadafi no es solo un enemigo de EE.UU. Su historial de subversión y agresión contra los Estados vecinos en África está bien documentado y es bien conocido. Ordenó el asesinato de otros libios en innumerables países.

BO:

Durante más de cuatro décadas, el pueblo libio ha sido gobernado por un tirano, Muamar Gadafi. Ha negado libertad a su pueblo, explotado su riqueza, asesinado a oponentes dentro y fuera del país y ha aterrorizado a gente inocente en todo el mundo, incluidos los estadounidenses que fueron asesinados por agentes libios.

RR:

Hoy hemos hecho lo que teníamos que hacer. Si fuera necesario, lo haríamos de nuevo.

BO:

Por lo tanto, para los que dudaron de nuestra capacidad para realizar esta operación, quiero ser claro: EE.UU. ha hecho lo que dijimos que haríamos.

RR:

A nuestros amigos y aliados en Europa que cooperaron en nuestra misión de hoy, solo les diría que cuentan con la permanente gratitud del pueblo estadounidense.

BO:

En este esfuerzo, EE.UU. no ha actuado solo… Nuestra alianza más efectiva, la OTAN, ha tomado el comando para la imposición del embargo de armas y de la zona de exclusión aérea.

RR:

La autodefensa no sólo es nuestro derecho, es nuestro deber. Es el propósito tras la misión emprendida esta noche.

BO:

Cuando nuestros intereses y valores están en juego, tenemos la responsabilidad de actuar. Es lo que sucedió en Libia durante estas últimas seis semanas… Hemos dejado claro que nunca dudaré en utilizar a nuestras fuerzas armadas rápida, decidida y unilateralmente cuando sea necesario para defender a nuestro pueblo, nuestra patria, nuestros aliados y nuestros intereses esenciales.

RR:

No me hago ilusiones de que la acción de esta noche vaya a poner punto final al reino de terror de Gadafi. Pero esta misión, por violenta que haya sido, podrá acercar un mundo más seguro y protegido para hombres y mujeres decentes. Perseveraremos.

BO:

Eso no quiere decir que nuestro trabajo esté completo… Gadafi no ha renunciado todavía al poder, y mientras no lo haga Libia seguirá siendo peligrosa.

RR:

Esta noche saludo la pericia y el profesionalismo de los hombres y mujeres de nuestras Fuerzas Armadas que realizaron esta misión. Es un honor ser vuestro Comandante en Jefe.

BO:

Quiero comenzar rindiendo tributo a nuestros hombres y mujeres en uniforme quienes, una vez más, han actuado con coraje, profesionalismo y patriotismo. Han actuado con increíble rapidez y fuerza.

RR:

Nosotros, estadounidenses, tardamos en enfurecernos. Siempre buscamos caminos pacíficos antes de recurrir al uso de la fuerza, y lo hicimos. Probamos la diplomacia silenciosa, la condena pública, sanciones económicas, y demostraciones de fuerza militar. Nada tuvo éxito. A pesar de nuestras repetidas advertencias, Gadafi continuó con su temeraria política de intimidación…

BO:

Durante generaciones, EE.UU. ha jugado un papel singular como apoyo de la seguridad global y propugnador de la libertad humana. Conscientes de los riesgos y costes de la acción militar, somos naturalmente renuentes a utilizar la fuerza para solucionar los numerosos desafíos del mundo. Pero cuando nuestros intereses y valores están en juego, tenemos la responsabilidad de actuar.

Rick Rozoff vive en Chicago, Illinois. Lleva más de cuarenta años comprometido en diversas tareas y actividades contra la guerra y la intervención militar. Es el director de Stop NATO International.

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Fuente: http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=24036

miércoles, 30 de marzo de 2011

Un comandante de la CIA para los rebeldes libios


WSWS...30/03/2011


El Consejo Nacional libio, el grupo con sede en Bengasi que habla en nombre de las fuerzas rebeldes que combaten al régimen de Gadafi, ha nombrado en la dirección de sus operaciones militares a un antiguo colaborador de la CIA. La elección de Hifter Jalifa, ex coronel del ejército libio, la dio a conocer McClatchy Newspapers el pasado jueves; el nuevo jefe militar fue entrevistado por un corresponsal de ABC News en la noche del domingo.

La llegada de Hifter a Bengasi fue recogida por primera vez por Al-Yazira el 14 de marzo; seguidamente, el virulento y belicista tabloide británicoDaily Mail, le hizo un retrato halagador el 19 de marzo. El Daily Mail describía a Hifter como una de las “dos estrellas militares de la revolución”, que “ha regresado recientemente del exilio en Estados Unidos para prestar a las fuerzas rebeldes cierta coherencia táctica”. El periódico no se refería a sus conexiones con la CIA.

McClatchy Newspapers publicó un perfil de Hifter el domingo. Titulado “El nuevo líder rebelde pasó la mayor parte de los últimos 20 años en los suburbios de Virginia”, el artículo señala que fue comandante del régimen de Gadafi hasta “una desastrosa aventura militar en Chad a finales de 1980”.

Hifter se pasó entonces a la oposición anti-Gadafi y con el tiempo emigró a Estados Unidos donde vivía hasta hace dos semanas, cuando regresó a Libia para tomar el mando en Bengasi.

El perfil de McClatchy concluía: “Desde que llegó a Estados Unidos en la década de 1990, Hifter vivía en los suburbios de Virginia, a las afueras de Washington, DC”. Citaba a un amigo que afirmaba no saber qué hacía Hifter para mantenerse y que se ocupaba en ayudar a su numerosa familia”.

Para los que sepan leer entre líneas, este perfil es una indicación apenas disimulada del papel de Hifter como agente de la CIA. ¿Cómo, si no, un alto ex comandante militar libio entraría en Estados Unidos en la década de 1990, pocos años después del atentado de Lockerbie, para instalarse después cerca de la capital de Estados Unidos, si no fuera con el permiso y la ayuda activa de los organismos de inteligencia estadounidenses? De hecho, Hifter ha vivido en Vienna, Virginia, a unas cinco millas de la sede de la CIA en Langley, durante dos décadas.

La agencia estaba muy familiarizada con el trabajo político y militar de Hifter. Un informe del Washington Post de 26 de marzo de 1996, describe una rebelión armada contra Gadafi en Libia y utiliza una variante ortográfica de su nombre. El artículo cita testigos de la rebelión que informan que “su líder es el coronel Haftar Jalifa, de un grupo al estilo de la contra basado en Estados Unidos denominado Ejército Nacional Libio”.

La comparación se refiere a las fuerzas terroristas de la contra financiadas y armadas por el gobierno de Estados Unidos en la década de 1980 contra el gobierno sandinista en Nicaragua. El escándalo Irán-Contra, que sacudió a la administración Reagan en 1986-87, consistió en la exposición pública de la venta ilegal de armas de Estados Unidos a Irán con cuyos los ingresos se financió a la contra desafiando una prohibición del Congreso. Los demócratas del Congreso cubrieron el escándalo y rechazaron la petición de un juicio político a Reagan por patrocinar actividades flagrantemente ilegales de una camarilla de ex agentes de inteligencia y asistentes de la Casa Blanca.

Un libro de 2001, Manipulations africaines, publicado por Le Monde Diplomatique, remonta más atrás incluso la conexión de la CIA, a 1987, informando que Hifter, entonces un coronel del ejército de Gadafi, fue capturado cuando combatía en Chad en una rebelión respaldada por Libia contra el gobierno de Hissène Habré, apoyado por Estados Unidos. Él desertó al Frente de Salvación Nacional Libio (LNSF, en sus siglas en inglés), el principal grupo de oposición a Gadafi, que contaba con el respaldo de la CIA estadounidense. Organizó su propia milicia que operaba en el Chad hasta que Habré fue derrocado por un rival apoyado por Francia, Idriss Déby, en 1990.

Según este libro, “la fuerza de Haftar, creada y financiada por la CIA en el Chad, se desvaneció en el aire con la ayuda de la CIA poco después de que el gobierno fuera derrocado por Idriss Déby”. El libro también cita un informe del Servicio de Investigación del Congreso del 19 de diciembre de 1996 según el cual el gobierno de Estados Unidos prestaba ayuda financiera y militar a la LNSF y un número de miembros LNSF fueron trasladados a Estados Unidos.

Esta información está disponible para cualquiera que haga una búsqueda, incluso superficial, en Internet; sin embargo, no ha sido mencionada por los medios de comunicación controlados por las corporaciones de Estados Unidos, excepto en el envío de McClatchy que evita cualquier referencia a la CIA. Ninguna de las cadenas de televisión ocupadas en alabar a los “luchadores por la libertad” del este de Libia, se ha molestado en informar de que estas fuerzas están ahora al mando de un antiguo colaborador de los servicios de inteligencia de Estados Unidos.

Tampoco los liberales ni la “izquierda” entusiasta de la intervención de Estados Unidos y Europa lo han señalado. Están demasiado ocupados aclamando a la administración Obama por su multilateralismo y por su posición “consultiva” sobre la guerra, supuestamente tan diferente del enfoque unilateral y “vaquero” de la administración Bush en Iraq. Que el resultado sea el mismo —muerte y destrucción lloviendo sobre la población, la soberanía y la independencia de un país ex colonial pisoteadas— no significa nada para esos apologistas del imperialismo.

El papel de Hifter, acertadamente descrito hace 15 años como el líder de un “grupo al estilo de la contra”, demuestra las verdaderas fuerzas de clase que están operando en la tragedia libia. Cualquiera que fuera la genuina oposición popular que se expresó en la rebelión inicial contra la dictadura corrupta de Gadafi, esa rebelión ha sido secuestrada por el imperialismo.

La intervención estadounidense y europea en Libia no está dirigida a llevar la “democracia” y la “libertad” sino a instalar en el poder títeres de la CIA que gobernarán tan brutalmente como Gadafi, al mismo tiempo que permitirán a las potencias imperialistas saquear los recursos de petróleo del país y usar Libia como base de operaciones contra las revueltas populares radicales del Oriente Próximo y de África del Norte.

Traducción para Rebelión de Loles Oliván

Fuente: http://www.wsws.org/articles/2011/mar2011/pers-m28.shtml

martes, 29 de marzo de 2011

La Guerra Fascista de la OTAN


Cubadebate...29/03/2011

No había que ser adivino para saber lo que preví con rigurosa precisión en tres Reflexiones que publiqué en el sitio Web CubaDebate, entre el 21 de febrero y el 3 de marzo: “El plan de la OTAN es ocupar Libia”, “Danza macabra de cinismo”, y “La Guerra inevitable de la OTAN”.

Ni siquiera los líderes fascistas de Alemania e Italia fueron tan sumamente descarados a raíz de la Guerra Civil Española desatada en 1936, un episodio que muchos tal vez hayan recordado en estos días.

Han transcurrido desde entonces casi exactamente 75 años; pero nada que pueda parecerse a los cambios que han tenido lugar en 75 siglos, o si lo desean, en 75 milenios de la vida humana en nuestro planeta.

A veces parece que, quienes serenamente opinamos sobre estos temas, somos exagerados. Me atrevería a decir que más bien somos ingenuos cuando suponemos que todos deberíamos ser conscientes del engaño o la colosal ignorancia a la que ha sido arrastrada la humanidad.

Existía en 1936 un intenso enfrentamiento entre dos sistemas y dos ideologías aproximadamente equiparadas en su poder militar.

Las armas entonces parecían de juguete comparadas con las actuales. La humanidad tenía garantizada la supervivencia, a pesar del poder destructivo y localmente mortífero de las mismas. Ciudades enteras, e incluso naciones, podían ser virtualmente arrasadas. Pero jamás los seres humanos, en su totalidad, podían ser varias veces exterminados por el estúpido y suicida poder desarrollado por las ciencias y las tecnologías actuales.

Partiendo de estas realidades, son bochornosas las noticias que se transmiten continuamente sobre el empleo de potentes cohetes dirigidos por láser, de total precisión; cazabombarderos que duplican la velocidad del sonido; potentes explosivos que hacen estallar metales endurecidos con uranio, cuyo efecto sobre los pobladores y sus descendientes perdura por tiempo indefinido.

Cuba expuso en la reunión de Ginebra su posición respecto al problema interno de Libia. Defendió sin vacilar la idea de una solución política al conflicto en ese país, y se opuso categóricamente a cualquier intervención militar extranjera.

En un mundo donde la alianza de Estados Unidos y las potencias capitalistas desarrolladas de Europa se adueña cada vez más de los recursos y el fruto del trabajo de los pueblos, cualquier ciudadano honesto, sea cual fuere su posición ante el gobierno, se opondría a la intervención militar extranjera en su Patria.

Lo más absurdo de la situación actual es que antes de iniciarse la brutal guerra en el Norte de África, en otra región del mundo, a casi 10.000 kilómetros de distancia, se había producido un accidente nuclear en uno de los puntos más densamente poblados del planeta tras un tsunami provocado por un terremoto de magnitud 9 que a un país laborioso como Japón ha costado ya casi 30.000 víctimas fatales. Tal accidente no habría podido producirse 75 años antes.

En Haití, un país pobre y subdesarrollado, un terremoto de apenas 7 grados en la escala de Richter ocasionó más de 300.000 muertos, incontables heridos y cientos de miles de lesionados.

Sin embargo, lo terriblemente trágico en Japón fue el accidente en la planta electronuclear de Fukushima, cuyas consecuencias están todavía por determinarse.

Citaré solo algunos titulares de las agencias noticiosas:

“ANSA.- La central nuclear de Fukushima 1 está difundiendo “radiaciones extremadamente fuertes, potencialmente letales”, dijo Gregory Jaczko, jefe de la Nuclear Regulatory Commission (NRC), el ente nuclear estadounidense.”

“EFE.- La amenaza nuclear por la crítica situación de una central en Japón tras el sismo, ha disparado las revisiones de la seguridad de las plantas atómicas en el mundo y ha llevado a algunos países a paralizar sus planes.”

“Reuters.- El devastador terremoto de Japón y la profundización de la crisis nuclear podría generar pérdidas de hasta 200.000 millones de dólares en su economía, pero el impacto global es difícil de evaluar por el momento.”

“EFE.- El deterioro de un reactor tras otro en la central de Fukushima siguió alimentando hoy el temor a un desastre nuclear en Japón, sin que los desesperados intentos para controlar una fuga radiactiva abrieran un resquicio a la esperanza.”

“AFP.- Emperador Akihito expresa preocupación por el carácter imprevisible de la crisis nuclear que golpea a Japón tras el sismo y el tsunami que mataron a miles de personas y dejaron a 500.000 sin hogar. Reportan nuevo terremoto en la región de Tokio.”

Hay despachos que hablan de temas más preocupantes todavía. Algunos mencionan la presencia de yodo radiactivo tóxico en el agua de Tokio, que duplica la cantidad tolerable que pueden consumir los niños más pequeños en la capital japonesa. Uno de los despachos habla de que las reservas de agua embotellada se están agotando en Tokio, ciudad ubicada en una prefectura a más de 200 kilómetros de Fukushima.

Este conjunto de circunstancias determina una situación dramática para nuestro mundo.

Puedo expresar mis puntos de vista sobre la guerra en Libia con entera libertad.

No comparto con el líder de ese país concepciones políticas o de carácter religioso. Soy marxista-leninista y martiano, como ya he expresado.

Veo a Libia como un miembro del Movimiento de Países No Alineados y un Estado soberano de los casi 200 de la Organización de las Naciones Unidas.

Jamás un país grande o pequeño, en este caso de apenas 5 millones de habitantes, fue víctima de un ataque tan brutal por la fuerza aérea de una organización belicista que cuenta con miles de cazabombarderos, más de 100 submarinos, portaaviones nucleares, y suficiente arsenal para destruir numerosas veces el planeta. Tal situación jamás la conoció nuestra especie y no existía nada parecido hace 75 años cuando los bombarderos nazis atacaron objetivos en España.

Ahora, sin embargo, la desprestigiada y criminal OTAN escribirá una “bella” historieta sobre su “humanitario” bombardeo.

Si Gadafi hace honor a las tradiciones de su pueblo y decide combatir, como ha prometido, hasta el último aliento junto a los libios que están enfrentando los peores bombardeos que jamás sufrió un país, hundirá en el fango de la ignominia a la OTAN y sus criminales proyectos.

Los pueblos respetan y creen en los hombres que saben cumplir el deber.

Hace más de 50 años, cuando Estados Unidos asesinó a más de cien cubanos con la explosión del mercante “La Coubre”, nuestro pueblo proclamó “Patria o Muerte”. Ha cumplido, y ha estado siempre dispuesto a cumplir su palabra.

“Quien intente apoderarse de Cuba -exclamó el más glorioso combatiente de nuestra historia- solo recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre”.

Ruego se me excuse la franqueza con la que abordo el tema.

Fuente: http://www.cubadebate.cu/reflexiones-fidel/2011/03/29/la-guerra-fascista-de-la-otan/

lunes, 28 de marzo de 2011

Los planes franceses para derrocar a Gadafi comenzaron en noviembre pasado

Red Voltaire, Global Research...28/03/2011


Según el periodista italiano derechista Franco Bechis, los planes para iniciar la rebelión en Bengasi fueron iniciados por los servicios de inteligencia franceses en noviembre de 2010. Como señala Miguel Martínez del sitio progresista en la web ComeDonChisciotte, esas revelaciones, que cuentan con la bendición de los servicios secretos italianos, deben ser interpretadas como señal de rivalidades existentes dentro del campo capitalista europeo. La Red Voltaire desea señalar que París se emparejó rápidamente con Londres en su plan para derrocar al coronel Gadafi (fuerza expedicionaria franco-británica). Este plan fue reajustado en el contexto de las revoluciones árabes y adoptado por Washington, que impuso sus propios objetivos (contrarrevolución en el mundo árabe y desembarque de AFRICOM en el continente africano). Por ello, la actual coalición proviene de una diversidad de ambiciones, lo que explica sus contradicciones internas. La línea de tiempo de los eventos que prepararon el terreno para la intervención militar contra Libia es presentada a continuación:

Línea de tiempo de los eventos

6 de octubre de 2010

Nouri Mesmari se entrega al servicio secreto francés y, según los italianos, fue el cerebro detrás de la revolución contra Gadafi. El documento fue filtrado al periódico italiano Libero.

En los documentos, los servicios secretos franceses se refieren a Mesmari como “El Wikileak libio” porque les dio toda la información interna sobre el régimen así como un informe sobre quién es quién en Libia, y a quién debían o no contactar.

Con toda la información interna, los italianos afirman que a mediados de enero los franceses habían allanado el camino para el inicio de la revolución contra Gadafi.

18 de noviembre de 2010.

Una delegación ‘comercial’ francesa parte hacia Bengasi. En la delegación hay funcionarios del Ministerio de Agricultura y representantes de Cam Cereals, France Export Cereals, Cargill, Glencore, France Agrimer, Soufflet, Louis Dreyfous, y Comagra. En la delegación, presentándose como funcionarios del gobierno, hay agentes del servicio secreto francés y personal militar. Su ‘negocio’ era reunirse con oficiales del ejército identificados por Mesmari como dispuestos a desertar del ejército libio.

Mientras estaban en Bengasi, se hizo contacto con el coronel de la defensa aérea libia, Abdallah Gehani, quien había sido nombrado por Nouri Mesmari como oficial del ejército dispuesto a colaborar en el derrocamiento de Muamar Gadafi. Gehani también tenía buenos contactos en Túnez.

Es una operación secreta pero el régimen libio sospecha que hay doble juego y que algo está a punto de ocurrir.

28 de noviembre de 2010

Una orden internacional de arresto es emitida por el gobierno libio para Nouri Mesrami. El ministro de exteriores Musa Koussa es responsabilizado por la deserción de Mesrami y su pasaporte es retirado por las autoridades.

2 de diciembre de 2010

Las autoridades francesas anuncian que han arrestado a un colaborador de Gadafi. Se informa a Gadafi que Mesrami está bajo arresto domiciliario en el hotel Concorde Lafayette y se enfurece porque su antiguo amigo y colega ha pedido asilo político en Francia, donde sigue residiendo hasta la fecha. De hecho, durante la primera semana del levantamiento en Libia, Mesrami dio entrevistas a al-Jazeera en un estudio en París.

Muamar Gadafi envía mensajes a Nouri Mesrami para recuperarlo diciendo que lo perdona por lo que ha hecho y lo invita a volver a Libia.

16 de diciembre de 2010

Un emisario de Gadafi, el jefe de los medios estatales Abdallah Mansour, es arrestado en el hotel Concorde Lafayette cuando trata de tomar contacto con Mesrami.

23 de diciembre de 2010

Una delegación de libios llega a París para reuniones con Mesrami y otros funcionarios franceses. Los libios son Ali Ounes Mansouri, Farj Charrant y Fathi Boukhris. Los tres serán conocidos más adelante junto con Ali Hajj como dirigentes de la revolución, que comenzó en Bengasi.

La delegación libia cena, junto con Mesrami y personal militar y del servicio secreto francés, en un elegante restaurante francés en los Campos Elíseos.

25-31 de diciembre de 2010

Entre Navidad y el comienzo del Nuevo Año, los franceses obtienen todos los detalles y de la información interna disponible; en la compilación del documento Maghreb Confidential se señala que “la situación en Bengasi hierve”.

22 de enero de 2011

El coronel Abadallah Gehani es arrestado por el jefe del servicio secreto en Cirenaica, Aoudh Saaiti. Dos días después el coronel es transferido a una prisión en Trípoli y acusado de traición con el objetivo de contener cualquier disenso. Pero era demasiado tarde, el movimiento había comenzado y los primeros signos de la revolución fueron vistos unos pocos días después del arresto de un destacado abogado, Fathi Tarbel. La protesta se convirtió pronto en confrontaciones y, después de la deserción de oficiales del ejército, los rebeldes avanzaron y se apoderaron de importantes ciudades, pero hasta ahora no han podido tomar Trípoli.

El gobierno francés dirigió los ataques aéreos contra Libia. Fue el primer Estado europeo en reconocer al nuevo Consejo Nacional Libio y en establecer relaciones diplomáticas. Desde que el gobierno italiano conoció los documentos, comenzó a mantenerse al margen de la crisis libia, y el primer ministro Berlusconi dijo que los aviones militares italianos no serán involucrados en ataques aéreos y que espera que estos no lleven a una guerra.

© Copyright Voltaire Network, Voltaire Network, 2011

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Fuente: http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=23976