La sensibilidad es esencial en los artistas y creadores, que los debe llevar necesariamente ha tener posiciones críticas ante el entorno, pero cuando dejan de ver lo inmediato y próximo, para atacar a lo que está más allá, sin conocerlo y con la intención de distraer, demuestran que son un instrumento pre-fabricado, con un proyecto bien planificado desde su nacimiento.
Al paso de los años, cuando ya se alejan los días de aquella voz ingenua, salida de la nada, que le cantaba supuestamente al amor, diciéndo que tenía “la camisa negra, por el luto de un amor perdido que así le dejaba el alma”, va surgiendo cuál era la verdadera pérdida del muchacho, de aquello que una vez le supo a gloria y ahora le sabe a parte de su cerebro.
Juanés, con sus posiciones de instrumento creado para desviar la atención de sus compatriotas y alentar odios contra sus vecinos, luego de lograda la fama, en el difícil mundo del espectáculo, en el que por lo general, los seres dignos la obtienen al morir, cuando los beneficios irán a terceros y las posiciones de la persona, ya no pueden hacer daño, el capitalismo no tiene problema en salvar al símbolo y sacarle provecho económico, luego de muerto, a la mujer o al hombre.
La camisa negra del ofensivo Juanés, su amor perdido, era la del fascismo, la camisa de la Milicia Voluntaria para la Seguridad Nacional, aquel cuerpo paramilitar de la Italia fascista que después consiguió ser una organización militar y que debido al color de su uniforme, sus miembros fueron conocidos como camisas negras (en italiano: camicie nere), encargados de defender ese régimen de odio y dolor que más allá de la razón, sus acciones eran dominadas por las emociones, dirigidas a matar y acabar con todo lo que fuera distinto y/o diverso.
Cuando su pueblo colombiano muere de hambre, donde más de 3 mil niños han muerto en el conflicto armado, 25% de los niños combatientes ha visto secuestrar; 13% ha secuestrado; 18% reconoce haber matado; 60% ha visto matar; 78% ha visto cadáveres mutilados; 18% ha visto torturar; 40% ha disparado contra alguien y 28% ha sufrido heridas, según cifras de la (ONG) Tribunal Internacional sobre la Infancia afectada por la Guerra y la Pobreza, Fasnés (Juanés) arremete contra el Presidente venezolano y nada dice de lo que ocurre en la tierra que lo vio nacer, pero por la que nunca, seguramente, ha sentido ningún afecto, prefiriendo no solo voltear, sino hacer que otros volteen, para desviar la vista de la tragedia que sufre su país.
Fasnés en su última arremetida llama “hijo de puta” a Chávez y con ello, no ofende al Presidente, sino que deja abierta la puerta , al igual que en su tiempo lo hicieron los camisas negras italianas, para alentar más odios contra las mujeres que la miseria del sistema excluyó. Mujeres obligadas, por terribles necesidades, a vender su cuerpo, pero no necesariamente su dignidad, (como si lo ha hecho Fasnés) para dar de comer a los hijos que las esperan en sus casas, ¿cuántas de esa mujeres sufren en su país señor camisa negra?
No es ingenuo el ataque de Fasnés, es parte de un plan orquestado, en el que por un lado, el hijo de nadie, porque su imagen fue construida, negando sus raíces, sin apellido: Juanés de Juan Esteban, dispare contra cualquier proceso de cambio en la región y/o el mundo, mientras en su país, los pobres solo tienen como opción la guerrilla, el narcotráfico, el paramilitarismo, siendo el único Estado de los latinoamericanos, en donde la educación básica-obligatoria, no es necesariamente gratuita, dejando abierta la reserva de miserables que tendrán luego que ingresar en esas maquinarias de la muerte para poder comer.
Por supuesto, pronto le hará una canción a las siete bases militares y se seguirá prostituyendo, no por comida, como las madres a las que ataca, sino por un poquito más de amor de sus creadores y dirá que éstas son la garantía de la paz en la región y el sueño de su camisa negra que regresa, dándole nuevamente vida y alma a su ya creído perdido proyecto.
Cántele a la necesidad que tiene su pueblo de salir de la miseria, cántele al fin de la amargura para su gente, cántele a la inclemencia de sus mandatarios con los más humildes de allá, que comen y estudian ahora acá y no quiera erigirse en símbolo de la lucha por la democracia atacando a Chávez, porque nadie creerá en aquél que intenta ser luz para la calle y sombra para la casa.
El insulto, el promover la rabia y el odio, tratando de enardecer a las personas reunidas en multitud con el manejo de las emociones son los mecanismos utilizados por los fascistas camisas negras, así que pronto lo veremos invitado a una concentración de la oposición venezolana, a la que de seguro usted arrivará con su camisa negra, para pedir por la muerte y la destrucción, mientras todo el pueblo venezolano ha apostado por la vida y la revolución, chao camisa negra.
oswaldoreques.com |
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