viernes, 11 de septiembre de 2009



Intensa agitación política electoral.

Argenpress...11/09/2009


Colombia se metió ya al trajín político electoral por la decisión del presidente Uribe Vélez de presentar su nombre para una tercera elección.

Con esta decisión asume presentarse con la cara tradicional de los gobernantes eternos que caracterizaron en el pasado reciente la acción política y electoral en la América Central, el Caribe y Sur América, en que la dominación política estuvo en manos de dictadores de todo género que utilizaron todas las formas represivas contra su propia población y que pusieron en manos de los Estados Unidos la sobrevivencia de esas naciones y el exterminio de miles de personas que podían intentar un esfuerzo político democrático.

Curiosamente, el ataque retardatario y agresivo del presidente Uribe Vélez, para continuar en el ejercicio del poder en la forma despótica que caracterizó en el pasado los sistemas de gobiernos de las plutocracias y terratenientes latinoamericanos, no solamente se mantiene sino que se vigoriza en estos momentos bajo el gobierno mismo de Uribe Vélez. Pero se ha agregado un hecho nuevo: La peste de la gripa AH1N1 que llevó A Uribe a quedar en su cuarto de enfermo bajo el control de un ejército de médicos, de la misma manera que a la mayoría de los altos funcionarios gubernamentales que lo acompañaron en Argentina en la reunión de Bariloche de los presidentes Sur Americanos independientes. Solamente se coló el presidente del Perú, Alan García. Uribe, Alan García y la burocracia colombiana que acompañó al presidente a la argentina regresaron a sus países en la incertidumbre total, pues en esa reunión quedó ratificada la posición política y económica de las naciones que integran la UNASUR.
Se puede decir enfáticamente que los objetivos de unidad y de independencia de UNASUR se consolidaron, pese a la deserción y fuga política y social de Uribe en Colombia y al débil papel que jugó Alan García. América del Sur consolidó su proceso de unidad y alianza permanente en todos los campos. El presidente Barack Obama de los Estados Unidos se ha estrenado como presidente de las mismas características retardatarias del ya viejo imperialismo norteamericano. No esperó un tiempo más largo para pasar de la condición de líder del cambio social y político de los Estados Unidos a la del viejo despotismo imperialista que han practicado los Estados Unidos respecto de la América Latina y del Caribe, desde que nosotros surgimos como fuerzas nacionales independientes.

Parece que Obama no pasa de ser más que un nuevo ejemplar del espíritu agresivo de dominación del viejo imperialismo norteamericano. Solo que ocurre en un momento histórico de nuestras naciones que han emprendido la empresa de la liberación total que no se pudo realizar antes desde nuestra propia independencia, por la intervención militar, guerrera, económica y social, en nuestros países, desde nuestra independencia, que habíamos comenzado a creer que entraba en su desaparición definitiva. En este pun o nos equivocamos muchos latinoamericanos, por un optimismo romántico y sin apoyo en la realidad misma. Pero, también, en un nuevo siglo, el XXI, que por todos los hechos indica que en este período del mundo y de América, Latinoamérica, el Caribe, así como muchas naciones de África y Asia, también sometida a represión de dominio extranjero, estamos ya en marcha para la construcción de nuestras nuevas sociedades y de regímenes en que tengamos la soberanía social de nuestras naciones.

Un último hecho internacional de gran significación y que prueba que la marcha de los pueblos de América del Sur y de otras regiones del mundo bajo dominio colonial, para su total liberación acaba de ser ratificada por el convenio del gobierno de Francia con el del presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, para la venta de armas modernas y necesarias para los combates duros que se teme puedan darse en el futuro entre las naciones imperiales y nuestra comunidad latinoamericana y del Caribe. Por eso Lula al culminar las negociaciones con Francia, ha exigido que en el convenio o tratado que firme Estados Unidos con el presidente colombiano Uribe para la instalación y puesta en marcha de 7 bases militares gringas en nuestro país, se estipule el respeto total a la soberanía colombiana y que se debía pactar un tratado internacional que permita protestar, a todo país que se sienta con el derecho de hacerlo.

Así las cosas, que Uribe Vélez creyó que era su más grande victoria militar entregarle el control del país y de su viejo conflicto interno a las tropas norteamericanas, conducirán a impulsar más entusiasta y colectivamente el repudio al tratado de entrega, que acaba de celebrar el presidente de Colombia. Para nosotros comenzó una nueva etapa: la nueva lucha para la independencia total, que aún no hemos logrado. No pararemos, no nos someteremos. El siglo XXI, será el de la consolidación total de la independencia política y militar de nuestras naciones. Echaremos a los canastos de la basura el poder y las armas de los dictadores sur americanos que surjan.

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