jueves, 16 de julio de 2009

Gorilas en la niebla

Lo resumió espléndidamente el otro día el embajador de Venezuela ante la OEA: “Alguien ha abierto la jaula de los gorilas”. Se refería, cómo no, al reciente golpe de Estado que ha ocurrido en Honduras, y que en efecto ha sido llevado a cabo por el gorilismo latinoamericano de siempre, esta vez parece -¡increíble!- que sin el consentimiento de Washington.

Cuando oigo cosas del estilo “el mundo ha cambiado”, “las cosas ya no son como antes”, “en estos tiempos ya no ocurre eso”, tuerzo el gesto con incredulidad: en general, no me fío de nada y no creo ni en los marcianos, así que como mucho podría estar de acuerdo en que, temporalmente, y ya que los ciclos políticos existen, las tendencias internacionales, sociales, políticas, económicas y militares, tienen momentos mejores y peores, más o menos violentos.

Pero en esta ocasión me alegra darme cuenta de que el golpe de Estado en Honduras ha merecido descrédito y rapapolvo generalizados por parte de todos los gobiernos del mundo que se han expresado al respecto, lo cual que yo sepa (cumplo cuarenta tacos en breve) no había ocurrido nunca antes, al menos si de América Latina y el Caribe se trataba. (No me quiero poner abundante con los continentes.)

Bueno: es un cambio, desde luego. Más que un cambio, es una excelente novedad. ¿Se trata de un caso concreto y de un tiempo determinado? Puede ser, de hecho es lo más probable, pero ya veremos.

Lo que nunca cambia es que siempre hay sinvergüenzas y desahogados, a los que no les importa absolutamente nada con tal de llegar al poder, hacer de su capa un sayo, y someter a todo el mundo a su voluntad y su capricho. Me refiero a gentes como los empresarios, políticos y militares que han montado el golpe de Estado en Honduras, a la cabeza de todo lo cual está ese macaco ridículo, el tal Roberto Micheletti, o Goriletti, como lo llama Hugo Chávez. Un tipo grotesco, inmoral, un bribonzuelo sin principios ni decoro, que da vergüenza ajena, y que tiene más peligro que una piraña en un bidet.

Como de eso, por desgracia, siempre tendremos ración doble, más vale que no olvidemos que si los hondureños salen de ésta, ello es fundamentalmente porque se ha aunado la voluntad de la gente de Honduras en contra de este sapo, y porque la correlación de fuerzas en América Latina es en estos momentos desfavorable al gorilismo. Lo digo para otra.

Mientras, espero con curiosidad un poco ansiosa ver qué carita ponen esos golfos que creen que se han hecho con la poltrona en Tegucigalpa, cuando llegue la delegación de la OEA a llamarlos al orden.

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