jueves, 13 de mayo de 2010

ESTE PILLO Y CAPO DEL HAMPA INTERNACIONAL ESTA EN VENEZUELA Y DEBE APLICARSELE LA LEY.

Oposición solicita nombre del cirujano plástico de Diego Arria para "refrescar" rostros de candidatos a la Asamblea
Trincheras de Ideas
¿A qué vino Diego Arria a Venezuela?
Humberto Gómez García *
13/05/2010


ALGUNOS MALOS RECUERDOS DE CUANDO ARRIA ERA GOBERNADOR DE CARACAS

Un delincuente de uña en el rabo, mercenario que en los gobiernos de la Cuarta República se vendía al mayor y al detal, vino a Venezuela después de 20 años de ausencia a provocar al gobierno revolucionario y a revolverle el estómago al pueblo venezolano por su asquerosa presencia que recuerda los desmanes y latrocinio de ese tipejo con aires de gran cacao, chulo, oligarca de orilla, politiquero de baja ralea que dejó una estela de rencores por su venal conducta. Conductas comunes en la Cuarta República.

¿Recuerdan la famosa compra de los autobuses Íkaro o Leyland cuando Arria era gobernador del Distrito Federal? ¿Se acuerdan cuando uno –o varios– de estos vehículos se le hundió el piso, que era de cartón piedra, y un niño se cayó y fue triturado por el propio bus?

Bueno, Diego Arria nunca fue imputado por aquel crimen, él era el gobernador del gobierno del sátrapa y genocida Carlos Andrés Pérez, del partido AD, intocable.

Pregúntenle a Diego Arria dónde está el reloj que engalanaba la entrada de la parroquia Antímano, reliquia del gobierno de Guzmán Blanco, y que él se robó cuando era gobernador de Caracas y nunca más apareció. ¿Y el escritorio del Libertador que estaba en “su” finca "Las Carolinas" en el estado Yaracuy que le fue expropiada? ¿Por qué esa reliquia histórica estaba allí y al parecer desapareció antes de la intervención gubernamental?

Allá por el año 1976, en su condición de presidente del Centro Simón Bolívar, Diego Arria hizo un oscuro negocio con la Iglesia de La Guaira, dirigida por el oligarca Monseñor Francisco de Guruceaga, Obispo de La Guaira. Arria tenía el proyecto de adquirir los céntricos terrenos de los cerros Jesús y Los Claveles de Maiquetía para urbanizarlos, expropiar a los moradores, muchos con más 50 años de pisatarios allí, para construir una urbanización para la clase media. El CSB le compró a la Iglesia de La Guaira, dueña de los terrenos, los del cerro Jesús y Los Claveles y los terrenos de los indios en Carayaca. Supuestamente el ente gubernamental le iba a vender a los pisatarios los terrenos donde estaban construidas sus casas. Ese era el ardid mediático. El plan era que una vez que ganara Piñerúa Ordaz las elecciones a nombre de AD, se ejecutaría aquel siniestro plan de desalojar a los vecinos de aquellas populosas comunidades.

Como se sabe Piñerúa Ordaz, el gris y cruel líder adeco, no ganó, y aquel proyecto se engavetó. En la década de los 80 los pobladores de Los Claveles se organizaron, crearon una combativa asociación de vecinos llamada Comité Unificado Maiquetía, y en su programa de lucha reivindicativa estaba la conquista de los terrenos donde construiyeron sus viviendas. Por varios años aquella comunidad luchó, muchas fueron las diligencias que hicieron al CSB, a APIEPAN, pero nunca encontraron respuesta a sus solicitudes, el CSB nunca ha dado la cara. Por estos días nuevamente, aquella comunidad varguense comienza sus luchas por obtener el derecho a la tierra, espera que el CSB les dé la cara y no que les venda, que les ceda los terrenos que por justicia le pertenecen a sus pobladores.

DIEGO ARRIA VINO A COORDINAR LA SUBVERSIÓN GOLPISTA


Pero volviendo a la presencia de Diego Arria en Venezuela, evidentemente que ésta obedece a razones golpìstas, a impulsar con Fedecámaras, Globoterror, El Nazional, El Universal, El Viejo País, Unión Radio, Radio Caracas Radio; los ganaderos subversivos, los ex latifundistas siquitrillados por la revolución; los dueños de mataderos y los distribuidores de carne que acaparan este rubro de primera necesidad y elevan escandalosamente los precios, una acción subversiva que caliente la calle y permita ir, si pueden, a obtener la mayoría parlamentaria para darle un golpe suave a Chávez.

Arria, en las reuniones con los sectores golpistas entre otros de la Mesa de la Unidad vino a asegurar la logística subversiva, abundantes recursos financieros venidos de las partidas secretas del gobierno norteamericano. Las estructuras de la aún debilitada Fedecámaras, comprometida hasta los tuétanos en la escalada subversiva, se pusieron a la orden del “líder” itinerante, a este paracaidista enviado por el Pentágono, igual la fulana Mesa Democrática.

La vieja alianza de los partidos politiqueros de la derecha con el desesperado empresariado fedecamarista trabajan en los dos niveles, prepararse para las elecciones del 26 de septiembre que ya saben perdidas, baste ver la batalla a cuchillo limpio por las curules, la segregación de los candidatos de su “sociedad civil”, el burdo y descarado comercio por los puestos salidores, las escuálidas primarias donde apenas votaron 300 mil personas, la altísima abstención que se vislumbra en el electorado opositor. El otro nivel, el plan B para el que vino Diego Arria, es el golpista, el subversivo, todo girando, en lo fundamental en el marco electoral. Buscan desesperadamente obtener la mayoría de la AN para tratar de torcer el rumbo del proceso revolucionario. Ya han hecho públicas sus intenciones de eliminar todas las leyes hechas por la revolución. Es decir, con una presunta mayoría de diputados poner una pica en Flandes, anular todo el proceso legislativo y preparar las condiciones para asaltar Miraflores y derrocar a Chávez, es decir, intentar repetir el golpe “suave” que le dieron a Zelaya. Pero como van a perder entonces gritarán: ¡fraude! ¡fraude!

UN DIEGO ARRIA DESFASADO CREYÓ QUE LLEGABA A LA VENEZUELA DE LOS 70

Pero Diego Arria, absolutamente desfasado de la realidad de la Venezuela de hoy, manejando las magras y falsas informaciones de los medios de in comunicación privados y de los sectores subversivos, no esperaba la respuesta que encontró a su llegada. Él tiene años conspirando internacionalmente contra Venezuela, en la ONU, en la OEA, en los organismos multilaterales, es un agente encubierto de la CIA que le ha sido destinado un papel de salvador de la patria y él se lo creído. Pero el gobierno le sacó las uñas, le expropió una granja cuyos terrenos no son propios y no ha presentado ninguna titularidad confiable. ¿Qué hizo este truhán? Utilizar un lenguaje escatológico, vulgar para alguien de su alcurnia, no defenderse sino descalificar y ofender y, lo más grave, llamar al magnicidio a través de un canal televisivo internacional, proferir amenazas, crear un parapeto de escuálidos siquitrillados, latifundistas que perdieron las tierras mal adquiridas para presuntamente ir a “instancias internacionales”.

Diego Arria en su tardío viaje a Venezuela descubrió el agua tibia, que aquí hay un gobierno revolucionario y se han producido cambios estructurales irreversibles de la Venezuela injusta y desigual que él contribuyó a construir, mejor dicho, a destruir junto a las mafias adecas y copeyanas y a ese detritus purulento que es la oligarquía criolla, los vende patria de siempre, los entreguistas de soberanía y riquezas al imperio extranjero, la misma clase que representa el empresariado mafioso de Fedecámaras, los del golpe del 11 de abril de 2002, del mil veces criminal paro terrorista petrolero de 2002/2003, de las guarimbas, del centenar de mercenarios paramilitares colombianos escondidos en el este de Caracas esperando el momento de entrar en acción y matar a Chávez.

Diego Arria repite con dolor en las entrevistas la consigna de la revolución: Patria socialista o muerte, y el muy estúpido cree que lo de muerte es con él y no la muerte de la patria y el pueblo a manos suyas y de la oligarquía a la que pertenece si retoman el poder.

Este personajillo, irrelevante, desconocido en el país, se prestó o le fue impuesta la misión en el gobierno yanqui, de venir a amarrar el proceso subversivo, a tratar de unir a la diáspora y división de la derecha fascista criolla con el objetivo de derrocar al presidente Chávez. Vano intento. Ni lo uno, la mayoría en la AN; ni lo otro, el golpe; todo lo contrario, el triunfo del PSUV/PCV/Movimientos sociales, vale decir, de la revolución.

(humbertocaracola@gmail.com)

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