miércoles, 10 de febrero de 2010

EN VENEZUELA, ESTOS MERCENARIOS DE LA MÚSICA ENTRAN Y SALEN TRANQUILOS POR EL EXCESO DE LIBERTAD E IMPUNIDAD QUE AQUÍ EXISTE.

Piedra de tranca
¿Cuánto vale el show?

Escrito por DIARIO VEA
Miércoles 10 de Febrero de 2010


ESTE ESCRIBIDOR NADA TIENE contra el arte -sería un imbécil- ni contra los artistas. Sean del género que sean. Me gusta, por ejemplo, en materia musical, todo cuanto suene. No tengo prejuicios contra las canciones románticas, el merengue, el rap, el bolero, y demás. Pero lo que no me gusta es ver a cantantes clasificados mundialmente convertidos en estandartes de los políticos y de las causas más polémicas, con lo cual contribuyen, de manera irresponsable, a extremar la polarización del país. Nadie niega el derecho de un artista a tener sus propios puntos de vista políticos, en materia religiosa, social o de cualquier orden. A mostrar simpatía por determinada causa. Eso sí, sin dejarse manipular ni prestarse a que le amasen el ego involucrándolo en asuntos que no son de su competencia y que muchas veces desconoce totalmente.

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ME ESTOY REFIRIENDO, concretamente, al caso de dos artistas populares que estuvieron por estos días en Caracas. Uno es un mexicano que, confieso, no me gusta como artista. Puede tener muchos simpatizantes y convocar público, pero no me lo calo. Lo considero mediocre y en extremo afectado por el divismo, Cristian Castro. El otro es Enrique Iglesias, quien carga a cuestas un apellido muy comprometedor. Desde luego que no está artísticamente a la altura del padre -con quien me quedo-, pero tiene sus aciertos. Es otra cosa.

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¿QUÉ PASA CON ESTOS DOS CASOS? Que se dejaron arrastrar por la presión que sobre ellos ejerció parte de la asistencia a los espectáculos donde actuaron para convertirlos en actos con expresiones políticas. Para disparar contra Chávez y contra el Gobierno venezolano. Ésa es una hipótesis (que se dejaron presionar): la más benigna, es decir, que no estaba en el guiso artístico-mediático. Que fueron sorprendidos en su buena-mala fe.

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LA OTRA INTERPRETACIÓN es que ambos forman parte del plan mediático y cultural de un sector del país, concretamente la oposición, que no pierde oportunidad para manifestar en este tipo de espectáculos lo que no puede hacer en la calle por su escaso poder de convocatoria. No hay pueblo en la calle para secundar a la oposición en sus extravíos; pero sí hay gente con recursos económicos que puede pagar más de dos millones de bolívares para hacer acto de presencia en eventos de esta naturaleza y dar rienda suelta a su odio contra Chávez.

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LA PREGUNTA ES OBVIA: ¿Cuánto vale el show? Porque ese tipo de artista sin duda viene al país debidamente preparado para decir determinadas cosas. Sin saber lo que pasa en Venezuela. Desconociendo lo que ocurre, que por lo demás no tiene porqué saber. Con lo cual quedan como payasos o marionetas manejadas por unos cuantos vivos que se benefician económicamente. Vienen a Venezuela, critican al Gobierno, descalifican al Presidente, claman por la libertad con absoluta libertad sin que nada les pase, cobran un billete gordo por la aventura y posan de héroes. Luego se van a Los Roques o a Margarita a disfrutar la proeza. ¡Qué sabroso es ser héroe en esas circunstancias! Produce dólares y prestigio entre la burguesía sin exponer nada. Tan sólo derrochando físico y desfachatez.-


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