Fue pública el 6 de noviembre. Unas horas después estaba en miles de sitios del Internet, y retomada por muchos medios informativos del mundo. Pasaron siete días y la prensa oficialista colombiana, como los periódicos El Tiempo y El Espectador; o las revistas Semana o Cambio, ni la mencionaron en sus ediciones “online”.
La “Reflexión”, escrita por el dirigente cubano Fidel Castro, estaba en lenguaje sencillo pero bien fundamentada. Titulaba “La Anexión de Colombia a Estados Unidos”.
Se preocupaba Fidel porque Colombia entregaba su soberanía al ceder siete de las principales bases militares a las Fuerzas Armadas estadounidenses, al permitir que las mismas puedan operar y mandar hasta en los aeropuertos civiles internacionales, y por el grado de permisividad e impunidad que tendrán las tropas extranjeras.
Fidel no acostumbra tocar temas de política interna de otras naciones. Si lo hizo es porque Colombia no sólo ha pasado a ser una colonia estadounidense, sino un peligro real para la estabilidad y soberanía de otras naciones del continente.
Tan sólo el 13 de noviembre algunos de esos medios de prensa hicieron una tímida referencia de otra Reflexión de Fidel. Claro, esa estaba centrada en el presidente Obama, y apenas se mencionaba la anexión de Colombia.
Pero aquella del 6 de noviembre, donde Fidel les recuerda con puntos y comas que su Nación ha sido donada al imperio, la silenciaron: por ser otros generales en la guerra. Por antipatriotas.
El profeta asesinadoFue profeta. En 1997, Jaime Garzón, abogado, periodista y humorista les adelantó a los colombianos lo que les caería encima de elegir como presidente a Álvaro Uribe Vélez.
En un programa televisivo les advirtió que esa “neolumbrera neoliberal de esta nueva época”, impulsor de las Convivir, grupos armados dirigidos por paramilitares y narcotraficantes, era un “pacifista” de “mano firme y pulso armado”.
“Él vislumbra todo este gran país como una zona de orden público total, es decir, como un solo Convivir, donde la gente de bien, por fin, podremos disfrutar de la renta en paz, como debe de ser”. Decía el humorista, quien hacía el papel del típico burgués bogotano.
El 13 de agosto de 1999 lo asesinaron. Era el personaje más querido del país. Con el realismo mágico de sus chistes desnudó al Estado y a sus politiqueros. Era imposible no reflexionar después de escucharlo.
Luego de un sutil y permanente señalamiento de aliado de la guerrilla, realizado por funcionarios y varios medios de prensa, “oficialmente” fue asesinado por paramilitares, Varios jefes de esas bandas han sostenido que altos mandos militares fueron los autores intelectuales.
Garzón profetizó, en la emisión, lo que se cumplió doce años después: “¡Y será él [Uribe] quien por fin traiga a los redentores soldados norteamericanos, quienes humanizarán el conflicto y harán de Uribe Vélez el dictador que este país necesita!
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