sábado, 12 de febrero de 2011

El actual hombre fuerte de Egipto es un socio privilegiado de EEUU e Israel
Suleiman I, ¿el torturador?

Periodismo Humano...12/02/2011

Fue el interlocutor de la CIA en las rendiciones extraordinarias, la entrega de supuestos terroristas a terceros países para obtener confesiones a cualquier precio


“Está directamente implicado en torturas, tanto como miembro del régimen como responsable de la Inteligencia”, denuncian.

A Mahmud Habib, ciudadano egipcio-australiano de 46 años, le secuestraron en Pakistán. En estos tiempos donde no es necesario ser culpable de nada para terminar en prisión, su destino parecía marcado: según relata la periodista Lisa Hajjar, directora adjunta del diario Al Jaddaliya y profesora de Sociología de la Universidad de California-Santa Bárbara, fue colgado de un gancho y electrocutado a petición de agentes norteamericanos antes de ser transferido a miembros de la CIA. Gracias al acuerdo de rendiciones extraordinarias -así llamadas porque no se ciñen a la legalidad: suelen ser, en realidad, secuestros encubiertos- firmado en 1995 entre la Inteligencia norteamericana y su contraparte egipcia, dirigida por Omar Suleiman, Habib fue enviado a Egipto: le desnudaron, le pusieron un supositorio y un pañal y le “envolvieron como a un rollito de primavera” antes de meterle en el vuelo al país donde nació.

Habib plasmó lo que vino después en su libro, Mi historia: el cuento del terrorista que no lo era, donde explica cómo fue sometido a electroshocks, sumergido en agua hasta la nariz y golpeado repetidamente. Le rompieron los dedos y fue colgado de ganchos metálicos. En un momento dado, su torturador le dio tal bofetada que la venda que le cubría los ojos se deslizó: así pudo ver que el hombre que se ensañaba con él. Era Omar Suleiman, número dos del régimen egipcio, en persona. La frustración del jefe de espías era mayúscula, prosigue Hajjar, porque Habib no terminaba de confesar, así que ordenó a un guarda que asesinara a un preso encadenado delante del torturado: lo hizo de una patada de kárate. Pero Habib nunca confesó, sino que sostuvo en todo momento su inocencia: en abril de 2002 fue transferido a Guantanamo, donde pasó tres años antes de que una periodista descubriese y contara la historia de sus torturas. Publicada en la prensa norteamericana, la Casa Blanca le eximió de todos los cargos y le devolvió a Australia.

El relato de Habib no es el único que vincula al hombre de transición egipcia, responsable de la temible maquinaria del Muhabarat (Inteligencia), con las torturas. Lo que desde Occidente se vende como un paso adelante en la transición hacia la democracia es, para los egipcios, más de lo mismo pero sin la careta que hasta ahora portaba el rais. Omar Suleiman y Hosni Mubarak son el mismo hombre: el primero, el cerebro gris que opera desde las sombras y el segundo, la cara pública de un régimen basado en la represión y las torturas que lleva años siendo años denunciado por organizaciones como Amnistía Internacional o Human Rights Watch sin que sus aliados de EEUU o la UE alzaran sus voces.

Si el rais lleva 30 años al frente de la Presidencia, Suleiman lleva 25 vinculado con la Muhabarat, que en los países árabes equivale a la represión. Nacido en Queta en 1935, ingresó con 19 años en la Academia Militar egipcia para escapar de la pobreza. Tras combatir en dos guerras contra Israel (la Guerra de los Seis Días y Yom Kippur) a mediados de los 80 fue ascendido a vice responsable del espionaje militar; en 1993 pasó a convertirse en director de la Inteligencia egipcia, y con los años se revelaría como un maestro de espías en todo Oriente Próximo.

Su prioridad fue acabar con todo atisbo de islamismo, radical o no, y, para ello, aliarse con Estados Unidos. En 1995 firmó el acuerdo que permite extraditar a sospechosos de terrorismo secuestrados por la CIA o por las fuerzas amigas en cualquier lugar del mundo a sus países de origen para evitar, durante los interrogatorios, los límites legales de la democracia norteamericana: socios como Egipto no tienen esos reparos. En su libro El lado oscuro, Jane Mayer describe cómo comenzó la cooperación entre ambos países en el terreno de las rendiciones extraordinarias. “Cada rendición era autorizada al más alto nivel entre ambos gobiernos. El jefe de la Inteligencia, Omar Suleiman, negociaba directamente con altos oficiales [de la CIA]. [El ex embajador de EEUU en Egipto Edward] Walker describía a Suleiman como muy brillante y muy realista, añadiendo que se sabía que tenía una cara oscura por algunas de las cosas negativas que los egipcios confrontan, la tortura y eso. Pero él no es muy escrupuloso, en cualquier caso”.

“Cuando es invitado por otras naciones a ayudar en operaciones de Inteligencia, la Muhabarat de Suleiman se ha mostrado deseosa de encarcelar e interrogar a egipcios y no egipcios, y esos interrogatorios han incluido torturas”, revelaba hace unos días John Sifton, ex investigador de Human Rights Watch sobre los métodos empleados por los egipcios en materia de detenciones y autor del informe de 2007 al respecto. “[Suleiman] está directamente implicado [en torturas, tanto como miembro del régimen como responsable del Muhabarat”.

El relato de Habib no es el único que vincula al hombre de transición egipcia, responsable de la temible maquinaria del Muhabarat (Inteligencia), con las torturas. Lo que desde Occidente se vende como un paso adelante en la transición hacia la democracia es, para los egipcios, más de lo mismo pero sin la careta que hasta ahora portaba el rais. Omar Suleiman y Hosni Mubarak son el mismo hombre: el primero, el cerebro gris que opera desde las sombras y el segundo, la cara pública de un régimen basado en la represión y las torturas que lleva años siendo años denunciado por organizaciones como Amnistía Internacional o Human Rights Watch sin que sus aliados de EEUU o la UE alzaran sus voces.

Si el rais lleva 30 años al frente de la Presidencia, Suleiman lleva 25 vinculado con la Muhabarat, que en los países árabes equivale a la represión. Nacido en Queta en 1935, ingresó con 19 años en la Academia Militar egipcia para escapar de la pobreza. Tras combatir en dos guerras contra Israel (la Guerra de los Seis Días y Yom Kippur) a mediados de los 80 fue ascendido a vice responsable del espionaje militar; en 1993 pasó a convertirse en director de la Inteligencia egipcia, y con los años se revelaría como un maestro de espías en todo Oriente Próximo.

Su prioridad fue acabar con todo atisbo de islamismo, radical o no, y, para ello, aliarse con Estados Unidos. En 1995 firmó el acuerdo que permite extraditar a sospechosos de terrorismo secuestrados por la CIA o por las fuerzas amigas en cualquier lugar del mundo a sus países de origen para evitar, durante los interrogatorios, los límites legales de la democracia norteamericana: socios como Egipto no tienen esos reparos. En su libro El lado oscuro, Jane Mayer describe cómo comenzó la cooperación entre ambos países en el terreno de las rendiciones extraordinarias. “Cada rendición era autorizada al más alto nivel entre ambos gobiernos. El jefe de la Inteligencia, Omar Suleiman, negociaba directamente con altos oficiales [de la CIA]. [El ex embajador de EEUU en Egipto Edward] Walker describía a Suleiman como muy brillante y muy realista, añadiendo que se sabía que tenía una cara oscura por algunas de las cosas negativas que los egipcios confrontan, la tortura y eso. Pero él no es muy escrupuloso, en cualquier caso”.

“Cuando es invitado por otras naciones a ayudar en operaciones de Inteligencia, la Muhabarat de Suleiman se ha mostrado deseosa de encarcelar e interrogar a egipcios y no egipcios, y esos interrogatorios han incluido torturas”, revelaba hace unos días John Sifton, ex investigador de Human Rights Watch sobre los métodos empleados por los egipcios en materia de detenciones y autor del informe de 2007 al respecto. “[Suleiman] está directamente implicado [en torturas, tanto como miembro del régimen como responsable del Muhabarat”.

En su libro La teoría del uno por ciento, el periodista Ron Suskind afirmaba que Suleiman estuvo personalmente involucrado en el caso del libio Ibn al Shayj al Libi, detenido en Afganistán y entregado a Egipto para ser interrogado. “Es un hombre caritativo que sólo tortura gente a la que no conoce”, ironizaba el autor, citado por el canal ABC. “El ha sido nuestro hombre clave en Egipto por muchos años. Todo pasaba por Omar, no teníamos que hablar con nadie más. Cuando queríamos que alguien fuese torturado, lo enviábamos a Egipto para que lo torturasen”. Según Sifton, como responsable de la Inteligencia Suleiman supervisaba operaciones conjuntas que “implicaban rendiciones ilegales y torturas de docenas de detenidos”.

Los egipcios no necesitaban acudir a las publicaciones extranjeras para saber de la afición de la Muhabarat por la tortura, porque en estos 30 años de estado de excepción ha sido la norma. En Internet es posible ver vídeos que muestran los métodos empleados en las comisarías contraislamistas, sospechosos de disidencia, blogueros o simples viandantes. En uno de ellos, siempre grabados por la Policía -con la amenaza de exhibir la grabación públicamente en el caso de que se querellen contra los agentes- se puede ver a un hombre tumbado en el sueño desnudo de cintura para abajo, maniatado y con las piernas atadas y alzadas, con el trasero expuesto: un policía le introduce una vara en el ano entre desgarradores gritos de dolor. “Las violaciones de hombres y mujeres como castigo denigrante y método para extraer confesiones son rutinariamente denunciadas”, explicaba el periodista John R. Bradley en su libro Inside Egypt.

En su reciente informe “Trabájatelo hasta que confiese: Impunidad para la tortura en Egipto”, Human Rights Wacht ofrecía el pasado 31 de enero una amplia visión de los abusos y las desapariciones de presos por parte de las fuerzas egipcias. “Nunca un miembro de la Inteligencia ha sido condenado por torturas, aunque al menos tres han comparecido ante los tribunales. Un antiguo detenido, miembro de los Hermanos Musulmanes, Nasr al-Sayed Hassan Nasr, relató su detención de dos meses en 2010, cuando pasó todo el tiempo con los ojos vendados. Me pegaban con un zapato en la cara. Me pateaban los testículos hasta que caía al suelo. Una vez allí usaban descargas eléctricas para ponerme en pie y me volvían a patear los testículos. En un momento dado, me intentaron estrangular”.

La tortura es un problema endémico en Egipto y acabar con los abusos policiales es un elemento básico tras las masivas manifestaciones populares que sacuden Egipto”, decían sus autores en la presentación del informe de HRW. Efectivamente, fue el asesinato del joven egipcio Khaled Said a manos de la policía lo que sembró la protesta masiva que ha puesto en jaque al régimen. De ahí que sea difícil de digerir, para los egipcios, que el jefe de los torturadores herede el trono de Mubarak.

Sus métodos nunca asquearon a Estados Unidos, que en todo momento han destacado la estrecha colaboración con el jefe de espías y la conveniencia de que herede el puesto del rais, según los cables diplomáticos filtrados por Wikileaks. Ya en 2006 un memorando del Departamento de Estado afirmaba que “nuestra colaboración en materia de Inteligencia con Omar Suleiman es ahora probablemente el elemento más exitoso de las relaciones [entre Egipto y Estados Unidos]”. En un cable fechado en mayo de 2009 y enviado con motivo de una visita de Mubarak a EEUU, los oficiales norteamericanos afirman que “Omar Suleiman y el ministro del Interior Al Adly mantienen las bestias domésticas a raya, y Mubarak no es de los que pierde el sueño por las tácticas [a emplear]”. En otro cable enviado en febrero de 2010 en preparación de la visita del jefe del FBI Robert Mueller, la embajadora norteamericana en El Cairo escribía que “la policía egipcia y los servicios de seguridad internos continúan siendo sujetos a persistentes y creíbles denuncias de abusos a los detenidos. La brutalidad policial en Egipto contra criminales comunes es rutinaria y penetrante, resultado de la falta de formación. En los últimos cinco años, el Gobierno ha admitido que hay torturas pero afirma que son casos aislados y responsabilidad de una minoría de agentes”. “Nunca han hecho un esfuerzo serio por transformar la policía de un instrumento del poder del régimen a una institución de servicio público”.

Eso no ha impedido que, hace escasos días, la secretaria de Estado Hillary Clinton diera públicamente su apoyo a Suleiman como hombre de la transición egipcia. La represión y las torturas no son nada comparados con los beneficios que les reporta a EEUU en materia antiterrorista y también en la seguridad regional de su principal aliado, Israel. El actual vicepresidente se ha caracterizado por su persecución contra grupos islamistas egipcios pero también por sus ataques contra Irán y Siria, así como el Hizbulá libanés, considerado una extensión de Teherán. La alianza estratégica entre el grupo palestino Hamas y los ayatolás iraníes es percibida por Suleiman como un desafío en su propio terreno, de ahí que se haya mostrado partidario de “estrujar” a Hamas, como puede leerse en el siguiente cable. “Los egipcios siguen ofreciendo excusas por el problema que encaran, la necesidad de estrujar a Hamas evitando ser vistos como cómplices del asedio de Gaza. El jefe de la Inteligencia Omar Suleiman nos ha dicho que Egipto quiere ver a Gaza pasar hambre pero no morir de inanición”.

Su dedicación a la hora de aplastar a los ciudadanos de Gaza bajo las sanciones ha sido siempre aplaudida por Israel, para quien Suleiman es el favorito en la sucesión de Mubarak, como se refleja en los cables filtrados. En uno de ellos se explica cómo “en momentos de gran frustración, [el ministro de Defensa] Tantawi y Suleiman han afirmado que el IDF [el Ejército israelí] sería bienvenido si reinvade el cruce de Filadelfia si así piensan que pueden parar el contrabando [de armas para Hamas]”. “Delegamos en la Embajada de Cairo el análisis de los escenarios de la sucesión egipcia, pero no hay duda de que Israel está más cómoda con la persepectiva de Omar Suleiman”.

El actual vicepresidente, a quien Mubarak traspasó ayer sus poderes convirtiéndole de facto en el hombre más poderoso de Egipto, es el interlocutor de Israel desde 2001, de forma que los dirigentes israelíes le conocen y le aprecian tanto como su pueblo le conoce y detesta. “Mubarak y Suleiman son la misma persona con diferente nombre. El torturador Suleiman es conocido por su brutalidad”, decía un bloguero egipcio desde su cuenta de Twitter.

Fuente: http://periodismohumano.com/sociedad/sociedad-destacado/suleiman-i-%C2%BFel-torturador.html

viernes, 11 de febrero de 2011

El auténtico y aterrador rostro de la dictadura egipcia
28 horas en las oscuras entrañas de la máquina de tortura egipcia

The Guardian...11/02/2011

El repugnante y rápido chisporroteo del aparato de electrodos resonó como una serpiente de cascabel enfurecida cuando pasó a centímetros de mi cara. Luego estalló un grito de agonía, seguido de un gemido lastimero procedente de la víctima esposada y ojivendada a la que la fuerza de la descarga eléctrica proyectó hacia el suelo.

Una viciosa lluvia de puñetazos y patadas cayó sobre los cuerpos acuclillados a mi lado en medio de fuertes ruidos de golpes. Los torturadores vomitaban insultos a mi alrededor. Sólo más tarde un colega araboparlante me tradujo sus escalofriantes palabras: "En el menú de este hotel solo hay dos platos para aquellos que no se comportan como es debido: electrodos y violación".

Esposado y con los ojos vendados, igual que mis compañeros detenidos, me quedé paralizado. Las palmas de mis manos sudaban y mi corazón se desbocó. Sentí cómo los temblores sacudían mi cuerpo. ¿Sería yo el siguiente? ¿O me salvaría mi condición de extranjero, acreditada por mi pasaporte británico? Sospeché –esperé– que ocurriría lo segundo, y por suerte así fue. Pero no podía estar seguro de nada.

Yo había "desaparecido", igual que innumerables egipcios, en las entrañas de la Mujabarat, el vasto aparato de seguridad e inteligencia del presidente Hosni Mubarak, una organización dirigida hasta hace poco por su vicepresidente y ex jefe de inteligencia Omar Suleiman, el hombre a quien Mubarak ha confiado la tarea de negociar una "transición ordenada" a la democracia.

A juzgar por lo que he visto me parece que ésa es una esperanza vana.

Muchas veces me había preguntado, leyendo los relatos de presos políticos detenidos y torturados en lugares como la Argentina de la Junta militar de la década de 1970, cómo sería encontrarse completamente a merced de un carcelero y depender de él absolutamente para todo: comida, agua, baño. Nunca pensé que acabaría descubriéndolo personalmente. Sin embargo, ahí estaba yo, encerrado en una pequeña habitación en compañía de un grupo de detenidos egipcios que estaban siendo maltratados sin piedad.

Fui entregado a los servicios de seguridad después de que me detuvieran el pasado viernes en un retén policial instalado junto al centro de El Cairo. Yo había volado a Egipto en compañía de un colega británico nacido en Irak, Abdelilah Nuaimi, con el propósito de cubrir la actual crisis de Egipto para la RFE/RL, una emisora de radio estadounidense con sede en Praga.

Sabíamos de antemano que los periodistas extranjeros habían sido blanco de los servicios de seguridad en su intento de contener la revuelta contra el régimen de Mubarak, de modo que nuestro encarcelamiento no era algo único.

Sin embargo, aquello fue diferente. Mi experiencia, a pesar de ser algo muy personal, no se trató en realidad de mí o de los medios de comunicación extranjeros. Me permitió obtener un atisbo –suponiendo que tal cosa sea posible cuando se tienen los ojos vendados– del funcionamiento interno del régimen de Mubarak. Gracias a ella he aprendido todo lo que necesitaba saber sobre las razones por las que este régimen es odiado, temido y abominado por las masas egipcias de a pie.

Nos detuvieron mientras nos dirigíamos a la plaza Tahrir, escenario de las manifestaciones masivas en curso, apenas media hora después de haber salido del aeropuerto de El Cairo.

Policías uniformados y vestidos de paisano se arremolinaron alrededor de nuestro coche, nos pidieron los pasaportes y exigieron inspeccionar mi bolsa. Encontraron un teléfono satelital y uno de los hombres se montó en nuestro coche y ordenó a nuestro conductor que siguiera a un vehículo que iba delante y que nos condujo hasta una comisaría cercana.

Allí un funcionario sometió a nuestro ayudante Ahmed a un intenso interrogatorio: ¿Conocía a algún palestino? ¿Eran miembros de Hamas? Entonces nos ordenaron que volviéramos a movernos y finalmente nos condujeron a un vasto complejo sin identificación situado junto a un edificio de telecomunicaciones.

Fue entonces cuando a Ahmed le asaltó la sensación de peligro real. "Espero que no me golpeen", dijo. Tenía buenas razones para inquietarse.

Nos ordenaron salir del auto y nos vendaron los ojos antes de arrojarnos a otro vehículo en el que nos desplazaron unos cien metros. Luego nos empujaron a lo que parecía ser un patio al aire libre y allí nos esposaron. Oí el rápido chisporroteo de la serpiente de cascabel eléctrica –adiviné inmediatamente lo que era–, y a continuación los gritos de dolor de Ahmed. Un sudor frío se apoderó de mí y pensé que iba a desmayarme o a vomitar. "Me van a torturar", pensé.

Pero no lo hicieron. "Mister Robert, ¿qué le ocurre?", me preguntaron antes de pedirme con incongruente amabilidad que me sentara. Sentí entonces que iba a evitar lo peor. Pero no esperaba alcanzar un conocimiento tan íntimo de lo que eso significaba.

Tras ser interrogado y retenido en una habitación durante horas, al caer la noche me llevaron a otra habitación situada escaleras arriba y allí me dejaron junto con otros presos. Creemos que nuestros captores eran miembros de los servicios internos de seguridad.

Fue entonces cuando la violencia –y el terror– comenzaron de verdad.

Al principio no di importancia a los sordos ruidos de golpes. Pero comencé a comprender cuando, en medio de los gritos, oí cómo frotaban las barras de electrodos. Mi colega Abdelilah, que estaba retenido en la habitación contigua, me contó más tarde lo que dijeron a continuación los torturadores.

"Tened listos los electrodos. A este grupo tenemos que hacerle sufrir de verdad", dijo un guardia mientras introducían a un nuevo grupo de prisioneros.

"¿Por qué le has hecho esto a tu país?", gritó un carcelero mientras torturaba a su víctima. "Está prohibido hablar aquí, ¿entiendes?", le dijeron a otro prisionero. El prisionero no respondió. Golpe. "¿Lo has comprendido?" Silencio. Más golpes. "¿Lo entiendes?" El prisionero: "Sí, lo entiendo". El verdugo: "Te he dicho que está prohibido hablar aquí", seguido de una cascada de golpes, patadas y descargas eléctricas.

Exhaustos, los presos cayeron dormidos y comenzaron a roncar con fuerza, provocando otra ronda de ataques furiosos. "Estás cometiendo un pecado", murmuró un detenido herido con voz débil y lastimosa.

Ansioso de ver a mis compañeros, disimuladamente moví un poco la venda de mis ojos. Pude ver brevemente a tres jóvenes –dos de ellos tenían pobladas barbas que les daban aspecto de islamistas y tenían las manos esposadas a la espalda (las mías estaban esposadas por delante)– antes de que mis captores se dieran cuenta de lo que había hecho y me apretaran la venda más fuertemente.

La brutalidad continuó hasta que de pronto me ordenaron que me pusiera en pie y me empujaron a una habitación en la que me comunicaron que iba a ser trasladado al aeropuerto. Me devolvieron mis pertenencias y miré al reloj. Eran las 17:00 horas. Había estado en cautividad 28 horas.

La ordalía casi había concluido, faltaban solo otras 16 horas de espera en unas dependencias de deportación del aeropuerto. Había sido una pesadilla, pero nada comparado con lo que habían padecido mis compañeros egipcios cautivos.

Más tarde me enteré de que nuestro ayudante Ahmed había sido liberado al mismo tiempo que yo y que Abdelilah. Les contó a sus amigos que “le habían tratado muy bien", pero que tenía contusiones "por haber dormido en el suelo". Yo me había desplazado a El Cairo para averiguar qué es lo que está haciendo padecer a tantos egipcios. Nunca imaginé que iba a saber la respuesta de forma tan gráfica.

Robert Tait es corresponsal de la RFE/RL. Anteriormente fue corresponsal de The Guardian en Teherán y Estambul

jueves, 10 de febrero de 2011

Proponen a Suleimán, amigo de EE.UU. y presunto torturador, como sucesor de Mubarak
Suleimán, el hombre de la CIA en El Cairo

Al Jazeera...10/02/2011
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Suleiman se reúne con el presidente israelí Shimon Peres en Tel Aviv, noviembre de 2010 [Getty]

El 29 de enero, Omar Suleimán, jefe supremo del espionaje egipcio, fue nombrado vicepresidente por el tambaleante dictador, Hosni Mubarak. Con el nombramiento de Suleimán, como parte de una reestructuración del gabinete en un intento de apaciguar a las masas de manifestantes y mantener el control de la presidencia, Mubarak ha mostrado una vez más sus mañas y su astucia diabólica. El Gobierno de EE.UU ha preferido durante mucho tiempo a Suleimán por su ardiente anti-islamismo, su disposición a hablar y actuar con dureza en lo que respecta a Irán y porque desde hace tiempo es el principal hombre de la CIA en El Cairo.

Mubarak sabía que Suleimán contaría instantáneamente con un lobby de partidarios en Langley, entre los que tienen los ojos puestos en un ataque contra Irán en Washington y entre otros regímenes autoritarios dependientes de las policías secretas en la región. Suleimán es también uno de los favoritos de Israel: estuvo a cargo del expediente Israel y dirigió los esfuerzos de Egipto por aplastar a Hamás mediante la demolición de los túneles que han funcionado como un conducto de contrabando de armas y de alimentos hacia Gaza.

Según un cable diplomático estadounidense filtrado por WikiLeaks, titulado ‘Sucesión presidencial en Egipto’ de fecha 14 de mayo de 2007:

“Se ha mencionado frecuentemente que Suleimán, jefe de la inteligencia egipcia y consiglieri de Mubarak, será nombrado para el puesto de vicepresidente, vacante desde hace tiempo. En los últimos dos años, Suleimán ha salido de las sombras, ha permitido que se le fotografíe y que se informe sobre sus reuniones con dirigentes extranjeros. Muchos de nuestros contactos creen que Suleimán, por sus antecedentes militares, al menos tendría que estar presente en cualquier escenario de sucesión.”

Desde 1993 hasta el sábado, Suleimán fue jefe del Servicio General de Inteligencia de Egipto. Durante mucho tiempo se mantuvo a la sombra, hasta 2001, cuando comenzó a encargarse de cuestiones importantes en el ministerio de exteriores; desde entonces se ha convertido en un personaje público, como da fe el documento de WikiLeaks. En 2009, el periódico London Telegraph y la revista Foreign Policy le declararon el espía más poderoso de la región, incluso por encima del jefe del Mossad.

A mediados de los años noventa, Suleimán trabajó de cerca con el gobierno de Clinton en la planificación e implementación de su programa de entregas; en aquel entonces, las entregas significaban secuestrar a presuntos terroristas y transferirlos a un tercer país para ser juzgados. En The Dark Side, Jane Mayer describe cómo comenzó el programa de entregas:

«Cada entrega era autorizada por los más altos cargos de ambos gobiernos [EE.UU. y Egipto]… El veterano jefe de la agencia central de inteligencia, Omar Suleimán, negoció directamente con altos funcionarios [de la CIA]. [El ex embajador de EE.UU. en Egipto, Edward] Walker describió a su homólogo egipcio, Suleimán, como ‘brillante, muy realista’ y agregó conocer el lado malo que eran ‘algunas de las cosas negativas han realizado los egipcios, torturas, etc.’ pero no es escrupuloso, por cierto’. (p.113)

«Técnicamente, la legislación estadounidense exigía que la CIA obtuviera ‘garantías’ de Egipto de que los sospechosos entregados no serían torturados. Pero durante el reinado de Suleimán en el Servicio de Inteligencia egipcio, semejantes garantías no tenían prácticamente ningún valor. Como testificó posteriormente Michael Scheuer, ex agente de la CIA [jefe de la sección para al-Qaida] y uno de los creadores de las prácticas en las entregas, incluso si esas ‘garantías’ hubieran estado escritas en tinta indeleble, ‘no valdrían más que un balde de escupitajos calientes’».

Bajo el gobierno de Bush, en el contexto de «la guerra global contra el terrorismo», las entregas estadounidenses se convirtieron en «extraordinarias», lo que significaba que el objetivo de secuestros y transferencias extra-legales ya no era someter al sospechoso a un juicio, sino interrogarlos para obtener información reutilizable. El programa de entregas extraordinarios llevó a algunas personas a sitios ocultos de la CIA y otras fueron entregadas para ser torturados por la poderosa mano de otros regímenes. Egipto era uno de los destinos para torturas a elegir, y uno de los preferidos bajo el mando de Suleimán, el torturador en jefe de Egipto. Se tiene constancia de que al menos una de las entregas extraordinarias entregada por la CIA a Egipto, el ciudadano australiano nacido en Egipto Manduh Habib, fue torturado por el propio Suleimán.

Suleimán el torturador

En octubre de 2001, las fuerzas de seguridad paquistaníes sacaron a Habib de un autobús. Mientras estaba detenido en Pakistán, a instancias de agentes estadounidenses, fue colgado de un gancho mientras recibía descargas eléctricas. Luego fue entregado a la CIA, y durante su traslado a Egipto recibió el tratamiento acostumbrado: le desgarraron la ropa, se le introdujo un supositorio en el ano, le pusieron un pañal y lo «envolvieron como si fuera un rollito de primavera».

En Egipto, como cuenta Habib en su memoria: My Story: The Tale of a Terrorist Who Wasn’t [Mi historia: El relato de un terrorista que no lo era], fue repetidamente sometido a descargas eléctricas, sumergido en agua hasta el nivel de sus fosas nasales y golpeado. Le quebraron los dedos y le colgaron de unos ganchos de metal. Llegado a un punto, su interrogador lo golpeó con tal violencia que se le corrió la venda de los ojos, revelando la identidad de su torturador: Suleimán.

Frustrado porque Habib no suministraba información útil ni confesaba su participación en actividades terroristas, Suleimán ordenó a un guardia que asesinara a un prisionero encadenado frente a Habib, lo que hizo con un feroz puntapié de karate. En abril de 2002, después de cinco meses en Egipto, Habib fue entregado a los estadounidenses en la prisión Bagram en Afganistán, y luego transportado a Guantánamo. El 11 de enero de 2005, un día antes del previsto para formular la acusación, Dana Priest, del Washington Post, publicó una denuncia sobre la tortura de Habib. El gobierno de EE.UU. anunció de inmediato que no sería acusado y sería repatriado a Australia.

Un caso mucho más infame de tortura en el que Suleimán también está directamente implicado es el de Ibn al-Sheikh al-Libi. A diferencia de Habib, quien era inocente de cualquier vínculo con el terrorismo o la militancia, al-Libi trabajaba supuestamente en el campo de entrenamiento de al-Khaldan, en Afganistán. Fue capturado por los paquistaníes mientras huía a través de la frontera en noviembre de 2001. Fue enviado a Bagram e interrogado por el FBI. Sin embargo, la CIA quería hacerse cargo y lo hicieron. Fue transportado a un sitio oculto en el USS Bataan en el Mar de Arabia y después le enviaron como una entrega extraordinaria a Egipto. Allí, bajo tortura, al-Libi «confesó» conocer la conexión entre al-Qaida y Sadam, y afirmó que dos agentes de al-Qaida habían sido entrenados en Iraq en el uso de armas químicas y biológicas. A comienzos de 2003, era precisamente el tipo de información que buscaba el gobierno de Bush para justificar el ataque contra Iraq y persuadir a aliados renuentes de que participaran. Por cierto, la «confesión» de al-Libi fue una de las «pruebas» clave que presentó el entonces secretario de Estado Colin Powell ante las Naciones Unidas para que se considerara un caso de guerra.

Ha resultado que la confesión fue una mentira que extrajeron los egipcios a través de torturas. El ex director de la CIA, George Tenet, describe el caso de al-Libi en sus memorias publicadas en 2007, At The Center Of The Storm:

«En aquel entonces creíamos que al-Libi estaba reteniendo información crítica sobre amenazas, de modo que lo trasferimos a un tercer país para obtener más información. Se afirmó que lo hicimos a sabiendas de que sería torturado, pero es falso. El país en cuestión [Egipto] comprendió y estuvo de acuerdo en que retendrían a al-Libi durante un período limitado. Durante los interrogatorios bajo custodia estadounidense en Afganistán, al-Libi hizo referencias iniciales a un posible entrenamiento de al-Qaida en Iraq. Se ofreció a informar de que un militante conocido como Abu Abdullah le había dicho que al menos tres veces entre 1997 y 2000, el ahora difunto dirigente de al-Qaida, Mohammad Atef, había enviado a Abu Abdullah a Iraq para formarse en venenos y gas mostaza.

«Otro detenido veterano de al-Qaida nos dijo que Mohammad Atef estaba interesado en estrechar los lazos entre al-Qaida e Iraq, lo que, a nuestros ojos, agregaba credibilidad a esta información. Entonces, poco después del inicio de la guerra de Iraq, al-Libi desmintió su historia. Ahora, repentinamente, decía que no hubo un tal entrenamiento cooperativo. Dentro de la CIA, hubo una fuerte división sobre su desmentido. Nos llevó a revisar su información y ahí empieza el misterio.

«La historia de al-Libi indudablemente pasa por que decidió inventárselo a fin de conseguir un mejor trato y evitar castigos duros. Evidentemente mintió. Sólo que ignoramos cuándo. ¿Mintió cuando dijo primero que miembros de al-Qaida recibieron entrenamiento en Iraq? ¿O mintió cuando dijo que no lo recibieron? A mi juicio, cualquiera de las dos posibilidades podría ser verdad. Tal vez en un principio, bajo presión, supuso que sus interrogadores ya conocían la historia, y la ‘confesó’. Después que pasó el tiempo y quedó claro que no se le haría daño, puede haber cambiado su historia para confundir a sus captores. Los agentes de al-Qaida están entrenados para eso precisamente. Desmentir esta información restauraría su prestigio como alguien que había confundido con éxito al enemigo. La verdad es que no sabemos cuál es la verdadera, y ya que no lo sabemos, no podemos suponer nada. (pp. 353-354)».

Al-Libi fue enviado finalmente a Libia, aunque se dice que paró en un par de sitios en el camino, donde fue encarcelado. El uso de la declaración de al-Libi en la justificación de la guerra de Iraq lo convirtió en un inmenso lastre para EE.UU. una vez que quedó claro que la supuesta conexión entre al-Qaida y Sadam era una mentira obtenida bajo tortura. Su paradero fue, de hecho, un secreto durante años hasta que, en abril de 2009, los investigadores de Human Rights Watch que estaban investigando el tratamiento de prisioneros libios lo encontraron en el patio de una prisión. Dos semanas después, el 10 de mayo, al-Libi había muerto, y el régimen de Gadafi afirmó que se trataba de un suicidio.

Según Evan Kohlmann, el favorito de los funcionarios estadounidenses por ser «experto en al-Qaida», citando una fuente clasificada: «La muerte de al-Libi coincidió con la primera visita del jefe del espionaje egipcio, Omar Suleimán, a Trípoli».

Kohlmann conjetura y opina que, después que al-Libi se retractara de su historia sobre la conexión entre al-Qaida, Sadam y las armas de destrucción masiva, «los egipcios se sintieron avergonzados de admitirlo y el gobierno de Bush se encontró en dificultades ante el mundo. Entonces, en mayo de 2009, Omar Suleimán vio una oportunidad de ajustarle las cuentas a al-Libi y viajó a Trípoli. Para cuando el avión de Omar Suleimán partía de Trípoli, Ibn al-Sheikh al-Libi se había 'suicidado'».

Cuando el pueblo egipcio y el resto del mundo especula sobre la suerte del régimen de Mubarak, debe tener muy clara una cosa: Omar Suleimán no es el hombre que pueda llevar la democracia al país. Sus manos están demasiado sucias y cualquier «estabilidad» que pudiera llevar al país y a la región sería a un precio demasiado elevado. Por suerte, los egipcios que llenan las calles y exigen una nueva era de libertad también incluirán su salida del poder como parte de sus demandas.

Este artículo apareció primero en Jadaliyya.

Lisa Hajjar enseña sociología en la Universidad de California – Santa Bárbara y es coeditora de Jadaliyya.

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens y revisado por Elisa Viteri

Fuente: http://english.aljazeera.net/indepth/opinion/2011/02/201127114827382865.html


miércoles, 9 de febrero de 2011

El dúo Obama-Clinton y el plan C en Egipto

Rebelión...09/02/2011


Las primeras declaraciones del dúo Obama-Clinton sobre la nueva situación de Egipto estuvieron a cargo de Hillary(dad) , que yo recuerde. Ella dijo, palabras más o palabras menos, que EU (U$A) consideraba, o más bien auguraba digo yo, que la situación volviera a la normalidad y que su gobierno consideraba a Mubarak y a Egipto un aliado importante y un gobierno estables. No fueron palabras inocentes en medio de esta situación. Como se vería posteriormente. Lo que reclamaba y reclama el pueblo de Egipto fue y es más bien, en contra de esos augurios de la Clinton, que se termine esta misma clase de estabilidad que lo ha mantenido a Mubarak (y a su entorno) ininterrumpidamente en el poder , desde hace 23 años, con el concurso de ilegalizaciones y persecuciones de toda clase, incluyendo bien documentadas y masivas torturas, y con la ayuda inestimable y el estrecho apoyo de U$A. Veintitrés velitas es antes de Bush padre, mucho antes de Clinton marido, antes incluso, tal vez fue Reagan el que lo ayudó a empinarse en el trono de los faraones. Mientras, EU ha estado todos estos años atendiendo urgentes asuntos de violaciones a los derechos humanos, mirando hacia otro lado. Entre otros casos cuando se trataba de Egipto, o Arabia Saudita o Jordania, por decir algunos nomás entre la larga lista de las omisiones interesadas de estos campeones de los derechos humanos universales. Cuando hace ahora una semana, unas horas después de aquella risible entrada en escena de Hillary, Obama siguió a su indefendible Secretaria de Estado, no fue para decir, de ninguna manera, "el gobierno de Estados Unidos cortará desde ahora toda la ayuda militar y económica al gobierno de Egipto mientras Mubarak no renuncie y dé paso a un nuevo gobierno provisional que prepare elecciones libres". Eso es lo que tendríamos que haber esperado tranquilamente de un defensor tan público de los derechos humanos. Nada parecido. Obama le dijo al gobierno de Egipto, y me acuerdo y lo cito sin entrecomillar porque leí el párrafo varias veces, atónito: no puede haber violencia en contra de manifestantes pacíficos… Escurrió así un mensaje que muchos percibieron claramente como ambiguo, de una vaguedad emponzoñada más bien.

En todo caso las sucesivas apariciones o declaraciones del tándem, más todo lo que se sabe por los tesoros de los cables filtrados y otras verdades que se cuelan residualmente, muestran que ambos hacen parte de una misma estrategia de continuadas maniobras conjuntas, no importa cuánto fuego de distracción se arrojen mutuamente en otras direcciones. Todo esto parece la continuación, por otros medios, de aquel duelo vibrante que presenciamos en la pasada época pre-electoral de EEUU cuando tanto Obama como la Clinton eran pre candidatos y fieros contendientes.

Este mensaje tan ambiguo de Obama de que "no puede haber violencia en contra de manifestantes pacíficos… " parecen haberlo entendido en todas sus consecuencias ciertas personas a las que en seguida me referiré. Solo que entraron en escena un poco más tarde de lo que era dable esperar si hubieran seguido rectamente lo aconsejado por el presidente estadounidense en aquel mensaje emponzoñado: "De repente, un montón de camellos y caballos con gente montada encima de ellos, con látigos, llegó a través del acceso que le dieron los tanques". Este segmento y algunos pocos fragmentos de noticias que siguen a continuación fueron extraídos y traducidos del periódico The Guardian, de lo que trasmitía en directo desde Egipto, entre las 5:00 y las 9:00 P:M de ese día 2 de febrero, cuando hizo su entrada en la plaza tomada por la rebelión popular este grupo que en la tv parecía circense.

Sobre las 9 PM del miércoles, hace de esto una semana, ya había noticias que registraban la llamada telefónica de media hora. creo, que Hillary Clinton había hecho a Omar Suleiman a poco de que este asumiera como "vicepresidente" Según el periódico el llamado de Hillary "fue el primero de un alto cargo de la administración (se refiere a la estadounidense) desde que Suleiman asumiera". Bienvenido Mr Suleiman.Este cargo, recordemos, no existía hasta ese momento en Egipto. Parece haber sido inventado para dejar a este siniestro socio de Israel en la línea de sucesión de Mubarak. En todo caso es siniestro para el pueblo egipcio, porque era el encargado de la seguridad militar.¿Quien puede asegurar ahora mismo, dada la rápida llamada telefónica y el desarrollo de los acontecimientos - la súbita aparición de un plan C - que antes del llamado al reluciente y recién sacado de la manga Suleiman, no fuera ella misma la que le exigió al desfalleciente presidente Mubarak que pusiera inmediatamente en funciones a un interlocutor apropiado y válido para todos, empezando por ella, Obama y los israelitas con las capacidades y el control del poder suficientes para hacerse cargo de esta transición hacia lo mismo? Si no quieren creer que este lenguaje y este tipo de chantaje es habitual con Mubarak y con el entorno que se apresta a sucederlo, es porque ahora mismo no se acuerdan, y lo refrescamos en dos líneas.

Ese mismo día miércoles el portavoz del departamento de Estado, PJ Crowley dijo que la Clinton condenaba la violencia, pero, como continuo reportando el periódico inglés, entrecomillado: "increíblemente, Crowley también dijo 'Nosotros no conocemos quién es el responsable de la violencia". El plan C había hecho su entrada con brío.

Apoyando la sospecha ya generalizada de que las "manifestaciones" anti anti Mubarak fueron planeadas de antemano, a las 6:55 P:M el The Guardian reportaba otro testimonio : "Recibimos un mensaje de texto desde "Amantes de Egipto" llamándome a ir a la Plaza Tahrir para mostrar ¡mi apoyo al régimen! Este mensaje me lo tradujo un amigo y yo entiendo que ha sido mandado a todo el mundo. ¿Cómo pudieron los partidarios de Mubarak hacer esto? ¿Cómo consiguieron ellos los números de teléfono de todo el mundo? Tal vez porque "Amantes de Egipto" son realmente el ministro del interior…?"

Otro testigo presencial afirmaba: "Una cantidad de matones había sido infiltrada detrás de nuestra barrera humana y de repente alrededor de 70 de ellos empezaron a correr desde atrás hacia nosotros tirando piedras y recogiendo pedazos de madera de su lado. Esa era la señal para que del otro lado de los 'Pro-Mubarak' respondieran tirando piedras". (…) Entonces continúa diciendo un testigo, apareció una gente cerca del "puesto de control donde estaban los tanques, cerca del Museo Egipcio" y "empezaron a tirarnos piedras desde el lado de los tanques. Esto es significativo porque el único camino por donde podías llegar allí era con el permiso del ejército."

Otro testimonio más de esas horas: "Simultáneamente todo lo que se veía en la televisión era manifestantes cantando estribillos a favor de Mubarak mientras se escuchaban llamadas de gente que culpaba de todo a los manifestantes anti-Mubarak y afirmaba que de ellos iba a ser la culpa de lo que les pasara por no haber parado."

Cameron el PM inglés dice entonces que "sería "inaceptable" que el gobierno egipcio estuviera detrás de estas 'protestas' anti protesta". El Guardian seguía un poco después: "El ministro del interior (egipcio) ha negado estar involucrado pero no ha hecho ningún intento para intervenir en los choques."

Y esto otro: "Los llamados de Obama a una "transición ordenada" del poder y por cambios inmediatos han sido aprovechados de inmediato por miembros del régimen de Mubarak, según Associated Press". Esto es lo que parece haber quedado claro desde ese día y hasta el día de hoy, una semana después de esa advertencia. "Cuando digo ya, es ya".

Volviendo a aquel día, un alto funcionario egipcio, sin querer hacer público su nombre le dijo entonces al mismo periódico: "Hay una clara contradicción entre un ordenado proceso de transición y la insistencia en que éste se apure". Se refería a las declaraciones del portavoz de Obama, Gibbs que declaraba, "los cambios tienen que ser inmediatos". ¿Es que no se dan cuenta de que hay que hacer algo ya?, parecía decir y: "cuando digo ya, es ya"! ¿Sino que va a pasar con toda esta muchedumbre que sigue en las plazas de todo ese país?

La escena de la posta en las declaraciones duras o más o menos democráticas, del policía conciliador y amistoso relevando al otro menos dispuesto al diálogo y más preparado para una explícita presión física también tuvo ya, por lo menos, un estreno mundial. Notablemente, en el golpe contra el gobierno constitucional de Honduras. En aquel caso el gobierno de Zelaya apoyado por manifestaciones en la calle fue enviado fuera del país, en pijama todavía, por un movimiento militar y político apoyado en secreto por U$A. La dupla Clinton-Obama entonces se alternó en una especie de danza, o danzón, sobre si era conveniente estar o no estar con que era un golpe de Estado, si era correcto o no cortar la ayuda militar, etc. Ya se sabe, el informe filtrado de su de su embajador en Tegucigalpa lo prueba: sabían semanas antes de que se trataba claramente de un golpe militar. Después Gibbs, tal vez él, tal vez otro, el portavoz en todo caso en ese momento daba largas al asunto. "Todavía no hemos terminado de definir si es golpe o no, los análisis continúan", dijeron una semana después, dos semanas después, tres semanas, tres meses, más de un año después ya, todavía no han reconocido que gobierna a Honduras un grupo político-militar-empresarial aupado en el poder mediante un golpe de Estado apoyado por los EU. Los dos personajes del este dúo dinámico especializado en las largas esperas, dicen sus pequeños parlamentos y retroceden dejándole lugar al otro, a veces a un tercero o cuarto, porque cada uno de ellos tiene su propio portavoz. Dar tiempo a que la masa se espese, según la receta habitual de EU, como dice Chomsky. Pero no solo esperan. Ellos deben estar ahora mismo muy activos mientras parece que esperan.

Mostraré ahora un fragmento de un cables filtrado que son como polaroids obtenidas con cámaras ocultas que nunca nadie creyó que verían la luz y ahora retratan en colorfull la patética situación de genuflexión a que obligaron a permanecer a la dictadura de Mubarak durante sus, hasta ahora 23 añitos, al tiempo que hacían la vista gorda a la represión y a las torturas que ejecutaba esta dictadura egipcia contra su pueblo, y contra los palestinos.

Entre la montaña de secretos bien guardados revelados por las filtraciones hay muchas perlas, diamantes y miles de miles de millones de dólares:

4. (S/NF) El presidente Mubarak y los líderes militares ven nuestro programa de asistencia militar como la piedra angular de nuestra relación millones de millones y consideran los 1,3 millones de dólares anuales de ayuda militar como "compensación intocable" para la elaboración y mantenimiento de la paz con Israel. Los beneficios tangibles para nuestra relación de millones de millones son claras: Egipto se mantiene en paz con Israel, y los militares de EE.UU. gozan de prioridad en el acceso al Canal de Suez y al espacio aéreo egipcio. Creemos, sin embargo, que en nuestra relación se puede lograr mucho más". Este párrafo pertenece a un cable despachado por la embajadora Margaret Scobey desde El Cairo el 31 de marzo del 2009. En junio Obama fue a El Cairo he hizo su archiconocido y esperanzador discurso de brazos abiertos hacia el Medio Oriente. El cable de marzo adelantaba información, como un guión preparatorio de ayuda para el general Schwartz que se disponía a visitar El Cairo. La embajadora, desde el Cairo le pedía que en cuando llegara "les trasmita a los egipcios con los que se va a reunir que deben estar seguros de que Egipto sigue siendo un aliado clave de EE.UU., pero dado el estrés de la actual recesión económica, Egipto debe hacer más para justificar la continuación de esa valoración demostrando a través de la acción su apoyo a nuestros objetivos comunes de seguridad regional." Fuera de esto, brevemente, los llamados 'papeles palestinos' que reveló Al Jazzera vuelven a mostrar el papel que se espera que cumpla la dictadura de Egipto (o lo que quede de ella después de está transición blanda). El jefe de los negociadores del gobierno de la Autoridad Palestina según estos documentos filtrados expuso a un alto cargo del gobierno norteamericano varios secretos vergonzosos sobre su gobierno, sostenido por EU, la UE e Israel. Los documentos filtrados también mencionan el papel que se espera de Mubarak y su entorno: "Erekat también se quejó al enviado de EE.UU. George Mitchell en 2009 de que no estaba haciendo lo suficiente para sellar los túneles desde Egipto a la Franja de Gaza, lo que socava el asedio del territorio controlado por Hamas, e instó a que se hagan mayores esfuerzos por parte de Israel y Egipto para impedir el contrabando de mercancías y armas". A esta clase de reclamos debía referirse también la embajadora estadounidense citada más arriba cuando decía que Egipto debía mostrar más "a través de la acción su apoyo a nuestros objetivos comunes de seguridad regional." (Derrumbar a Hamás, elegido por el voto popular, doblegar a Palestina y someterla a una existencia casi fantasmal bajo control israelí. etc.) Los 1300 millones de dólares anuales tienen verdaderamente sometidos a la esclavitud a Mubarak y al entorno suyo que se propone sucederlo ahora en una ordenada y rápida transición para la que se han puesto de acuerdo todos, menos el pueblo egipcio, parece. Por muy vergonzosa que sea esta situación (vista como se ve en estos reportes de la embajadora de EU), Mubarak, Suleiman, los militares y los empresarios enriquecidos, como dice Pepe Escobar, en medio de la pobreza que alcanza al 30 a 40% de la población, no querrán soltar su presa, y están y estarán dispuestos a todos los maquillajes y afeites. Lo que reclamaba y reclama el pueblo de Egipto, y más bien en contra de los augurios de la Clinton, es que se termine esta misma clase de estabilidad que lo ha mantenido a Mubarak en el poder que ahora quieren prolongar artificialmente con una falsa transición, hacia el entorno de Mubarak. El plan C está en funciones y EU no debe estar esperando cruzado de manos.

¿El plan B, Baradei? Aquel súbito regreso suyo a Egipto hace unos días…? ¿Acaso no se mostró él comprensivo con su silencio cuando antes de iniciarse la guerra a Irak, y hasta hoy creo, debió desmentir todos aquellas fotos aéreas falsas y falsos embarques de uranio desde África? Baradei es de otra clase, seguramente. Pero independiente, independiente, no es. El plan B está en standby según parece. Por ahora es solo una alternativa europea por si la opción de Hillary (y Obama) no funciona. Es que U$A no perdona y no deja anotar ni una a sus socios transatlánticos.

http://marcosavilaenblog.blogspot.com/

martes, 8 de febrero de 2011

Por qué EE.UU. no quiere perder Egipto

Rebelión...08/02/2011


Los sucesos de las últimas semanas en el norte de África y parte del Medio Oriente nos obligan a reflexionar sobre algunos países que permanecían marginados del habitual análisis geopolítico; y al realizar este ejercicio vuelve a evidenciarse que el concepto de imperio aparece más vigente que nunca.

En Egipto pareciera ser que la última palabra sobre la forma de establecer la continuidad de su sistema político la tiene Washington y no El Cairo.

Estados Unidos avaló durante años a quien hoy la prensa hegemónica occidental descubre como el dictador Hosni Mubarak.

El ultraconservador exvicepresidente de George W. Bush, Richard Cheney, calificó a Mubarak, de viejo amigo y aliado de Estados Unidos, también instó a la Casa Blanca a tener eso en consideración al tratar la crisis en ese país. El ideólogo de la invasión a Irak aseguró: “Creo que Mubarak necesita ser tratado como se merece, porque ha sido un buen amigo”. Cheney recordó que el dictador colaboró con Estados Unidos durante la Guerra del Golfo de 1991 al permitir la presencia de aviones estadounidenses.

Parece ser que la línea expresada por el viejo halcón no es marginal, el enviado de Barack Obama a Egipto, Frank Wisner, definió: “La continuidad de Mubarak en el liderazgo político de Egipto es fundamental: es la oportunidad con la que cuenta para escribir su propio legado”.

Egipto es el segundo cliente más importante para la industria armamentística estadounidense detrás de Israel. Se calcula que Mubarak gasta entre 1.200 y 2.000 millones de dólares anuales en comprarle armas a Estados Unidos.

Este dato nos abre el camino para entender el por qué Washington no puede permitirse un gobierno no adicto en El Cairo (capital de Egipto). Si Washington no puede permitir que el arsenal atómico paquistaní pase a manos islámicas, la misma lógica debe plantearse para el multimillonario arsenal de Egipto.

Geopolítica regional


En Asia Central, el Medio Oriente, en todo el norte de África y hasta el conocido cuerno donde se enclava Somalia existe una feroz batalla liderada por Washington y sus gobiernos aliados por frenar el avance de los movimientos islamistas.

Los puntos más calientes de esta contienda son Pakistán, Afganistán, Irak, Líbano, Yemen y Somalia.

Con los últimos levantamientos populares se suman a la preocupación imperial Túnez, Egipto y Jordania.

Para frenar distintos tipos de islamismo en estas regiones Washington arma y avala feroces operativos militares contra los talibanes en el noroeste de Pakistán; invade Afganistán con más de 100 mil soldados, maniobra políticamente –otra vez con más de 100 mil soldados- en Irak; hace lo imposible por frenar la llegada de Hizbulá (el Partido de Dios) al poder en el Líbano; cataloga de terrorista al gobierno democráticamente electo de Hamás en la Franja de Gaza y colma de agentes de la CIA a Yemen para combatir a los campamentos de Al Qaeda en el sur de la Península Arábiga.

A fin de 2006 un grupo político militar islámico conocido como las Cortes, tomó el poder en Mogadiscio, capital de Somalia. Estados Unidos ordenó al gobierno de Etiopía invadir Somalia para derrocar a los islamistas; lograron su objetivo, pero la batalla en está lejos de terminar.

Estos datos nos ayudan a entender cuan fuerte juega Washington en la región.

Egipto


Egipto no es la pauperizada Somalia, es una potencia regional con un ejército altamente equipado. El Cairo está muy cerca de Tel Aviv (Israel) y Mubarak ha sido un factor principal a la hora de mantener los intereses árabes mucho más cerca de Washington y Tel Aviv que del pueblo palestino, eso no debe cambiar.

Durante las primeras décadas de la segunda mitad del siglo pasado Egipto fue un faro para muchos países en la región y en el mundo, la cuna del nacionalismo árabe encabezado por Gamal Abdel Nasser.

Washington conoce la capacidad de influencia de Egipto en la región, Nasser inspiró la revolución libia liderada por Muamar Kadafi y al partido Baas de Saddam Hussein en Irak.

Esto quiere decir que si un proceso contrahegemónico o anti imperialista surge hoy en Egipto, los efectos para la estrategia de Washington en la región podrían ser devastadores.

Hasta ahora no aparece ningún grupo político que pueda capitalizar el descontento con el régimen de Mubarak, ni por el lado del nacionalismo árabe, ni por el lado del islamismo. No existe en el Egipto actual nada similar al Movimiento de Resistencia Islámico Hamás que gobierna la vecina Franja de Gaza, ni al Partido de Dios que está cada vez más cerca de lograr la hegemonía política en el Líbano.

Evo e Irán en escena


En la línea de fortalecer su proyección internacional el presidente de Bolivia, Evo Morales, sumó su visión desde el Foro Social Mundial en Senegal: "Hay una rebelión de países árabes contra el imperio norteamericano, esa lucha de los pueblos va a ser imparable por más que el Gobierno de Estados Unidos financie millones y millones para acabar con esos movimientos sociales".

Los líderes de la República Islámica de Irán –el gran enemigo geoestratégico del imperio dentro del mundo musulmán- juegan sus fichas.

El líder supremo de la Revolución, el ayatolá Alí Jamenei celebró lo que calificó como un "movimiento de liberación islámico" en el mundo árabe, y aconsejó a los pueblos de Egipto y Túnez que se unan en torno a su religión y en contra de Occidente.

Jamenei dijo que la revolución iraní de 1979, que depuso al sha apoyado por Estados Unidos y estableció la república islámica, podría servir como patrón en otras insurrecciones árabes.

"El despertar del pueblo islámico egipcio es un movimiento de liberación islámico y yo, en nombre del Gobierno iraní, saludo al pueblo egipcio y al pueblo tunecino", dijo Jamenei a los fieles en las tradicionales plegarias del viernes en Teherán, la capital de Irán.

Washington toma nota, que los islamistas avancen en los territorios palestinos o en el Líbano es un problema muy serio, si toman El Cairo sería una catástrofe.

Washington logró mantener en pié a su dictador aliado durante 30 años; hasta el cierre de esta edición la suerte de Mubarak todavía no estaba echada. Con cientos de miles de egipcios en las calles demandando democracia, mantener al tirano es una labor compleja.

Una nota del periódico New York Times desnudaba las intenciones del imperio para poder seguir controlando Egipto: cerrar un acuerdo entre las Fuerzas Armadas y el vicepresidente Omar Suleiman y apartar a Mubarak retirándolo a su residencia estival de Sharm el Sheik; otra posibilidad sería enviarlo a un chequeo médico a Alemania.

Las fichas seguirán moviéndose y Washington hará lo imposible por mantener su hegemonía en Egipto. El resultado final de esta partida dependerá probablemente de la voluntad transformadora de las masas que estas semanas ocupan las calles egipcias.

http://andressallari.blogspot.com/


Repercusiones de la revolución árabe en Venezuela

CEPRID...08/02/2011


Las convulsiones sociopolíticas que actualmente sacuden al mundo árabe, desde Túnez hasta Egipto, pasando por Yemen, Argelia y Jordania, deben ser observadas con mucha atención por la sociedad y gobierno venezolanos.

Los analistas imperiales de los EEUU y Europa occidental siempre han mirado con recelo y temor la enorme carga de volatilidad política que años de sojuzgamiento y explotación han sembrado en las sociedades árabes.

Gobernadas por regímenes autocráticos y antipopulares, colocados y sostenidos en el poder por los EEUU, Inglaterra y Francia, estas tiranías se han dedicado desde siempre a asegurar el control discrecional de los recursos energéticos de esa región por parte de las grandes compañías transnacionales del petróleo, antes que a intentar mejorar las condiciones de vida de sus pobladores.

Con unas masas cada vez más levantiscas y movilizadas en defensa de sus derechos y su soberanía, la seguridad en el suministro (saqueo) de petróleo desde esa zona hacia los centros de poder occidentales será cada vez más insegura y poco fiable. Esta situación afectará indudablemente a Venezuela. Hay que recordar que en nuestro país se encuentran las mayores reservas de hidrocarburos del mundo: Según estimaciones del servicio de geología de los EEUU 513 mil millones de barriles sólo en la faja del Orinoco; 80 mil millones de barriles en reservas convencionales; 30 mil millones de barriles equivalentes de gas natural; en el Zulia reservas de carbón equivalentes a más de 5 mil millones de barriles de crudo y la energía hidroeléctrica que se genera en Venezuela equivale a 8.5 mil millones de barriles de petróleo. La suma total de esta energía es superior a la que existe en petróleo y gas en todo el medio oriente.

La existencia del orden capitalista mundial se fundamenta en la disponibilidad absoluta de energía abundante y barata. Con un medio oriente convulso e ingobernable la importancia de las reservas venezolanas para los EEUU y Europa crece en forma exponencial. Es más que probable que a partir de ahora veamos recrudecer la injerencia extranjera en nuestro país buscando derribar, por cualquier vía, a un gobierno que ha hecho de la defensa soberana de nuestro petróleo el primer asunto de seguridad nacional. Los EEUU consideran a Venezuela como su retaguardia petrolera. El control sobre las riquezas energéticas de nuestro país les es necesario para tener un margen de maniobra amplio en sus intentos de controlar al medio oriente y al resto del mundo.

Joel Sangronis Padrón es profesor de la Universidad Nacional Experimental Rafael Maria Baralt (UNERMB), Venezuela

Joelsanp02@yahoo.com

Fuente: http://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article1063