Aaronson analizó más de 500 casos relacionados con terrorismo considerados por el FBI y estableció que más de la mitad involucraba al equipo de 15.000 informantes del Buró. Muchos son ex criminales y estafadores que frecuentemente son bien remunerados si sus esfuerzos llevan a un arresto y condena. ¿Qué hay de nuevo?, diréis. El uso de informantes para obtener información sobre actividad criminal es una táctica antigua y legítima. Sí, sin embargo esa actitud orientada a la recolección de información no es exactamente el uso dado por el FBI a todos sus informantes. Por cierto, el Buró tiene un programa, mal llamado “prevención”, que alienta a sus agentes a ser creativos en el uso de informantes. ¿Cómo? Bueno, si no pueden ver que se desarrolle alguna actividad terrorista, hacen que sus informantes los instiguen. ¿Dónde hacen algo semejante? Sobre todo en las comunidades musulmanas de nuestro país.
Según el artículo de Mother Jones el FBI ha llegado a la conclusión de que Al-Qaida es una organización que ya no representa una amenaza importante para EE.UU. La amenaza proviene ahora del “lobo solitario”, la persona furiosa o frustrada por su situación y abierta a la influencia de la retórica terrorista. Supuestamente la comunidad musulmana estadounidense está repleta de estos “lobos solitarios” que están sentados por ahí echando chispas, ansiosos de arremeter con ira contra una miríada de objetivos significativos o insignificantes. Según la lógica del FBI, tarde o temprano gran parte de esa gente encontrará el valor necesario para actuar. Por lo tanto, el papel del informante es encontrar a esa gente y atraparla antes de que hagan volar un árbol de Navidad en Portland, Oregón. Un escenario típico sería:
1. El informante A del FBI recibe la tarea, en palabras de Aaronson de “ir de pesca a las mezquitas” de alguna comunidad musulmana estadounidense. Podrían operar en esta área durante meses buscando a esos tipos coléricos, frustrados. Gadeir Abbas, Abogado Oficial del Consejo de Relaciones Estadounidenses-Islámicas (CAIR, por sus siglas en inglés), dice que podrán encontrar algunos individuos que viven “al margen de la sociedad”. Esa gente es frecuentemente pobre y perturbada, con solo un conocimiento rudimentario, si alguno, del Islam, y usualmente bastante ingenua.
2. Después de encontrar al candidato B, el informante A se hace amigo de él y lo alienta a expresar su cólera y descontento. En un cierto punto el informante A podrá sugerir a B que Alá lo puso en esta tierra para cosas mejores y ¿qué quisiera hacer respecto a toda esa cólera y frustración?
3. Ahora estamos en el momento fundamental. ¿Y si B no tuviera ninguna idea de lo que quisiera hacer? En ese momento el informante A (apagando cuidadosamente su grabadora oculta) se transforma en agente provocador (recordad que tiene un incentivo financiero para incitar a ese individuo) y sale con una sugerencia. ¿Por qué no vamos y hacemos volar un centro de reclutamiento del ejército? En otras palabras, A es un artista del engaño, un embaucador (uno de esos informantes alardeó de que podía contar los granos en una mazorca de maíz) y utiliza su “talento” para maniobrar a su víctima, quien todavía no ha hecho nada ilegal, hacia una situación incriminatoria.
4. Si B se traga el anzuelo, A lo motiva, urde una conspiración, tal vez informa a B que A es un agente (no del FBI por cierto) de alguna organización terrorista paquistaní llegado a EE.UU. para librar la yihad. Puede suministrar a B armas, explosivos, vehículos y dinero. En otras palabras, todo lo que B nunca podría haber encontrado por sí mismo (como ser el dinero necesario o vehículos apropiados). Todas las cosas que B no sabe cómo construir (como una bomba).
5. Finalmente B es llevado a realizar el crimen, usualmente usando una bomba falsa. Luego, por cierto, es arrestado. Normalmente, es enviado a la cárcel por décadas. A recibe 100.000 dólares del FBI. Voilà, otra conspiración terrorista frustrada.
Policías criminales
Siempre ha habido una línea fina entre la conducta del criminal y la del policía. El policía sabe que es así y por eso los principales departamentos estatales y locales de policía tienen secciones de asuntos internos que buscan “policías criminales”. No sé si el FBI tiene una operación semejante, pero ciertamente debiera tenerla. Hay leyes contra lo que hace el FBI. Sus informantes, por instrucción del Buró, no solo erradican criminales, incitan a cometer crímenes y organizan su realización.
Esta interpretación de la situación ha sido planteada al Fiscal General Eric Holder. Su respuesta es que los que hacen estas acusaciones “no han verificado los hechos o no comprenden completamente la ley”. No es una respuesta muy satisfactoria. El FBI no nos dará todos los hechos y en muchos casos ha asegurado cuidadosamente que algunos de los hechos no sean registrados. Y, en cuanto al crimen de incitación, si se considera este tópico utilizando Wikipedia”, lo que obtiene es en parte: “El plan de cometer un crimen puede existir solo en la mente de una persona hasta que otras sean incitadas a participar, en cuyo momento el peligro social se hace más real. La ofensa se superpone a las ofensas de asesoría o proxenetismo como cómplice.” Es exactamente lo que hacen los informantes del FBI: son incitadores, proxenetas e instigadores.
Se puede continuar y leer en el artículo en Wikipedia que la incitación existe como crimen porque si se espera que sea cometido el crimen real: “Es demasiado tarde para evitar el daño. Por lo tanto la ofensa de incitación ha sido mantenida para permitir que la policía intervenga antes y así evitar el crimen que amenaza”. Es probablemente la parte de la ley que Holder piensa que no se comprende. Sin embargo en la campaña de “prevención” del FBI a menudo no existe evidencia de intención previa por parte de los que terminan por ser arrestados. Es decir, sin la intervención del informante, sin su incitación, no existe evidencia de que alguno de esos “criminales” instigados habría hecho algo malo. Si ese es el caso, parece que en estos incidentes, el FBI incita a otros a cometer actos criminales. Es algo ilegal y un abuso escandaloso del poder.
Si se analiza el tema, queda en claro que los responsables políticos del FBI han confundido el pensamiento y la acción. Es algo muy judeocristiano. ¿Es pecado el pensamiento o la acción? Según el Antiguo Testamento basta con el pensamiento. No hay que seducir a la mujer de tu prójimo para violar uno de los Diez Mandamientos. Todo lo que hay que hacer es “desearla”. Para llevar un poco más lejos la metáfora, ¿quién, en las historias de la Biblia, anda por ahí y alienta el pecado, primero en la mente y luego en la acción? Adán y Eva podrán haber pensado ocasionalmente en comerse esa manzana, ¿pero quién los incitó a hacerlo? Ahora tenemos al FBI recreando esa antigua historia. Y se han encargado de adoptar el papel del tentador y llevar a esa gente del pensamiento a la acción. Me parece que debe haber un atrevido caricaturista por ahí quien quisiera satirizar a Robert Mueller, actual director del FBI, dibujándolo con cuernos pequeños y una cola puntiaguda.
Peter Ahearn, agente del FBI en retiro que ha dirigido algunas de estas operaciones de instigación, se molestaría ante una caricatura semejante. Es uno de los mayores defensores de la “prevención”. Según el señor Ahearn es importante comprender con quién tiene que tratar el FBI. No son “gente real”. ¿Por qué? Ahearn dice que “la gente real no dirá ‘Sí, vamos a colocar una bomba en ese sitio’. La gente real llama a los policías.” ¡Ay!, han tratado de llamarlos. Mientras uno de los informantes más agresivos del FBI andaba “pescando” en las mezquitas del área de Los Angeles, representantes de la comunidad musulmana llamaron al FBI para informar que era un terrorista en potencia. No pasó nada. El FBI no actuó como debería haberlo hecho un “verdadero policía” y ni siquiera arrestó al sujeto. Los abogados de la comunidad no pudieron encontrar a nadie que lo arrestara y tuvieron que recurrir al tribunal para obtener una orden de protección judicial a fin de alejarlo de la comunidad. Cuénteme, Peter Ahearn, ¿cuántos “verdaderos policías” tenéis en la unidad antiterrorista del FBI?
Finalmente, hay una buena probabilidad de que la “prevención” haga que todos estemos menos seguros. Es porque es probable que el programa haga que cualquier “verdadero” lobo solitario actúe verdaderamente en solitario. Si hay alguien por ahí con verdaderas intenciones terroristas ahora ha sido advertido de que no comparta sus intenciones con nadie por temor a potenciales informantes. Actuará solo. De esa manera el camino está pavimentado de (supuestas) buenas intenciones.
Lawrence Davidson es profesor de historia de la Universidad West Chester en West Chester PA.
Fuente: http://www.counterpunch.org/