Las convulsiones sociopolíticas que actualmente sacuden al mundo árabe, desde Túnez hasta Egipto, pasando por Yemen, Argelia y Jordania, deben ser observadas con mucha atención por la sociedad y gobierno venezolanos.
Los analistas imperiales de los EEUU y Europa occidental siempre han mirado con recelo y temor la enorme carga de volatilidad política que años de sojuzgamiento y explotación han sembrado en las sociedades árabes.
Gobernadas por regímenes autocráticos y antipopulares, colocados y sostenidos en el poder por los EEUU, Inglaterra y Francia, estas tiranías se han dedicado desde siempre a asegurar el control discrecional de los recursos energéticos de esa región por parte de las grandes compañías transnacionales del petróleo, antes que a intentar mejorar las condiciones de vida de sus pobladores.
Con unas masas cada vez más levantiscas y movilizadas en defensa de sus derechos y su soberanía, la seguridad en el suministro (saqueo) de petróleo desde esa zona hacia los centros de poder occidentales será cada vez más insegura y poco fiable. Esta situación afectará indudablemente a Venezuela. Hay que recordar que en nuestro país se encuentran las mayores reservas de hidrocarburos del mundo: Según estimaciones del servicio de geología de los EEUU 513 mil millones de barriles sólo en la faja del Orinoco; 80 mil millones de barriles en reservas convencionales; 30 mil millones de barriles equivalentes de gas natural; en el Zulia reservas de carbón equivalentes a más de 5 mil millones de barriles de crudo y la energía hidroeléctrica que se genera en Venezuela equivale a 8.5 mil millones de barriles de petróleo. La suma total de esta energía es superior a la que existe en petróleo y gas en todo el medio oriente.
La existencia del orden capitalista mundial se fundamenta en la disponibilidad absoluta de energía abundante y barata. Con un medio oriente convulso e ingobernable la importancia de las reservas venezolanas para los EEUU y Europa crece en forma exponencial. Es más que probable que a partir de ahora veamos recrudecer la injerencia extranjera en nuestro país buscando derribar, por cualquier vía, a un gobierno que ha hecho de la defensa soberana de nuestro petróleo el primer asunto de seguridad nacional. Los EEUU consideran a Venezuela como su retaguardia petrolera. El control sobre las riquezas energéticas de nuestro país les es necesario para tener un margen de maniobra amplio en sus intentos de controlar al medio oriente y al resto del mundo.
Joel Sangronis Padrón es profesor de la Universidad Nacional Experimental Rafael Maria Baralt (UNERMB), Venezuela
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