Eso ha llevado a la llegada en esta semana a Bengasi, Libia, de investigadores de los derechos humanos.
“Aproximadamente 1.085,92082238 kilómetros o cerca de 600 millas de El Cairo a Bengasi” es lo que informó la adorable agente de viajes que trabaja a un par de casas del Café Sueco frente a la Plaza Tahrir mientras trataba de que el autor tomara un elegante autobús de lujo de dos pisos a Bengasi, adonde iba desde El Cairo. Finalmente acepté compartir un camión de carga a un tercio del coste a través del desierto egipcio y libio al Palacio de Justicia en Bengasi. No parecía una mala idea después de reuniones en los países vecinos, especialmente en vista de rutas alternativas que hubieran involucrado vuelos a Túnez, luego otro vuelo a Jerba y finalmente el servicio abarrotado de seis horas a Trípoli. Había estado allí y lo había hecho más de una vez y tenía que partir de inmediato para encontrar a algunas personas retenidas en una de las prisiones repletas de Bengasi.
Hasta que el CNT anunció cambios ayer, cualquiera con un pasaporte estadounidense no necesitaba visa para entrar en Libia; tan agradecido estaba el CNT por toda la ayuda financiera que los contribuyentes estadounidenses, en su mayoría sin saberlo, han suministrado a funcionarios del CNT aparte de presentarles un país con vastas reservas de petróleo y sin deudas nacionales.
Uno de los afortunados usos lingüísticos en esta parte del mundo son las liberales tolerancias en la transliteración aplicadas al árabe que ayuda a los que se ven desafiados por el lenguaje. Como es de conocimiento general hay muchas maneras de escribir palabras árabes en caracteres romanos y la mayoría son aceptadas. Pero estos días hay que escuchar cuidadosamente en Libia para comprender la importante distinción entre ciertas palabras inglesas cuando se refieren a la suerte de números crecientes de partidarios del régimen de Gadafi. En la actual atmósfera se oye a menudo que alguien “ha desaparecido” lo que, según los puntos de vista políticos de cada cual es usualmente una buena noticia y significa que la persona se oculta o abandonó el área o huyó del país en busca de seguridad. Alternativamente, podría decirse que una persona “está desaparecida” queriendo decir que él o ella fue capturado por el nuevo régimen y ha partido, probablemente, para siempre sin un rastro que pueda ser seguido por sus seres queridos.
Después de reuniones con evacuados libios (desaparecidos) de los nueve meses de bombardeo de la OTAN que ahora están presentes en países vecinos, y de reuniones dentro de Libia con ex funcionarios encarcelados y algunos de los miembros de sus familias, así como con oponentes fugitivos del nuevo “gobierno”, queda en claro que el actual período cae en ataques paroxismales de venganza y de limpieza política.
Los que son cada vez más objetivos de “escuadrones de desaparición” son familiares y asociados, incluso ex empleados del hogar como ser jardineros, factótum, y personal doméstico de antiguos afiliados del régimen. Casas, coches, muebles, de afiliados del antiguo régimen son confiscados. La tortura se ha convertido en el medio normal para extraer información sobre el paradero de individuos de los que se piensa que puedan seguir apoyando el antiguo régimen. El motivo, según un ex funcionario libio que escapó apenas a uno de los escuadrones franceses y que ahora reside en Egipto, “es el mismo motivo por el cual los drones son tan populares entre sus militares: la tortura da resultados. No en un 100% de los casos, pero es mejor que otras opciones.”
Parece haber una paranoia de El corazón delator que se establece entre algunos elementos del CNT quienes creen que si quedara un solo partidario de Gadafi en Libia podría significar el retorno de sus ideas sobre el papel de Libia frente a Occidente y sus planes para la recolonización de África, el control de los recursos naturales de Libia y sus relaciones con un Medio Oriente en rápido cambio.
Incluso los miembros del CNT libio dirigidos por la OTAN están preocupados de que puedan ser investigados por el Tribunal Penal Internacional después que su fiscal dijo que examinarían “imparcial e independientemente” las afirmaciones sobre crímenes cometidos por la OTAN en Libia. Sorprendentemente, algunos abogados occidentales que están actualmente en Libia para ayudar a víctimas de los crímenes de la OTAN están siendo contactados por miembros del nuevo régimen para discusiones relacionadas con la posibilidad de que el TPI pueda perseguirlos. Es uno de los motivos por los cuales los rumores de que Saif al Islam esté dispuesto a entregarse al TPI son falsos. A Saif le recomiendan que espere y descanse porque el caso ante el TPI colapsará a medida que aparezcan más hechos sobre los crímenes de la OTAN. También aconsejan a antiguos funcionarios libios ocultos que se mantengan lo más seguros posibles ya que el tiempo puede estar de su parte.
Aconsejan a funcionarios gubernamentales de países fronterizos con Libia que ofrezcan refugio a partidarios del antiguo gobierno libio y que rechacen pedidos de extradición porque la actividad que tiene lugar actualmente en La Haya podría impedir una investigación de crímenes de guerra.
Túnez está actualmente bajo gran presión de la OTAN para que no cambie de opinión y no rechace el pedido de extradición del CNT del ex primer ministro libio Baghdadi al-Mahmoudi. La OTAN está preocupada porque abogados estadounidenses recomendaron el mes pasado que Baghdadi solicite el estatus de refugiado político de la ONU ante el Alto Comisionado para Refugiados de la ONU para tratar de impedir su extradición de Túnez. El 11 de noviembre de 2011 la ONU acusó recibo de la petición del doctor Baghdadi.
Otros motivos por los cuales el CNT y la OTAN están preocupados es que actualmente se inicia en La Haya un amplio estudio legal interno sobre todos los incidentes en los cuales el bombardeo de la OTAN u otras acciones de la OTAN o del CNT causaron víctimas civiles. Un equipo dirigido por estadounidense tiene casi terminado el informe sobre sus seis meses de investigación que se espera sea sometido al TPI y publicado dentro de poco.
Un motivo principal por el cual el ex primer ministro interino Mahmoud Jibril renunció recientemente, y otros lo harán, es la presión a la que ha sido sometido por islamistas y muchos otros que recuerdan su historial como ex ministro de Justicia del antiguo régimen y la preocupación de Jibril de que él mismo pueda ser investigado por el TPI porque muchas decisiones que tomó durante los últimos ocho meses están saliendo a la luz. Después de su declaración sobre cómo Muamar Gadafi fue asesinado una vez que fue detenido vivo, lo que constituyó un evidente crimen de guerra, Jibril afirma ahora que no fue él quien dio la orden de asesinar a Gadafi o incluso su ex amigo, el general Younnis, sino más bien, como explicó ayer en una conferencia de prensa, entre risas disimuladas de los periodistas, que “una tercera parte, tal vez un Estado, o un presidente o un dirigente que de alguna manera quería ver a Gadafi muerto, para que no revelara los numerosos secretos que solo Gadafi podría haber conocido”. Jibril no tuvo que mencionar que Gadafi conocía muchos secretos sobre su persona y otros funcionarios del CNT y no es el único entre los funcionarios de la OTAN y del CNT que teme una investigación del TPI.
Esta atmósfera alimenta significativamente el terror en toda Libia.
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Para contactos con Franklin Lamb: fplamb@gmail.com
Fuente: http://www.counterpunch.org/
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