Aunque se supone que siempre es bueno empezar por el principio, esta vez voy a comenzar por el final.
Estamos en vísperas de la “Crónica de un fraude anunciado”: las elecciones en Honduras y la historia finaliza en que el 29 de noviembre tendrá lugar en Honduras un segundo golpe de Estado con la culminación de un proceso electoral viciado de origen. Convocado por una dictadura, sin el aval más que de EEUU, incumpliendo de forma grosera con el Acuerdo Guaymuras-Tegucigalpa-San José y ratificado por un Tribunal Electoral de magistrados inhabilitados. Todo para agradar. Los “magistrados” David Matamoros Batson y Enrique Ortez Sequeira, son a la vez diputados, y la empresa contratada para efectuar el cómputo electrónico es propiedad de un golpista llamado Arturo Corrales.
Orígenes del smart power
El Center for Strategic International Studies (CSIS) de EEUU postulaba ya desde 2008 que su gobierno necesita ser una “potencia inteligente”, (en serio, no se rían). Al menos esa fue la conclusión de una comisión mixta presidida por Joseph Nye y Richard Armitage, ex número dos del Departamento de Estado en el gobierno de Bush. La autodenominada Comisión del Poder Inteligente (CPI), fue convocada por el CSIS en Washington.
También participaron congresistas republicanos y demócratas, antiguos embajadores, oficiales retirados y otros “inteligentes”, todos preocupados por el retroceso de la diplomacia estadounidense con Bush y concluyeron que era mejor que Estados Unidos pase de exportar miedo a generar optimismo y confianza, privilegiando la diplomacia sobre la guerra.
Según sus propias definiciones, el poder inteligente es la capacidad de aunar el poder duro de la coacción y el dinero con el poder blando de la atracción, cuya combinación habría dado buenos resultados durante la guerra fría. Sin embargo, el análisis de Nye y asociados dice que la política exterior estadounidense durante Bush se desvió del rumbo apropiado y que luego del 11 de septiembre, exportó miedo e ira en lugar de sus valores más tradicionales de esperanza y optimismo.
Cinco áreas cruciales.
La CPI del CSIS reconoce que el terrorismo es una amenaza real y que los acompañará durante muchos años, pero destaca que una reacción desmesurada ante las provocaciones de los extremistas hace más daño a Estados Unidos del que podrían hacer los propios terroristas. Para el éxito en la lucha contra el terrorismo es necesario que la nueva administración de Obama encuentre un principio central que sirva de base a su política exterior y sustituya al tema actual de la “guerra contra el terror”, “ejes del mal” y todos los epítetos que demonizan al enemigo y que han justificado la guerra en la administración Bush.
La CPI recomienda cinco áreas cruciales:
- Restaurar alianzas, colaboraciones e instituciones multilaterales que, en muchos casos, están deterioradas debido a las estrategias unilaterales.
- Dar más importancia al papel del desarrollo económico con los de la gente de todo el mundo, empezando por una gran iniciativa de salud pública mundial.
- Invertir en una diplomacia pública menos centrada en las telecomunicaciones y más en los contactos personales, la educación y los intercambios con la sociedad civil.
- Promover el compromiso permanente con la economía mundial y al mismo tiempo buscar la inclusión de los rezagados por los cambios que representa una economía internacional abierta.
- Construir un consenso mundial y desarrollar tecnologías innovadoras para afrontar los retos globales como la seguridad energética y el cambio climático.
Para llevar a cabo esta estrategia de poder inteligente, será precisa una revisión estratégica de las formas de organización, coordinación y asignación de presupuestos en el Gobierno estadounidense. Obama tiene que valerse de soluciones imaginativas para sacar el máximo provecho a la capacidad operativa de su administración, incluido el nombramiento de una serie de altos cargos que puedan servir de enlaces efectivos entre distintos organismos con el fin de utilizar mejor los recursos. Lo imperativo en el nuevo gobierno será mostrar capacidad para innovar sin perder de vista el tema de la seguridad, igualmente de manera inteligente.
Acuerdo de Honduras
A mi juicio, la administración Obama se mostró poco inteligente y tardó una eternidad en declarar que en Honduras hubo un golpe de Estado y en cortarles a los golpistas el apoyo económico. Peor tantito, Estados Unidos siguió apoyando a la dictadura de Micheletti. El Departamento de Estado jugó un papel fundamental –junto a la CIA- haciendo llegar millones de dólares a los golpistas desde dos años antes del aciago 28 de junio del golpe.
Descaradamente, Thomas Shannon del Departamento de Estado y el Embajador Hugo Lorens se pronunciaron por reconocer las elecciones del 29 de noviembre como “salida pacífica” de la crisis hondureña. Poco a poquito todos los personajes involucrados en la crisis han dado a entender que a fin de cuentas prefieren una elección amañada a una democrática.
Aunque uno no comparta las propuestas del “Poder inteligente” y las reflexiones de la CPI del CSIS no se puede negar que en teoría suenan interesantes y sientan las bases para una nueva estrategia de política exterior. Pero la aplicación cínica e insidiosa de estos criterios para abortar la resistencia pacífica de Zelaya y lavarle la cara a una dictadura como la de Micheletti demuestra que Obama desaprovechó la ocasión ideal para demostrar una nueva diplomacia. O bien, que se pasó de listo con su “smart power” para demostrar que su verdadera postura es hablar de muchos cambios pero dejarlo todo igual.
Para abordar el tema demos una mirada a lo que fue el borrador del Acuerdo de San José y como quedó al final, donde Zelaya se dejó engañar por los negociadores. (En negritas destaco la diferencia esencial).
ACUERDO DE SAN JOSE | ACUERDO DE TEGUCIGALPA |
Para lograr la reconciliación y fortalecer la democracia, solicitamos al Congreso Nacional que, a efectos de recuperar la integración y legítima conformación de los poderes constituidos al 28 de junio de 2009, en lo procedente retrotraiga la situación del Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo, el Poder Judicial y el Tribunal Supremo Electoral a su estado previo al 28 de junio, por haber sido conformados según los artículos 202, 205, incisos 9 y 11, y 236 de la Constitución de la República de Honduras. Lo anterior implica el retorno de José Manuel Zelaya Rosales a la Presidencia de la República hasta la conclusión del actual período gubernamental, el 27 de enero de 2010. | Para lograr la reconciliación y fortalecer la democracia, en el espíritu de los temas de la propuesta del Acuerdo de San José, ambas comisiones negociadoras hemos decidido, respetuosamente, que el Congreso Nacional, como una expresión institucional de la soberanía popular, en uso de sus facultades, en consulta con las instancias que considere pertinentes como la Corte Suprema de Justicia y conforme a ley, resuelva en lo procedente en respecto a “retrotraer la titularidad del Poder Ejecutivo a su estado previo al 28 de junio hasta la conclusión del actual período gubernamental, el 27 de enero de 2010”. |
Las elecciones del 29 de noviembre
El Frente Nacional de Resistencia Contra el Golpe de Estado, que sigue luchando por la restitución de Zelaya y por la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente, ha decido que no reconocerá las elecciones del 29 de noviembre ya que considera que se trata de un fraude que están organizando los golpistas para: "asegurar la imposición de uno de los representantes de la oligarquía golpista para dar continuidad a su proyecto antidemocrático y represor".
El Frente considera que se trata de "unas elecciones impulsadas por un régimen de facto que reprime y atropella los derechos humanos y políticos de los ciudadanos y ciudadanas, que serían sólo una forma de validación de la dictadura de la oligarquía a nivel nacional e internacional, y un método para asegurar la continuación de un sistema que margina y explota a los sectores populares para garantizar los privilegios de unos pocos".
También denuncia "la actitud cómplice del gobierno de Estados Unidos, que maniobró para dilatar la crisis y ahora muestra su verdadera intención de validar el régimen golpista y asegurar que el siguiente gobierno sea dócil a los intereses de las compañías transnacionales y su proyecto de control regional. Por ello, consideramos correcta la decisión del Presidente Manuel Zelaya de declarar fracasado el Acuerdo de Tegucigalpa que forma parte de la estrategia estadounidense de dilatar su restitución para validar el proceso electoral".
Es muy posible que el resultado de estas elecciones fraudulentas no sea reconocido por ninguna de las instituciones democráticas internacionales como la ONU, la OEA, el SICA, UNASUR o el ALBA, aunque algunos países integrantes de estas como EEUU, Israel, Panamá, México, Colombia o Perú si podrían cometer el error de hacerlo.
Demasiados inteligentes
Ya decía que Obama mostró su verdadero rostro y desperdició una ocasión para demostrar verdadero apego a la democracia. Hilary Clinton, por el contrario, encabezó la oleada conservadora que bajo un disfraz de nuevo hace perdurar lo de siempre.
De pasada, le dieron un golpe irreversible a la OEA que agotó todas su posibilidades y demostró que está atada de manos a la hora de revertir una situación de violencia. Víctima número uno la democracia, y daño colateral José Miguel Insulza, que actuó muy inteligentemente pero no logró nada concreto.
Vendrán los resultados electorales y las nuevas justificaciones, pero ya queda claro que este capítulo se cierra como una derrota a la voluntad popular y un triunfo de la hipocresía y la manipulación. Es de esperar que el próximo sea el de las movilizaciones y la lucha por una Constituyente, ahora si única salida viable a la crisis de ingobernabilidad que se anuncia en Honduras y, por extensión, a todo el Continente.
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