“Todo aquel que es opositor político es candidato a ser desaparecido”
25/10/2009
DIAGONAL: Este año se conmemoran los 25 años de la desaparición forzada de su hijo Luis Fernando Lalinde Lalinde. ¿Por qué lo desaparecieron?
F.L.: Luis Fernando, en el momento de su detención-desaparición, tenía 26 años de edad y ese año recibiría su titulación como sociólogo. Estaba vinculado a la Juventud Marxista Leninista y a causa de su actividad política fue desaparecido. En el año 1984, se llevó a cabo en Colombia un proceso de paz entre el Gobierno y la guerrilla del EPL (Ejercito Popular de Liberación) que era el brazo armado del Partido Comunista Marxista Leninista. Dentro del Proceso de Paz se pactó un cese el fuego, incumplido por el gobierno al emboscar una columna de dicho movimiento, provocando varios heridos y muertos.
Por su actividad política, Luis Fernando fue enviado al lugar para procurar asistencia humanitaria a un guerrillero herido, el cual efectivamente fue rescatado; pero cuando Luis Fernando se disponía a tomar un autobús para regresar a la ciudad de Medellín, fue detenido por la patrulla militar Nº 22 del Batallón Ayacucho de Manizales. El Ejército lo torturó en presencia de niños y campesinos de la zona y finalmente lo asesinaron. Enterraron su cadáver en un lugar despoblado con el fin de encubrir el crimen.
D.: ¿Al día de hoy ha habido algún tipo de sanción o pena para los responsables?
F.L.: Han transcurrido 25 años y el caso se halla en la total impunidad. Resulta que tras una larga búsqueda de Luis Fernando, la verdad salió a la luz. Sin embargo, a los militares que lo desaparecieron los condecoraron, fueron ascendidos y enviados a otros países. Aunque se adelantó un proceso para que los destituyeran de su cargo, el proceso prescribió. Igualmente se inició un proceso penal, pero no lo adelantó un fiscal civil sino un juez militar, que posteriormente archivó el proceso sin informar a mis abogados. Y finalmente inicié un proceso contra el Estado para que me reparara los perjuicios materiales y morales, pero sólo se repararon los morales, porque el Juez encargado del proceso extravió 124 folios. Por toda la Denegación de justicia, el caso de Luis Fernando fue presentado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA (Organización de Estados Americanos) desde el 9 de febrero de 2001, pero aún no habido respuesta de su admisión.
D.: ¿Qué es la Operación Cirirí?
F.L.: Es una estrategia pacífica para buscar la verdad y exigir justicia. Está basada en la insistencia y en la persistencia. Es totalmente simbólica pero contundente y efectiva. El Cirirí es un ave pequeña que persigue a los gavilanes que se llevan los pichones de los nidos hasta que los suelten. El Cirirí nunca ha matado un gavilán. El Cirirí representa la insistencia de la madre y el gavilán representa al Ejército que se llevo en sus garras al pollito (mi hijo) que no pude rescatar pero que tengo que encontrar.
E.: ¿Cómo comenzó en Colombia este crimen de lesa humanidad que es la desaparición forzada?
F.L.: Esta práctica se inició en Colombia durante la Administración del presidente Julio César Turbay Ayala con la detención-desaparición de Omaira Montoya Henao, bacterióloga y militante de izquierda, el 9 de septiembre de 1977 por unidades de la Policía. En el momento de su detención-desaparición contaba con tres meses de embarazo. La desaparición forzada se ha ido incrementando a lo largo de estos años. Además, con el tiempo, no sólo se da en grupos que apoyaban la lucha armada, sino que se ha ido extendiendo a todo tipo de opositor político. Empezaron a desaparecer sindicalistas, estudiantes, líderes populares, campesinos e indígenas a tal punto que todo aquel que es opositor político es candidato a ser desaparecido.
E.: ¿Qué ha significado en Colombia la práctica de la desaparición forzada?
F.L.: El caso colombiano es bien complejo porque este crimen de Lesa Humanidad ha sido una práctica propia de las dictaduras militares y a nosotros nos han infundido la idea que la colombiana es la democracia más antigua y estable de América Latina. Cuando se dieron las primeras desapariciones se dijo que “se trataba de una campaña orquestada para desacreditar a las Fuerzas Militares”. Las autoridades no aceptan ninguna responsabilidad del hecho, ni dan cuenta de la víctima, pero la desaparición forzada es una realidad que aumenta con los días. Con el tiempo, este tipo de accionar se empezó a aplicar contra la población para generar terror y legitimar la presencia de grupos paramilitares que se dedican a hacer ‘limpieza social’ atacando a drogadictos, indigentes, trabajadores del sexo, gays, lesbianas y transexuales. El perfil de las víctimas ha variado mucho por el accionar de los paramilitares.
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