No obstante su desprestigio internacional por su implicación directa en la criminal invasión a Irak y por ser cómplice de la malhadada administración norteamericana de George W. Bush, la ultraderecha colombiana con los ex presidentes conservadores Andrés Pastrana Arango y Belisario Betancur Cuartas, así como con el cardenal Pedro Rubiano a la cabeza, en solemne acto realizado el pasado lunes 14 de septiembre, condecoró al ex presidente del gobierno español, José María Aznar.
Aznar, llegó a Bogotá a presentar un libro de su autoría sobre la realidad sociopolítica española desde su punto de vista neoliberal y retardatario y a recibir la Orden del Fundador al Mérito Político y de Gobierno que le otorgó la conservadora Universidad del Rosario, de manos de su rector Hans Peter Knudsen.
En Colombia los sectores reaccionarios comprometidos con el sostenimiento del gobierno del presidente Álvaro Uribe, ven en Aznar a un paradigma del líder de derecha, pese a su desprestigio en el ámbito internacional por haber involucrado a España en la criminal invasión a Irak y haberle mentido a su país en los atentados de Madrid del 11 de marzo de 2004.
La “gran prensa” colombiana dio amplio despliegue a la visita del ex gobernante ibérico, sin mencionar absolutamente nada respecto de que una plataforma internacional denominada “Juicio a Aznar” que reúne a más de 20 mil activistas se propone denunciarlo ante la Corte Penal Internacional por delitos de lesa humanidad.
Colombia y México son los países predilectos de Aznar por cuanto en ellos viene concretando proyectos políticos y académicos con fines económicos a través de su Fundación para el Análisis y Estudios Sociales (FAES).
Universidades como la del Rosario y Sergio Arboleda de Bogotá son centros donde el pensamiento de la ultraconservadora fundación de Aznar tiene acogida. Ambos centros académicos se caracterizan por sus posturas pro hispánicas, católicas y neoliberales, en contaste con la corriente progresista que se abre paso coincidencialmente ahora cuando se celebra el bicentenario de la emancipación de América Latina.
En Bogotá, Aznar no dijo nada nuevo. Fue reiterativo en su apoyo al cuestionado gobierno de Álvaro Uribe Vélez y resaltó como algo encomiable el acuerdo para que tropas norteamericanas hagan uso de al menos siete bases militares colombianas, lo cual ha sido calificado como una amenaza para América Latina por los gobiernos de esta región.
Con su cinismo característico habló de libertad y de derechos humanos, recibiendo el aplauso de los representantes de lo más retardatario del establecimiento colombiano.
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