Hace mucho tiempo que quedó claro que el bloque de mayor influencia de la oposición exterior siria había unido eficazmente sus fuerzas con una alianza occidental liderada por Estados Unidos y hostil a la resistencia árabe destinada a liberar la tierra ocupada —ya sea de la ocupación israelí o estadounidense.
La mayor parte de estos grupos, para hacer alarde de su patriotismo, solían utilizar contra el régimen la acusación de no querer recuperar el territorio sirio ocupado por Israel.
Pero el viernes, el portavoz del Consejo Nacional Sirio (CNS), Burhan Ghalioun, se vio obligado (y no hay otra explicación para ello) a aclarar la naturaleza de la retribución que le han exigido a la oposición siria sus partidarios estadounidenses, turcos, del Golfo y de Europa.
Ghalioun ha declarado en entrevista para The Wall Street Journal que bajo un nuevo gobierno liderado por la oposición “no habrá ninguna relación especial con Irán... Romper la excepcionalidad de las relaciones significa romper la alianza militar estratégica”. Y añade que “Hizbolá no será la misma tras la caída del régimen sirio”. Describiendo la relación entre el régimen sirio e Irán como “anormal”, Ghalioun ha afirmado que un gobierno dirigido por el CNS se encargaría de supervisar una profunda reorientación de la política exterior siria hacia una alianza con las principales potencias árabes. Siria mantiene su compromiso de recuperar los Altos del Golán de Israel aunque mediante negociaciones en lugar de recurrir al conflicto armado.
¿Qué significado tienen los comentarios de Su Excelencia el Presidente Burhan Pasha?
Explican por qué la palabra “Israel” no se menciona en el programa político publicado por el CNC. Explican por qué dicho programa y buena parte de las declaraciones realizadas por los dirigentes del CNS se centran en la situación interna de Siria considerándola una prioridad ajena a cualquier cuestión regional. Explican por qué se habla en términos generales de la necesidad de reconstrucción política, económica y social siguiendo el patrón de la [alianza del] 14 de Marzo en Líbano —es decir, como lo hacía el derrocado Hosni Mubarak, quien, junto con Zine al-Abidine Ben Ali, solía justificar su política exterior afirmando que situaba los intereses de su país “primero”.
Muy bien. Burhan Pasha nos está diciendo lo que piensan él y un buen número de los que trabajan para gobiernos que pertenecen a la alianza extranjera contra el régimen de Siria. Se oponen a la idea de la resistencia para liberar la tierra y en la práctica quieren lograr la paz con Israel. Lo que nos está diciendo es que son los modelos de Camp David, Wadi Araba, y Oslo los que proporcionan los medios adecuados para hacer frente a la ocupación israelí. En otras palabras, está prometiendo a su pueblo lo mismo que los egipcios, los jordanos y los palestinos han sufrido durante las últimas tres décadas como consecuencia de ese enfoque aislacionista. Se trata de un aislamiento ilusorio que, en la práctica, apunta, como en el caso de la derecha libanesa, a prorrogar la alianza que dirige Estados Unidos para proteger los intereses de Israel en la región.
Burhan Ghalioun quiere decir que el pueblo sirio no concede excesiva importancia a su soberanía, a su independencia, o a su más amplia identidad nacional árabe. Burhan Pasha nos está diciendo que la Nueva Siria querida por el pueblo sirio tendrá como objetivo satisfacer a Estados Unidos en Iraq y en la región, aliviar a Israel de la carga de un Frente del Norte y de los frentes de Líbano y Gaza, y tranquilizar a los Estados del Golfo —con Estados Unidos tras ellos— en dos aspectos: en primer lugar, respecto a su obsesión por la relación que se ha desarrollado entre Irán y Siria. En segundo lugar, respecto a las consecuencias de la inminente liberación de Iraq de las fuerzas de ocupación estadounidenses y de su influencia dominante sobre la toma de decisiones políticas en el país.
No hay necesidad de leer entre líneas lo que Ghalioun ha declarado, como se debería hacer con algunas informaciones, ni añadir ninguna explicación. Ha dejado claro que su organización apartará a Siria de la alianza regional de la que constituye una parte esencial —la alianza que integra a la resistencia y a sus seguidores— y que la situará en otra alianza, la que actualmente está intentando derrocar al actual régimen de Siria. Esta última se opone a la resistencia y se remite a las exigencias de Estados Unidos y de Israel para negar el apoyo a las fuerzas de la resistencia en Líbano y en Palestina. En cuanto al deseo Ghalioun de dirigirse a la “comunidad internacional” para recuperar los Altos del Golán, no hace más que reproducir la música de todos aquellos que buscaban la paz como si fueran suplicantes, y que como tales negociaron acuerdos que han causado la vergüenza y la pobreza a más de cien millones de personas.
Ghalioum también se refería en su entrevista con el diario estadounidense a la relación de su CNS con el Ejército Libre Sirio. Habló de un acuerdo para “que sus operaciones se centren en la protección de civiles y no para realizar ataques ofensivos”. Así pues, ¿podemos esperar explicaciones suyas de lo que está ocurriendo sobre el terreno? Ha llegado a declarar: “No queremos que después de la caída del régimen en Siria haya milicias armadas fuera del control del Estado”. En este aspecto haría bien en considerar la experiencia de Libia durante y después de la caída del tirano Muamar al-Gadafi. A continuación, podría enseñar a sus alumnos cursos sobre Caos creativo en la causa del Califato, del sabio erudito Bin-Belhadj.
Traducción para Rebelión de Loles Oliván
Fuente: http://english.al-akhbar.com/
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