Esta semana se anotó una victoria en el Capitol Hill, sede del Congreso legislativo, en su lucha por imponer sanciones más severas a Irán.
También logró que la mayoría de los legisladores lanzaran advertencias al Gobierno turco del primer ministro Recep Tayyip Erdogan, quien encabezó las críticas contra el Estado judío por el ataque en aguas internacionales contra la flotilla que llevaba suministros humanitarios al asediado territorio palestino de Gaza.
Altos funcionarios del Gobierno del presidente Barack Obama suelen criticar en privado, muchas veces con mordacidad, el comportamiento de Israel, en especial el asalto en alta mar del 31 de mayo en el que murieron nueve activistas turcos, uno de los cuales tenía, además, nacionalidad estadounidense.
Pero son cada vez más reacios a hacerlo en público por temor a que el gobernante Partido Demócrata no logre la mayoría parlamentaria en ambas cámaras del Congreso en las elecciones de mitad de período.
Obama recibirá al Primer Ministro israelí, Benjamín Netanyahu, en la Casa Blanca el 6 de julio con lo que el presidente pretende tranquilizar a los judíos de que el diferendo sobre su política en Jerusalén oriental quedó atrás.
El presidente estadounidense espera que se le devuelva la gentileza y viajar a Israel en octubre, un mes antes de los comicios de noviembre.
Los judíos estadounidenses son el dos por ciento de la población de este país y el tres por ciento de los votantes en la mayoría de las elecciones, pero los principales donantes de las campañas políticas. Su contribución representa 25% del gasto total y hasta el 40% del presupuesto de los candidatos del partido gobernante.
Además, los demócratas suelen considerarlos partidarios incondicionales de Israel y dispuestos a castigar o premiar a los candidatos en función de su política hacia el Estado judío.
"Si un donante tiene apellido judío o es un conocido miembro de la comunidad, se presume que es favorable a la política de Israel y que se ofenderá si se apartan de la política del lobby", indicó M. J. Rosenberg, analista en los años 80 del poderoso grupo de presión Comité de Asuntos Públicos Estados Unidos-Israel (Aipac, por sus siglas en inglés).
Pero si el Gobierno critica duramente a Israel corre el riesgo de despertar a la derecha cristiana, partidarios del opositor Partido Republicano, cuyo apoyo al gobernante Partido Likud en Israel, a la política en Jerusalén Oriental y en los Territorios Palestinos tiene una base principalmente teológica.
Ante la proximidad de las elecciones y las encuestas de opinión que predicen un notorio mejor rendimiento de los republicanos en ambas cámaras, Obama y otros importantes dirigentes demócratas no tienen ningún interés en chocar contra Israel, lo que indica que Aipac y sus aliados aprovechan al máximo su ventaja en el Congreso.
Presionados por el lobby judío, los demócratas aprobaron el lunes sanciones contra las empresas de terceros países que hagan negocios con Irán, sin otorgar a Obama la flexibilidad para implementarlas, como él pretendía, en especial porque apuntan a las de Rusia y China.
La Casa Blanca informó el martes de que espera que se hagan algunos cambios al proyecto antes de promulgarlo, pero el hecho de que la presión del propio Gobierno haya fracasado con altos dirigentes demócratas ya es una victoria importante para Aipac y sus aliados.
La organización se congratuló de las nuevas sanciones.
"Da más esperanza a las medidas políticas y económicas capaces de persuadir a Irán, de forma pacífica, de interrumpir su programa nuclear ilegal antes de que sea demasiado tarde", reza una declaración de la organización divulgada tras la conferencia del comité encargado de reconciliar las distintas, y menos severas, versiones del proyecto aprobado anteriormente por el Senado y la Cámara de Representantes
Otra demostración del peso de la organización, según muchos analistas consideran, 87 de los 100 legisladores, firmaron una carta, respaldada por Aipac, dirigida a Obama para que éste apoye el bloqueo israelí contra Gaza y las medidas del Estado judío para implementarlo, en especial en el episodio contra la flotilla.
La misiva fue divulgada de forma conjunta por el líder de la mayoría del Senado, el demócrata Harry Reid, y el líder de la minoría, el republicano Mitch McConnell.
El contenido repite la descripción de los hechos del 31 de mayo difundido por las Fuerzas de Defensa Israelí.
También "recomienda" que el gobierno "considere" agregar a la Fundación de Alivio Humanitario turca, propietaria de los barcos, a la lista de organizaciones terroristas extranjeras y expresa "dudas sobre Turquía y sus conexiones con Hamás" (Movimiento de Resistencia Islámica), la organización palestina que controla Gaza desde 2007.
Incluso los legisladores más cercanos al lobby judío llegaron a pedir al Gobierno que suspendiera las relaciones militares con Turquía o que tratara de expulsarla de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
La carta "deplora" la resolución del Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que reclama una investigación independiente sobre el ataque israelí contra la flotilla humanitaria.
En un comunicado divulgado este jueves, Aipac aplaudió el respaldo del Senado al derecho de Israel a defenderse y la petición cursada a Obama para que siga apoyando al estado judío en la ONU como hicieron los anteriores presidentes demócratas y republicanos desde la creación de ese Estado en 1949.
La organización también elogió una carta de los líderes de la Cámara de Representantes con las mismas características y suscrita por más de 315 de sus 435 miembros.
* El blog de Jim Lobe sobre la política exterior de Estados Unidos puede verse aquí (http://www.ips.org/blog/jimlobe/).
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