Público es un diario español de centro izquierda. Intenta cubrir el inmenso vacío dejado por El País, cada día más próximo a posiciones de derecha incivilizada. Publican en Público intelectuales socialdemócratas como Vicenç Navarro o Miguel Quintanilla, y personas vinculadas a la izquierda alternativa como Antonio Izquierdo, Gustavo Duch, Jordi Mir, Esther Vivas o Francisco Fernández Buey por ejemplo.
Primera página. Público, 24 de diciembre de 2009. Un primer rectángulo con publicidad del propio diario; un rectángulo mucho mayor informando de uno de los desmanes de ese patrón de patrones llamado Díaz Ferrán, el intelectual orgánico del gran capital español que sostuvo en un programa informativo de televisión que (contengan la risa) la primera preocupación de todo empresario es cuidar el bienestar de sus obreros. Debajo, un rectángulo más reducido da cuenta de un anteproyecto de ley de Industria, ese ministerio en manos de representantes del lobby financiero pronuclear español por el que se pretende legislar que la vida útil de las centrales sea de 40 años ampliables. Finalmente, cinco noticias en rectángulos adosados: un encargo sobre seguridad de Zapatero a un siempre activo Javier Solana (¿no se jubila nunca este atlantista de pro?); un breve sobre el número de presos por violencia de género en cárceles españoles; una noticia, absurda sin más consideración, sobre el ex alcalde de Santa Coloma de Gramenet (“Muñoz sale de la cárcel seguro de que Santa Coloma le apoya”. ¡Qué risa tía Felisa!); una insustantiva información sobre el Barça y las elecciones a su presidencia, y, atención, en tercer rectángulo, un titular sobre Colombia, que remite a la página 10 del interior de Público, donde se afirma: “Degollado por las FARC el gobernador de Caquetá”. Repito por si fuera necesario: degollado por las FARC.
La página 10 se compone de tres apartados. Una breve información sobre la victima, un hacendado del Caquetá; una columna donde se habla de gobiernos y ONG que condenan el crimen: Unión Europea, OEA, ONU, el gobierno francés y la Federación Internacional de Derechos Humanos, ninguna de estas instituciones citan a las FARC en su toma de posición, y finalmente las condenas de Amnistía Internacional y Human Rights Watch. Esta última atribuye el asesinato a las FARC, no se molestan en citar sus fuentes, y Amnistía condena igualmente el asesinato, sin citar autoría, pero recuerda a continuación los civiles secuestrados por las FARC y el ELN.
La parte central es una información firmada por Daniel Lozano, el corresponsal de Público en Caracas. Inicia su artículo dando cuenta del secuestro del gobernador, de las declaraciones de Uribe y señalando que el grupo armado de las FARC “no se ha atribuido de momento el crimen”. (Por cierto, ¿por qué de momento?).
Sigue Lozano con el relato de los hechos que, afirma, “es estremecedor”. Habla de la granada lanzada contra la vivienda del gobernador y de la huída emprendida más tarde por los guerrilleros (¿Guerrilleros? ¿Por qué guerrilleros?). Parecería que Lozano usa fuentes contrastadas pero viene a continuación un entrecomillado en el que se afirma que se incendió el vehículo de Luis Francisco Cuéllar [1] y que más tarde lo degollaron para evitar el ruido de los disparos. ¿De quién son esas palabras que cita el periodista? De la alocución televisiva del presidente Uribe. Ni más ni menos. ¿Merecen algún crédito las palabras de un presidente de tamaña bajura poliética?
Se citan a continuación palabras de uno de los hijos del gobernador. Lo asesinaron, señala, por su incapacidad para caminar en la selva. Los dos siguientes apartados del artículo dan cuenta de secuestros anteriores y de la poca seguridad, y las críticas ante este hecho, que rodeada al gobernador. Lozano finaliza su escrito indicando que con esta acción las FARC retoman la táctica abandonada en 2002.
La cuestión, el punto nodal: ¿qué fuente permite atribuir el asesinato del gobernador a las FARC? ¿Las declaraciones de Uribe? ¿Qué el gobernador fuera secuestrado en anteriores ocasiones por la organización guerrillera? ¿Existe alguna información independiente? ¿Permite todo ello un titular así en primera página? ¿Se puede atribuir por lo sabido, sin más matices, la responsabilidad política de un asesinato que, a todas luces, merece condena? Si no es así, ¿por qué ese titular en un diario de centro izquierda que aspira a la objetividad y veracidad? ¿Cómo se puede editar un artículo con esas asimetrías?
Información o desinformación, ha señalado Pascual Serrano. Esa sigue siendo la cuestión
PS: José Mª Insulza, el secretario general de la OEA que tanto coraje ha mostrado en el combate contra el golpe de Estado en Honduras, después de expresar su más enérgica repudio por lo ocurrido, ha declarado: “Este acto de atrocidad y barbarie merece el rechazo de la comunidad internacional que apoya a Colombia en sus esfuerzos por lograr la paz”. Hay veracidad y sentimiento en una declaración que merece apoyo.
Notas:
[1] Uno de los hijos de Cuéllar fue asesinado durante una acción armada en una de sus fincas. La Fiscalía colombiana le investigaba tras las acusaciones de paramilitares colombianos: vinculaban al hijo del gobernador Cuéllar con la guerrilla colombiana.
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