Sin embargo la niebla de una guerra cercana sigue siendo impenetrable. ¿Qué se propone realmente la OTAN en Siria?
Ya ha sido establecido (vea “La guerra en las sombras en Siria”, Rebelión, 2 de diciembre de 2011) que la OTAN había instalado un centro de comando y control en la provincia Hatay del sur de Turquía – donde comandos británicos y los servicios de inteligencia franceses están entrenando al sospechoso Ejército Siria Libre (FSA, por sus siglas en inglés). El objetivo: fomentar una guerra civil que afecte el norte de Siria.
Ahora llega la confirmación, a través del sitio en la red de la ex denunciante del FBI de EE.UU., Sibel Edmonds, de que podría haber en efecto un movimiento de pinzas involucrando a Jordania. [1]
Edmonds cita fuentes locales según las cuales “cientos de soldados que hablan lenguajes que no son árabe” han estado “moviéndose entre… la base aérea Rey Hussein en al-Mafraq” y “aldeas jordanas adyacentes a la frontera siria”.
Edmonds sostiene que los medios estadounidenses no informan de nada al respecto por una orden mordaza desde arriba que en teoría expiró este martes. Y no tratéis de preguntar al respecto al rey Abdullah de Jordania.
La base de al-Mafraq está prácticamente al otro lado de la frontera desde Dar’a. Recientemente ha habido mucha actividad en Dar’a – un epicentro del movimiento contra el presidente Bashar al-Assad. En lo que respecta a la agencia noticiosa siria Sana, fuerzas de seguridad han sido muertas rutinariamente por “bandas terroristas”. Para los “rebeldes” son desertores patrióticos del ejército que atacan líneas militares de aprovisionamiento.
El plan B de ataque
Al adoptar este movimiento de pinzas, la OTAN en Siria está diversificando activamente a una estrategia de Iraq en los años noventa: someter a Siria a un prolongado estado de sitio antes de terminar por decidirse a atacar.
Sin embargo, por mucho que la OTAN suplique a Alá por lo contrario, Siria no es Libia. Es mucho más pequeña y compacta, pero más poblada y con un verdadero ejército probado en la batalla. Aparte de estar inmensamente enemistados por el actual eurodrama, los británicos y la ex potencia colonial Francia han calculado que tienen todo que perder en lo económico si se involucran en la demencia de una guerra convencional.
Los incondicionales de la oposición siria –el Consejo Nacional Sirio (CNS)– son un chiste. En su mayoría son de la Hermandad Musulmana, con algunos kurdos. El líder, Burhan Ghalioun, es un oportunista exiliado en París con credibilidad cero (para el sirio promedio) aunque en una reciente entrevista con el Wall Street Journal hizo todo lo posible por apaciguar al lobby de Israel (no más vínculos con Irán, no más apoyo a Hizbulá en el Líbano y a Hamás en Gaza).
El FSA afirma que tiene15.000 desertores del ejército pero está infestado de mercenarios y lo que numerosos civiles sirios describen como bandas armadas. El CNS, teóricamente, se opone a las guerrillas. Pero eso es exactamente lo que el FSA practica activamente, atacando a soldados sirios y oficinas del partido Baaz.
La táctica esencial del CNS es por el momento promover ante la opinión pública occidental la idea de una pesadilla “potencial” al estilo libio de una inminente masacre en Homs. No hay muchos que la acepten – aparte de los usuales, estridentes, sospechosos de los medios corporativos. Aunque ambos están basados en Estambul, el CNS y el FSA no parecen capaces de ponerse de acuerdo; se parecen a una versión letal de Los Tres Chiflados.
Luego está la Liga Árabe, que actualmente está controlada por Los Ocho Títeres: las seis monarquías del CCG (Consejo de Cooperación del Golfo, también conocido como Club Contrarrevolucionario del Golfo) más los miembros “invitados” del CCG, Marruecos y Jordania. Los títeres son subcontratistas del Gran Medio Oriente de la OTAN con esteroides (humanitarios). Nadie, sin embargo, pregunta dónde estuvieron esos títeres cuándo Beirut y el sur del Líbano fueron destruidos en 2006, y cuando Gaza fue destruida en 2008 – en ambos casos por Israel. Los títeres no se atreven a cuestionar los derechos divinos del eje EE.UU./Israel.
Las tácticas de la OTAN en Siria han sido claras como el agua desde hace tiempo. Francia, bajo el liberador neonapoleónico de Libia, presidente Nicolas Sarkozy, se concentra en acelerar la escalada. Al mismo tiempo, París trata de posicionar el crecimiento de la Hermandad Musulmana en todo el mundo árabe como un interés estratégico occidental – como para limitar la influencia iraní.
Y a continuación tenemos el continuo bloqueo económico – imposible sin la cooperación de Iraq (no la habrá), el Líbano (no la habrá), y Jordania (podría tener lugar, pero en detrimento de Jordania).
El verdadero sueño húmedo de la OTAN es llevar a Turquía a que haga el trabajo sucio. En su irremediable bancarrota, los países de la OTAN –incluido EE.UU.– simplemente no pueden lanzar otra guerra en Medio Oriente que haría subir por las nubes los precios del petróleo.
Lo que la OTAN no puede concebir es la posibilidad de que una guerra sectaria suní-chií vuelva a estallar en Iraq. En ese caso, el único refugio seguro sería Kurdistán iraquí. Y eso fortalecería la unidad kurda – de Iraq a Siria, de Turquía a Irán. Turquía tendría en ese caso problemas más pertinentes que embrollarse en una guerra en Siria.
El doble juego de Turquía
A pesar de todo, el gran imponderable en ese complejo tablero de ajedrez es Turquía, – como ser en lo que pasó precisamente con su tan aclamada política de “cero problemas con nuestros vecinos”, imaginada por el ministro de exteriores Ahmet Davutoglu.
Frente a la impotencia de Riad, y con El Cairo convulsionado, Ankara parece haber monopolizado el manto del liderazgo suní – o el papel de guardián de la ortodoxia suní enfrentando a esos herejes chiíes, sobre todo de Irán (pero también en Iraq, los alauís en Siria e Hizbulá).
Al mismo tiempo, para complacer a la OTAN y a EE.UU., Ankara permite el despliegue de la defensa de misiles en su territorio – que se dirige no solo contra Irán sino sobre todo contra Rusia. Para no mencionar que Ankara alberga el deseo prohibido de “solucionar” permanentemente la cuestión kurda estableciendo una zona autónoma en territorio sirio.
Y Ankara también quiere ganar dinero; en Libia ganaron los intereses petroleros británicos y franceses, mientras los perdedores fueron los italianos y los turcos. Pero hasta ahora Turquía también está perdiendo, especialmente en la provincia Hatay, cerca de la frontera siria, ya que un acuerdo de libre comercio entre ambos países ha sido anulado.
Para desesperación de Occidente, el régimen de Assad está lejos de ser estrangulado. Para contrarrestar el pesado paquete de sanciones de la Liga Árabe y Turquía, el régimen ha acelerado el comercio con China – mediante el trueque y dejando de lado el sistema financiero internacional.
No es sorprendente que Washington esté adoptando una actitud a largo plazo. Ha vuelto a enviar a Damasco a su embajador Robert Ford –ex asistente del siniestro ex desestabilizador de Nicaragua, John Negroponte, cuando fue embajador en Bagdad, y actual entusiasta de la contrarrevolución de la Casa de Saud.
Ford tendrá mucho tiempo para intercambiar correos electrónicos con una oposición siria totalmente comprometida con la ex potencia colonial Francia. Hablando de un festival de títeres: éste grabará su propio nicho en los anales de la infamia en Medio Oriente.
Nota
1. El informe está aquí. Una entrevista con el periodista sirio Nizar Nayouf está aquí.
Pepe Escobar es autor de Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War (Nimble Books, 2007) y de Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge. Su nuevo libro, recién aparecido, es Obama does Globalistan (Nimble Books, 2009).
Contacto: pepeasia@yahoo.com.
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Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Fuente: http://www.atimes.com/atimes/
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