El jefe del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Yukiya Amano, confirmó las recientes afirmaciones de WikiLeaks de su intensa lealtad a EE.UU., al viajar a Washington antes de la muy esperada publicación de su nuevo informe sobre Irán.
Aunque los detalles de la consulta de Amano con círculos importantes de Washington siguen siendo confidenciales, la avalancha de especulación mediática sobre el contenido de su próximo informe del 9 de noviembre, incluyendo detalles de un apéndice que sugiere la existencia de actividad de proliferación nuclear de Irán en un complejo militar en Teherán, no deja dudas de que el organismo atómico de las Naciones Unidos está totalmente ligado a la intención de EE.UU. y de sus aliados occidentales e israelíes de aumentar la presión sobre Teherán para que ceda respecto a sus actuales actividades nucleares, o se enfrente a calamitosas consecuencias.
Iran ha enfrentado varias vueltas de sanciones de
El mundo no ha oído semejante ruido ensordecedor respecto al informe del OIEA sobre un país desde 2002-2003, cuando los funcionarios estadounidenses mintieron intencionalmente a la comunidad mundial respecto a la amenaza de las armas de destrucción masiva de Iraq. Una comparación casual de la retórica oficial de Washington de entonces y de ahora, respecto a Irán, revela un fuerte parecido que debería causar escalofríos en su tumba a George Orwell.
Irán se ha quejado oficialmente a
Como de costumbre, una sensacional campaña de desinformación sobre Irán está claramente en vías de ejecución, con la exageración de los medios noticiosos occidentales respecto a un “contenedor de acero del tamaño de un autobús” construido supuestamente para probar altos explosivos, que podría resultar para armas convencionales. El otro ítem en la agencia noticiosa es la “información expandida” de que Irán ha jugado con modelos de ojivas nucleares de ordenador.
Es música para los oídos de Tel Aviv, en vista de la intensificación de la retórica belicista de algunos dirigentes israelíes, que parecen estar posicionándose en un modo de “ataque a Irán”.
El ministro de Exteriores iraní Ali Akbar Salehi acusó al OIEA de ceder a la presión de EE.UU. para presentar acusaciones contra Irán. “Irán ya ha respondido a los supuestos estudios en 117 páginas. Hemos dicho una y otra vez que se trata se falsificaciones similares a billetes falsos”, dijo Salehi el sábado a los periodistas en Teherán. “El OIEA no debería actuar bajo presión… El tema nuclear de Irán no es técnico o legal. Es un caso totalmente político”, dijo Salehi.
El informe del OIEA podría ser la evidencia final que necesitan los israelíes antes de lanzar sus misiles contra las instalaciones nucleares de Irán, sin que tenga que ver con que el OIEA sea culpable o no de adoptar como hecho la evidencia fabricada por ciertos servicios de inteligencia.
El OIEA no tiene medios independientes de corroborar la masa de información que recibe de otras naciones. Esto fue admitido explícitamente por el predecesor de Amano, Mohammad ElBaradei, quien puso repetidamente en duda la autenticidad de la denominada “inteligencia sobre Irán”. Parece que Amano no tiene el celo de su predecesor por la independencia requerida para atreverse a cuestionar las perspectivas occidentales sobre Irán.
Según una fuente bien ubicada en Washington, que no quiso ser identificada, la verdadera intención de Israel no es la guerra, sino más bien acelerar las sanciones contra Irán, en particular por el Congreso de EE.UU., que está considerando sanciones energéticas y otras semejantes. Si fuera así, Israel está desempeñándose bien, a pesar de que su fanfarronada puede salirle por la culata la próxima vez, especialmente porque los iraníes han advertido a Israel de consecuencias muy graves si ataca a su país.
Para tener éxito, un ataque israelí contra Irán tendría que atacar docenas de lugares, algunos dentro o cerca de áreas pobladas, lo que simplemente significa una alta probabilidad de muchas víctimas civiles. Eso provocaría un tsunami de cólera popular iraní que por su parte impulsaría a los dirigentes políticos a reaccionar con la mayor dureza posible contra los intereses israelíes y estadounidenses. Es casi seguro que el conflicto se extendería al Golfo Pérsico y afectaría negativamente el flujo de petróleo de la región.
“Irán puede cerrar el Estrecho de Ormuz prácticamente en cualquier momento, y eso detendría la exportación de unos 6 millones de barriles de petróleo que se embarca a diario desde la región”, dice un profesor de ciencias políticas de
Kaveh L Afrasiabi es doctor y autor de “After Khomeini: New Directions in Iran’s Foreign Policy (Westview Press). También es autor de “Reading In Iran Foreign Policy After September
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Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Fuente: http://www.atimes.com/atimes/Middle_East/MK08Ak01.html
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